El primer amparo en contra de la construcción del Tren Maya fue aprobado hace 12 días. Sus promoventes objetan que la consulta no se llevó a cabo de la mejor manera, por lo que pidieron la suspensión del proyecto. La suspensión es temporal y tendrá que atender la resolución de un juicio que podría tomar meses
Texto: Arturo Contreras Camero
Foto: Martín Zetina/ Cuartoscuro
Un amparo suspendió la aprobación y cualquier acto de ejecución del Tren Maya. Lo anterior por un amparo interpuesto por comunidades indígenas del municipio de Calakmul, en Campeche.
El juzgado primero de distrito de Campeche acordó conceder la suspensión provisional “para que las cosas se mantengan en el estado en que se encuentran”, por lo que el pasado 14 de enero el Poder Judicial de la Federación dio la orden de suspensión.
Las comunidades indígenas ch’ol y mayas peninsulares, representadas por el Consejo Regional Indígena y Popular de Xpujil (Cripx) se quejaron por la manera en la que se llevó a cabo la consulta sobre el Tren Maya, por lo que el pasado 6 de enero presentaron su amparo.
“Sus formas y modos no fueron acordes con las formas de deliberación y toma de acuerdos de las comunidades”, asegura Romel González, miembro y fundador del Consejo Regional Indígena de Xpujil. “La consulta tampoco se realizó de buena fe y no fue culturalmente adecuada”, añade.
Su principal crítica es que el Fondo Nacional de Fomento al Turismo, Fonatur, y el Instituto Nacional de Pueblos Indígenas, INPI, no siguieron ningún protocolo para llevar a cabo la consulta. También, que en muchos casos no se consultó a todo el pueblo sino solo a los representantes ejidales.
“Se hizo con manipulación y mala onda. De mala fe. Si tú lees su protocolo, hasta abajo, casi casi como en letras muy chiquitas se lee: ‘en el caso de que una comunidad solicite una consulta más específica, nos lo hagan saber’ ¿Cómo va a saber la gente que tiene ese derecho?”, dice al respecto Romel González.
“Ese día que vinieron a hacer la consulta les preguntamos si habían hecho alguna vez una consulta. Nunca habían hecho nada parecido. No tenían experiencia haciéndola. Además. si el gobierno es juez y parte, pues obviamente es una consulta a modo”, añade.
Después de la aprobación de este amparo, y de la suspensión temporal, se tendrá que abrir un juicio, y dependiendo de los resultados de ese juicio la suspensión se podría hacer permanente o levantarse. Romel no tiene un estimado de cuánto podría durar este juicio, pero asegura, podría llevar meses.
El amparo denuncia que la consulta se llevó a cabo sin cumplir con los estándares internacionales que marca el Convenio 169 sobre autodeterminación de los pueblos indígenas de la Organización Internacional del Trabajo.
Horas después de que el Cripx diera a conocer su amparo, el titular de Fonatur, Rogelio Jiménez Pons aseguró que no se les ha notificado de ninguna suspensión. Desde hace meses, el titular ha negado la existencia de otros amparos.
En otros puntos de la península de Yucatán se han promovido amparos como éste, sin embargo, de acuerdo con Romel González no se han sostenido porque no hay gente que firme los reclamos. No hay personas que los hayan sustentado.
El 19 de noviembre del años pasado, el presidente López Obrador aseguró que si empezaban a llegar amparos en contra de la construcción del tren, prefería no empezar la obra, porque se iría atrasando y su gobierno la dejaría inconclusa.
“No quisiera yo, se los digo así con toda franqueza, que por mezquindades empiecen a llover los amparos y se detenga la obra y que no la terminemos en tres años y que termine yo el gobierno y se quede la obra a medias. ¿Saben qué? Si es así, mejor no la inicio, porque yo no voy a dejar una obra inconclusa”, aseguró en ese entonces.
“La suspensión es en función de todo lo que viene del proyecto”, explica Romel González, “No solo de la consulta. Es decir, no suspende sólo la decisión de la consulta, sino todo el proyecto”. El dictamen es un reflejo del sentir de la comunidades de Xpujil, que está en contra de todo el proyecto.
“No es oponerse por oponerse, es como si estuvieran pensando por nosotros, de qué queremos. Es una actitud totalmente paternalista. Por lo que nos están ofreciendo es como si dijeran: ‘a ver, yo te vengo a traer desarrollo, y tú haces como yo te digo’. No es una acción correcta de mirarnos como sujetos públicos de derecho”. Se escucha la voz fuerte y sonora de Romel, quien habla en entrevista telefónica.
Él asegura, que los beneficios que traerá el tren parten de imaginarios del gobierno federal que no son científicos ni racionales.
Si bien por Xpujil, un pueblo elevado a cabecera municipal apenas en 1996, cuando se creó el municipio y la reserva de la biósfera de Calakmul (de unas 724 mil Ha) no tiene un trazo ferroviario que se recupere para el paso del proyecto federal, sí cuenta con una autopista, que es por donde podría pasar el tren.
El problema, dice Romel, es que el paso de una vía ensancharía el derecho de vía de la carretera, lo que presentaría uno de varios problemas: o se destruye montes y selvas, o se desplaza a varias personas del pueblo o se afecta la zona arqueológica.
“Hay una serie de contradicciones porque no nos cabe en la cabeza cómo es que están pensando. ¿Tú crees que va a pasar un tapir, un saraguato (mono aullador) o un tigre por ahí? Puede que genere un gran conflicto, porque va a destruir todos los atractivos que viene la gente a ver, así para qué queremos un tren”.
Hasta hace 20 años, este pueblo no tenía luz. Aún hoy sus habitantes captan agua a través de juagueyes y aljibes y que ni siquiera tiene un basurero municipal. Sin embargo, a partir de 1996, cuando se creó el municipio de Calakmul, su población empezó a crecer.
Hoy, parece un pueblo flotante, que entre semana se llena de estudiantes que atienden a una de sus tres universidades o a los burócratas del gobierno municipal que vienen a trabajar. Incluso, la explosión demográfica fue tan súbita que servicios como el de salud, no se le ha podido emparejar. “Los hospitales no solo carecen de medicinas, sino a veces también de médicos”, revela Romel.
Como desde hace años, la gente que vive aquí depende de la producción agrícola de chile jalapeño y de chihua (pepitas de calabaza), así como de la apicultura. “La miel de Calakmul es la miel base para mucha de la producción nacional, por el tipo de floración que tiene”, presume Romel.
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