Veracruz cerró el 2022 como el segundo estado con más crímenes de odio, después de Oaxaca. En 2023 la tendencia apunta a que la entidad veracruzana podría ser el lugar con más violencia hacia la comunidad LGBTI+. En la Casa de las Artes Phaskein hay un grupo de personas enfrentando el odio con arte
Texto y fotos: Ana Alicia Osorio / La Marea
VERACRUZ. – “Eres lesbiana, ay vete”, “Te voy a enseñar a ser onvre”, “Hay un niño en el baño de mujeres”. Son frases que han escuchado una y otra vez quienes integran la Casa de las Artes Phaskein. Así les han lastimado e intentado excluir.
Pero esas mismas frases las tomaron y las volvieron arte, y ahora adornan la entrada de su recinto, a manera de recordatorio de lo que han vivido y contra lo que están luchando.
Es el primer colectivo y casa de artes de personas de la comunidad LGBTI+ en Veracruz que busca luchar contra el patriarcado, la homofobia, lesbofobia, transfobia y toda forma de discriminación; y busca hacerlo de la manera que mejor saben: con sus pasos de baile, sus brochas, sus pinturas, sus luces, sus cuerpos. Con su arte.
Con ese arte intentan enfrentar la discriminación que viven en un estado que se ha ubicado históricamente en los primeros lugares a nivel nacional en crímenes de odio contra integrantes de la diversidad sexual y de género.
Con ese arte intentan educar en un estado donde cada tanto la comunidad LGBTI+ debe organizarse para pedir justicia al enterarse de un asesinato más.
Esas palabras, dolorosas, que pintaron quienes integran la Casa de las Artes y quienes la visitan lo son todo. Lo son la lucha que hacen cuando brindan capacitación a quienes la integran, son lo que intentan erradicar con su arte, son el rechazo velado y explícito que han vivido en múltiples espacios artísticos cuando intentan ingresar con sus propuestas.
“Nuestro objetivo es enfocarnos a estas violencias culturales que el patriarcado nos dice”, contó Enrique Hernández Castro, director Casa de las Artes Phaskein.
Una casa del Centro Histórico de Veracruz es la sede de este espacio y aunque al verla por fuera poco se puede imaginar de la lucha que implica su interior, una vez que se abre la puerta se ve a una escalera pintada de negro con aquellas frases que les introducen de lleno a lo que están combatiendo.
“Éramos amigos de varias disciplinas, de danza de ilustración, yo que soy arquitecto, otro, otros amigos que son de iluminación, otros que son de actuación y de repente, okay, tenemos todo este esquema, pero la realidad es que no tenemos un esquema institucional que nos permita generar arte nuevo”, agregó Enrique Hernández
La escalera conduce a un segundo piso donde ocurre la magia, donde tienen un cuarto de capacitación, otros de creación, los lugares de reunión y espacio para eventos pequeños. Pero el lugar cumbre y que presumen es la azotea donde hacen las grandes reuniones y que están decorando con murales que plasman todas sus ideas.
La casa es un esfuerzo colectivo y aunque ahorita ya lograron algunos recursos federales que les permiten trabajarla, estuvieron durante más de dos años sosteniendo el proyecto ahí con dinero propio para lo que se cooperaban quienes la integran.
Por eso decidieron poner esas palabras, de rechazo, que son lo que han vivido en Veracruz y en todo México y que ahora desde su especialidad quieren borrar, pero para lo que es necesario recordar. Para lo que es necesario tener presente que su arte puede significar un cambio para quienes integran la Casa de las Artes y para toda la comunidad de la diversidad sexual.
Para lograr sus objetivos, lo primero que hacen, según dijo el director de la Casa de las Artes, es generar una temporada de educación y capacitación hacia quienes llegan a la misma, principalmente hombres y mujeres jóvenes que ya han tenido un acercamiento con la lucha contra el patriarcado (aunque a veces no lo identifiquen y no puedan ponerle nombre), personas de la diversidad sexual, feministas, personas que han enfrentado al sistema, personas que son invitadas de boca en boca para unirse a las actividades.
Así, les dan herramientas para ponerle nombre a la situación que viven, pero también para que en el arte que producirán en colectivo logren generar piezas que protesten contra eso.
