Desde que tenemos memoria, no recordamos otra época en la que la soledad y el distanciamiento hayan sido útiles para la humanidad y por eso, nuestra conciencia se divide entre las reglas que hay que respetar y la necesidad del corazón que quiere encontrarse con el otro, abrazarlo, encontrar consuelo
Tw: @cynthiaitalia
En una de las últimas juntas que tuve con las maestras de mis hijos, siempre a distancia y a través de la computadora, dijeron una frase que se me quedó grabada: la escuela ha cambiado y no volverá a ser igual.
Antes de que reflexionara sobre todo lo que se ha transformado en estos meses a raíz de la pandemia, y sin saber exactamente a qué se referían, me sentí triste y de inmediato me vinieron a la mente las fotos de antes y después de los salones de los niños: Dibujos colectivos, risas espontáneas con los compañeros de banca y desde este ciclo escolar, todos separados por al menos un metro de distancia .
Primer cambio que, sin exagerar, sí marca una época, aunque claro, ellos son de los afortunados que pueden ir a la escuela porque aquí en Italia, todos los niños de primaria y preescolar asisten a clases presenciales desde que en septiembre comenzó el nuevo ciclo escolar, privilegio del que no gozan los estudiantes de los grados sucesivos.
En todas las fotos que mandan sus maestras a los grupos de madres y padres de familia sobre sus actividades cotidianas, se ven sus caritas a la mitad, porque la otra mitad está cubierta siempre por el cubrebocas, ese elemento que se ha vuelto indispensable para poder salir de casa y que antes de cerrar la puerta, alguien pregunta: “¿dónde está tu cubrebocas?”, porque al menos aquí, es un error imperdonable no llevarlo consigo, pues en ningún lugar se permite entrar sin este accesorio que, según yo, llegó para quedarse.
Desde que tenemos memoria, no recordamos otra época en la que la soledad y el distanciamiento hayan sido útiles para la humanidad y por eso, nuestra conciencia se divide entre las reglas que hay que respetar y la necesidad del corazón que quiere encontrarse con el otro, abrazarlo, encontrar consuelo.
Este 21 de diciembre se cumplirán en Italia diez meses que millones de estudiantes no pisan un aula de clases por el miedo que hay de que uno y otro se acerquen y comiencen a amenazar el espacio vital de cada quien.
Sin embargo, diversos estudios demuestran que la segunda ola del coronavirus no es culpa de las escuelas.
El más reciente, realizado por un grupo de investigadores que cruzó datos del Ministerio de Educación, bases de datos del Instituto Superior de Salud y regionales del 14 de septiembre al 7 de noviembre indica que en el 97 por ciento de las escuelas italianas, donde asisten 7.3 millones de estudiantes y 770 mil profesores, la incidencia de positivos entre los estudiantes es menor que en la población general.
Si el promedio es de 108 sobre 10 mil, en las escuelas primarias y secundarias es de 66 sobre 10 mil, mientras que en las escuelas secundarias 98 de 10 mil. De hecho, en los niveles educativos más bajos, la incidencia de nuevos positivos fue en promedio un 38.9 por ciento más baja que el resto de la población en todas las regiones (excepto Lazio) mientras que en el caso de las escuelas secundarias fue «solo» del 9 por ciento , excepto en tres regiones (Lazio, Las Marcas y Emilia Romagna).
Entre el personal docente y no docente, la incidencia fue dos veces mayor que la observada en la población general (alrededor de 220 de cada 10 mil) debido a que el número de hisopos realizados es muy alto. De hecho, la cantidad de exámenes por institución por semana ha variado en promedio de 7 en el jardín de niños a 18 en la escuela secundaria, con varias escuelas haciendo más de 100 exámenes en una semana durante el seguimiento.
Su estudio también calcula cuántos nuevos brotes (es decir, la infección de dos o más contactos escolares cercanos) se identificaron en el periodo comprendido entre el 23 de noviembre y el 5 de diciembre entre estudiantes y maestros de jardines de infancia, escuelas primarias y secundarias.
Pues bien, los datos muestran que ante un elevado número de pruebas que se realizan cada semana, se encuentran brotes en menos del 7 por ciento de las 13 mil escuelas analizadas en las dos semanas, una muestra de casi un millón de alumnos.
De hecho, menos del 1 por ciento de todos los hisopos realizados después de un positivo en la escuela fueron positivos. Entonces, los científicos se preguntaron si la apertura de escuelas había favorecido el aumento de la tasa de transmisión y la respuesta es NO.
También en este caso, según el estudio, los incrementos en el índice de RT no se correlacionan con la apertura de escuelas, al contrario: en algunas regiones donde las escuelas han abierto antes, el RT ha aumentado más tarde que en las regiones donde las escuelas han abierto más tarde y viceversa.
Los datos internacionales, explican los investigadores, van en la misma dirección: la OMS dice que se han reportado pocos brotes en las escuelas desde principios de 2020, y que la mayoría de las infecciones reportadas en los estudiantes se han adquirido en el hogar, y que en eventos de agrupaciones escolares en general, el virus fue introducido por una persona adulta.
Estos datos, concluyen los expertos, indican que las escuelas son seguras y que los estudiantes no son una cuenca de virus.
“Los niños se infectan e infectan menos que los adultos pero son los que, con las escuelas cerradas, pagan más, de manera desproporcionada, por las medidas de contención del virus – concluyen los investigadores en Italia.
Un reciente estudio holandés muestra, por ejemplo, que con dos meses de educación a distancia hay una reducción del 20 por ciento en el aprendizaje escolar con respecto a años anteriores, que se convierte en un 50 por ciento para los estudiantes con padres no graduados…
Después de muchas dudas y muchos intentos por seguir con las actividades esperando el buen juicio de las personas, en Italia estamos a unas horas por regresar a un confinamiento general para intentar, otra vez, controlar los contagios en los días de Navidad y Año Nuevo, otro cambio que nunca ni siquiera llegamos a imaginar pero necesario si queremos dar la oportunidad a estos millones de estudiantes de poder regresar finalmente a clases.
La situación, lo sabemos, no es fácil, pues mientras las autoridades siguen discutiendo sobre cuál será el mejor momento para hacerlo, los maestros, cansados de la llamada Didáctica a Distancia, han comenzado a saltar del barco.
En Lombardía, una de las regiones más golpeadas por la pandemia a nivel global, ya son casi 5 mil los maestros que decidieron adelantar su jubilación, pues muchos confiesan un grande estrés por las clases a distancia, es decir, no sólo para los estudiantes este año ha sido un caos.
La convivencia con el virus no ha sido tampoco fácil, pero sin escuelas será cada vez peor.
Periodista mexicana radicada en Italia, donde ha sido corresponsal para varios medios. Autora del libro Contacto en Italia. El pacto entre Los Zetas y la '
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