La reapertura de la Plaza México y las protestas que la acompañaron reactivaron un debate añejo y polarizado en nuestro país: ¿Deberían prohibirse las corridas de toros? ¿Quién aviva el debate, y por ende, la polarización?
Texto: Alejandro Ruiz
Foto: Andrea Murcia / Cuartoscuro
CIUDAD DE MÉXICO. -Todas las portadas del 29 de enero muestran una Plaza México a punto de reventar, o a un torero clavando las banderillas al toro. Algunas, a grupos de activistas protestando frente a la Plaza, bañados en sangre, gritando ¡Tortura!
Las imágenes del periódico son tan solo un reflejo de la polarización, y también de una disputa política. Esto, por la suspensión provisional que un Tribunal de la Ciudad de México otorgó al gobierno capitalino para evitar prohibir las corridas de toros mientras se resuelve un amparo promovido por animalistas.
La discusión, atravesada por las costumbres, aficiones y activismos, parece estar en un callejón sin salida, y cada vez adquiere un tono más de confrontación, sin puntos medios o matices.
¿Puede haber diálogo entre dos posturas que son aparentemente irreconciliables, y que además están avivadas por un debate mediático?
Para responder, en Pie de Página dialogamos con la socióloga Edurne Uriarte, quien aventuró un par de reflexiones al respecto.
Edurne reflexiona que el debate actual tiene que ver con un tema complejo: el bienestar animal.
“En la opinión pública el debate se traslada a pro toros, y anti toros, y así es como los medios también lo están manejando: ‘O estás con los toros o estás en contra’”.
En el debate, precisa la socióloga, también se muestran las posiciones políticas de los medios de comunicación que han dado cobertura al tema, y que de alguna forma se extrapolan a la sociedad.
“Los medios protaurinos, que suelen ser medios de derecha, son medios que enaltecen, exaltan y promueven las corridas de toros, y son muy poco críticos sobre el tema, que sí tiene muchas cosas criticables. Y lo que sucede con los medios de las corrientes más cercanas a la izquierda es que son completamente antitaurinos, y entonces ahí tenemos un problema porque lo que sucede es que no podemos salir discursivamente de esa dicusión.
“Pareciera entonces que, de alguna manera, tener una posición no antitaurina parece automáticamente una posición pro taurina, y no, es simplemente que la conversación está acotada mediáticamente en redes sociales, en este debate animalista y antiespecista, y de ahí no podemos salir”.
Para Edurne, enfrascar el debate sobre la afición a corrientes políticas deja de lado la escucha y los puntos medios de diálogo y construcción de propuestas.
“Desde la izquierda necesitamos tener ese debate, pero posicionándonos desde la izquierda, porque en el momento en el que yo digo que no soy antitaurina, automáticamente me parezco a Gabriel Quadri, y eso no es necesariamente así. Yo cuando digo que no soy antitaurina, no me estoy identificando ni con Quadri, ni con los comentaristas de toros de Televisa y de Radio Fórmula; pero la discusión en la izquierda está tomada por el antiespecismo y el animalismo, y ellos lo que proponen es que este concepto de bienestar animal automáticamente recae en el tema de maltrato hacia los toros, y de ahí no sale la discusión”.
Desvíar el fondo de este debate, y simplificarlo, explica Edurne, podría recaer en posturas prohibicionistas que afecten directamente a los usos y costumbres que están en riesgo en una urbe como la Ciudad de México.
“La discusión, como la estamos manejando ahorita, se se exalta todavía más con la reapertura de la Plaza de toros de la Ciudad de México. Cuando hablamos de la Plaza de toros de la ciudad de México, estamos hablando de un sector social, de una vida urbana que es la nuestra.Todos estamos involucrados, no hay una diferencia entre el otro y nosotros, y entonces termina en que no hay un derecho de los taurinos de ser una cultura. Ese límite sí lo tenemos con las comunidades indígenas, y podemos comprender que existen usos y costumbres en las comunidades indígenas porque hay un hay una delimitación mucho más clara de ese nosotros y ese ellos”.