“Para generar una comunidad, primero tenemos una temporada de adiestramiento porque muchos chicos no saben qué es el patriarcado, qué es una violencia directa, qué es una violencia sistémica (…) somos lgbteros, tenemos chicas feministas porque nuestro objetivo común que nos ha satanizado, violentado y todo se llama cultura patriarcal”, afirmó Enrique.
Por esos momentos de capacitación y reflexión es que subir a la azotea de la Casa de las Artes es encontrar un lugar hermoso, con una vista al Centro de la Ciudad. Un lugar ambivalente, un lugar doloroso y alegre, donde una pared de sufrimiento y opresión se contrapone a otra de lucha y resistencia; donde los murales pintados narran las historias que han vivido y que dan una clara muestra de lo difícil que es ser parte de la diversidad sexual y de género en el estado de Veracruz.
Por ejemplo, en una pared está una mujer, oprimida, asfixiada y justo frente a ella está un hombre, un hombre nuevo. Ese fue el extracto del mural ideado por uno de los chicos trans que integra la Casa de las Artes de Phaskein y que así contó su propia historia en la que a través de pinceladas explicó lo difícil que fue ‘salir del clóset’.
Y es que hacerlo, en un lugar como Veracruz significa enfrentar múltiples violencias y agresiones; tanto para él como para cualquier integrante de la comunidad LGBTI+. No por nada la entidad siempre aparece como una de las más violentas a nivel nacional.
Tan solo este año se han registrado 15 crímenes de odio contra personas de la diversidad sexual y la mayor parte de éstos permanecen en la impunidad a pesar de que en las leyes estatales se contempla como agravante los asesinatos por diversidad sexual o de género, según indicó Edgar Gómez, secretario general de Soy Humano.
Se trata tan solo de la primera mitad del año y la cifra ya supera los registrados por la organización Letra Ese durante todo el 2022, cuando reportó 10 casos. Con esa cantidad el año pasado Veracruz se ubicó como el segundo con mayor número de casos, únicamente precedido por Oaxaca (con 11).
Esos registros no cuentan las historias del día a día donde las personas viven violencia desmedida, como la pareja que recientemente fue golpeada brutalmente por la propia Policía Estatal, los gritos que reciben en la calle, o los mensajes en redes sociales aprobando los crímenes por homo-lesbo-transfobia que se registran.
“Yo creo que lo que falta mucho todavía es más concientización, más sensibilización, porque muchas personas, incluso yo conozco personas, que pasó el mes del orgullo dicen pero ¿el orgullo de qué? O sea, no es el orgullo por el hecho de sentirte gay, el orgullo nace por una necesidad de y un derecho a vivir sin persecución y sin que te sea considerado una persona, no grata a la sociedad. De hecho, por eso es que nace el orgullo y yo creo que por eso falta más visibilización”, afirmó Gómez.
Y eso es lo que intenta la Casa de las Artes de Phaskein: visibilizar, educar, contar, nombrar, hablar desde la “contracultura” como lo describe Enrique Hernández Castro, una narrativa distinta a la que existe en todos los lugares, desde las resistencias, desde la pobreza, desde la diversidad.
“Los artistas, que pues históricamente somos la lumbrera, somos los primeros que mencionan lo que está mal en la sociedad y justamente para evidenciarlo, mostrarlo exponerlo y sacarlo a la luz de nuestra realidad, pues todo eso de disparidad laboral, disparidad de derechos, ningunear a las mujeres por el su simple o bueno más bien ninguna de las personas por su simple femineidad, porque pues al final tanto a mujeres como LGBT pues nos hacen menos por ser un tanto más femeninos. Entonces eso es a lo que nos enfocamos”, sentenció.
Para Erick Vera Vázquez, uno de los integrantes de la Casa de las Artes de Phaskein, eso es justamente lo que hace falta, que la sociedad vea la situación que viven las personas de la diversidad sexual ante los prejuicios y discriminación que viven.
Y es que la violencia que viven no son solamente los golpes. Erick Vera recuerda que lo son todas las situaciones que enfrentan a diario, lo son todas esas palabras que colocadas sobre un fondo negro adornan esas escaleras de entrada a la Casa de las Artes en forma de reinvindicación y lucha pero que generan que muchas y muchas personas de la diversidad sexual y de género pasen por procesos de depresión, ansiedad y muchos otros trastornos mentales debido al rechazo constante que se les genera.
