Los mares mexicanos están a merced de los grandes industriales, del crimen organizado y de los depredadores del medio ambiente. Urge que el Estado mexicano voltee hacia lo que pasa más allá de las playas
Twitter: @eugeniofv
Terminó la veda de camarón en el Pacífico y el Golfo de California y las grandes naves salieron a todo motor desde los puertos de Sinaloa, principalmente. También zarparon las embarcaciones pequeñas de todo el litoral occidental mexicano, de Guerrero, Chiapas, Oaxaca, Nayarit. El titular de la Comisión Nacional de Pesca (Conapesca), Octavio Almada, dio el banderazo de salida y celebró en arranque de otra temporada pesquera, aunque esta fecha haya estado marcada por dos malas noticias: el presupuesto que se acaba de solicitar para el organismo pesquero en el Proyecto de presupuesto de egresos de la Federación sigue siendo terriblemente insuficiente y el país sigue sin contar con una muy urgente norma de trazabilidad.
Conapesca en un inicio estuvo adscrita a lo que hoy es la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales pero —en lo que supuso una terrible concesión de Vicente Fox a los grandes industriales del sector a costa de la naturaleza y del futuro de todos— en 2000 salió del sector ambiental para quedar adscrita al sector agropecuario. Esto, sin embargo, no alivió sus problemas ni la hizo más justa.
Uno de los principales desafíos que ha enfrentado la dependencia es un presupuesto crónicamente insuficiente que, además, hasta hace muy poco se iba principalmente en apoyar a los grandes industriales del sector pesquero. A los pequeños pescadores, los de bajura, los que hacen el menor daño en su trabajo, se les trataba con subsidios asistenciales. Aunque ha habido algunas mejoras en la materia y los programas del sector parecen ser menos regresivos, el hecho es que el presupuesto sigue destinado principalmente a subsidios y transferencias, no a la inversión en capital social, al acompañamiento técnico ni a la apertura y gestión de mercados.
Para colmo de males, el presupuesto sigue siendo bajísimo, en algo que sí ha empeorado en esta administración. El presupuesto que ejerció Conapesca este año y el que el Ejecutivo federal propuso a la Cámara de Diputados son cuarenta por ciento menores de lo que se ejercía en 2015, hasta rondar los 2 600 millones de pesos. Además, según el análisis que ha realizado la organización Causa Natura, se ha eliminado el rubro correspondiente a las inversiones públicas.
El abandono del sector pesquero por parte del gobierno se nota en muchas otras cosas. Como se dijo antes en estas líneas, el titular de Conapesca, Octavio Almada, llegó a la dependencia sin saber nada del mar. Además, las políticas públicas y el cumplimiento mismo de la ley se han postergado, en lo que supone una actitud inercial ante una situación que parecía insostenible.
Uno de los temas más urgentes en la materia es el que Arturo Contreras, compañero en Pie de Página, puso sobre la mesa en la conferencia mañanera del presidente López Obrador de este lunes. Se trata de la urgencia de que Conapesca termine de elaborar, consultar y publicar una norma de trazabilidad que nos permita a los consumidores saber que lo que consumimos es legal, y que permita trazar su origen para asegurarse de que lo que compramos es, efectivamente, lo que nos están prometiendo y no, como decía el propio presidente en la mañana, nos prometan tilapia cuando pedimos huachinango. El grueso del camino está andado y lo que falta es un mínimo esfuerzo de Conapesca. Esperemos que ahora se convenzan de hacerlo.
Los mares mexicanos están a merced de los grandes industriales, del crimen organizado y de los depredadores del medio ambiente, tanto en tierra como en el mar. Urge que el Estado mexicano voltee hacia lo que pasa más allá de las playas y vea que el mar aporta mucho más que turismo: nos da proteínas, servicios ambientales, belleza. Gobernarlo requiere más que promesas en la mañanera: requiere de presupuestos, de políticas distintas que vaya al fondo de sus problemas, de inversiones públicas en capital social, en mejores normas, en mercados más transparentes.
Consultor ambiental en el Centro de Especialistas y Gestión Ambiental.
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