Esta condición urbana, apunta la socióloga, hace que el debate se impregne de las causas propias de la ciudad, y niega otro más profundo que tendría que vincularse con el goze de otros derechos.
“Lo que yo veo es que en la plaza de toros, o lo que ocurre alrededor de la plaza de toros, es también un fenómeno urbano de defensa de los toros que lo estamos emprendiendo exactamente igual que como peleamos para los derechos de los gatitos ferales, o de nuestras mascotas o contra el maltrato de de los animalitos. Estamos defendiendo todo igual, pero con los toros ocurre algo distinto: no somos parte de ese fenómeno, pero luchamos en contra porque no lo queremos entre nosotros. Entonces, muchas veces, las disposiciones que obtienen estas luchas terminan en que los toros no estén en la tele, que no hagan espectáculo, y que nadie se entere. Si suceden esas tres cosas (que exactamente es lo que sucede con las peleas de perros, o con las peleas de gallos) entonces no pasa nada, no habría semejante batalla.
“¿Hasta qué punto tendríamos este mismo debate si los toros no se televisarán? ¿Si no estuviera Televisa de por medio? ¿Si no hubiera periodistas de Radio Fórmula?”
La responsabilidad del periodismo en el debate es fundamental, perolos intereses que tienen las grandes corporaciones mediáticas en el tema lo ha empantanado.
Edurne reflexiona al respecto:
“Yo siento que a los medios de comunicación les faltan guiar un poco a la lectura ciudadana, y enfocar distintos ángulos posibles. No ser antitaurino, no significa que voy a ir a defender la plaza de toros, Pero sí significa que no comparto esa visión activista que dice que a los que le gusta son criminales, asesinos y que les encanta el salvajismo. Eso no es así. Si tú te acercas a compartir con la comunidad taurina te vas a encontrar que todos son personas tan normales como todos nosotros. Personas con hijos, con nietos, y con valores y con ética en muchos niveles parecidos a los que todos tenemos digamos en general. Justo ahí es donde no se puede dialogar, y los medios no ayudan en nada”.
Para la socióloga, es urgente replantear las agendas de los medios y volver el debate más ciudadano, y menos cargado de activismo. Es decir: que los medios se vuelvan un espacio donde se deliberen propuestas razonables, y la opinión de la gente.
“Si manejáramos los temas en la prensa como si fuesen alguna consulta del presidente, por ejemplo, donde se abordara cuáles son las dudas, las inquietudes o las guías que pueden ayudar a que una persona tome decisiones, o que se haga consciente de su posición ética sobre los animales, eso estaría muy bien. También, siento que tenemos que encontrar la forma de nuevamente hablar de los animales desde la izquierda, eso para mí tendría que ser lo principal, para que cuando hagamos un debate, estemos hablando dentro de un grupo con el que nos reconocemos, o con el que nos sentimos afines, O sea, desde este universo donde los animales sí tienen derecho a un bienestar en nuestra sociedad”.
Edurne concluye:
“Hay que abandonar el prohibicionismo y nuevamente traer al frente la necesidad de dialogar, porque sí soy antiespecista, y hoy peleo la batalla de los toros y la gano, pues después voy a ir por la de los perros, la de las gallinas, y tengo todo el poder y toda la autoridad ética para ir por por las gallinas de los chamulas, por los toros de los wixárikas. Entonces, lo que estamos generando es una línea única de lo que entendemos sobre nuestra relación con los animales, y creo que eso se debe problematizar, que no debe ser así”.
Periodista independiente radicado en la ciudad de Querétaro. Creo en las historias que permiten abrir espacios de reflexión, discusión y construcción colectiva, con la convicción de que otros mundos son posibles si los construimos desde abajo.
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