En el país 81.8 por ciento de las personas de la comunidad LGBTI+ han manifestado al menos un problema emocional como insomnio, estrés, depresión, ansiedad, entre otros. Aun más grave, el 26.1 por ciento de la comunidad ha manifestado ideas suicidas y 14.2 ha tenido al menos un intento, esto de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y de Género (ENDISEG) 2021.
Esa encuesta no detalla cuánto corresponde por estado, es decir no se tiene un cálculo de cómo se encuentra la entidad veracruzana, lo que sí específica es que es la tercera con mayor cantidad de integrantes de la comunidad con 307 mil 858 (únicamente superada por Estado de México y Ciudad de México.
También, ese mismo estado es donde 39.2 por ciento de su población está en desacuerdo que dos personas del mismo sexo puedan casarse (mayor a nivel nacional que es 32.2) , el 49.2 por ciento rechaza que puedan adoptar (a nivel nacional es 42.6), de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Discriminación 2022.
Quizá es por eso que cuando las, los y les artistas de la comunidad LGBTI+ intentan llegar a espacios tradicionales con su arte, sus piezas, sus montajes, muy pocas veces lo logran. Para hacerlo, dijo Enrique Hernández Castro, deben tener reconocimiento a nivel nacional o abordar temáticas lejanas a los problemas que les aquejan.
Si quieren hablar de la discriminación, del patriarcado o de la sexualidad que atañe a la comunidad LGBTI, las puertas se les cierran. De hecho, en una exposición que la propia Casa de las Artes de Phaskein promovió en un lugar público, tuvieron que censurar los genitales de las piezas para “no herir susceptibilidades”.
Nosotros al momento de tomar un tema LGBT es un tema sexual, entonces al momento de tomar un tema sexual, ¿no? Pues es que no puedes mostrar una relación, no puedes mostrar un genital, no puedes normalizarlo’ o si yo quisiera ser, por ejemplo, una escultura de una persona trans y mostrar sus genitales y mostrar sus operaciones la institución pues si me dices que solo no puedo mostrar no a menos tiene que ser demasiado grande como para decir, okay, te acepto porque eres demasiado grande”, sentenció.
“Tenemos obras que tienen que ser censuradas para no herir susceptibilidades políticas, para no herir susceptibilidades y no lo voy a decir de otra manera, cristianas, dogmáticas, cultura ahí que nos ha dañado históricamente”, añadió.
Por eso eventos como la celebración trans que tuvieron, en el que hicieron espectáculos drag y cada una de las mujeres y hombres trans subieron al escenario a mostrar sus dotes artísticos, solo pueden ser llevados a cabo en espacios particulares. Como allí, donde el cobro fue hecho únicamente para las personas cisgénero que asistieron.
Erick Vera es un artista escénico que estudió para ello y que busca con sus espectáculos generar críticas hacia el sistema y ahora lo hace de la mano de la Casa de las Artes de Phaskein.
Él realizaba shows drags en un antro privado en el Puerto de Veracruz donde lo contactó Enrique Hernández y tras la pandemia le invitó a ser quien dirigiera la parte educativa de la Casa, donde entró gustoso de poder hacer en colectivo lo que buscaba hacer de manera individual desde hacía tiempo.
Su trabajo no ha sido sencillo, contó, porque desde pequeño se ha interesado en el baile como una forma de expresión artística y comenzó en esas áreas enseñando coreografías en vals de XV años (lo que suele ser un trabajo ‘aceptado’ para integrantes de la comunidad). El problema era que su familia pensaba que por su orientación sexual y los gustos artísticos, difícilmente tendría un trabajo y aun batallada por encontrarlo, pues las puertas no están tan abiertas para las ofertas como la suya.
Mi intención es llegar, llegar a compartir el arte drag que es algo de lo que realicé durante pandemia, poder fusionar mi trabajo como artista escénico, llevar el drag a los teatros, a los foros, a los cursos de formales, institucionales, visibilizarnos ya no desde este arquetipo que solo joteamos o que solo podemos exponernos de manera sexual, en mí hay una gran responsabilidad de poder visibilizar a la comunidad como seres pensantes, creativos, aparte de reflexionar con temas actuales y de incidir políticamente, socialmente en el mundo”, contó.
La Casa la conforman 17 artistas de distintas áreas que en conjunto buscan romper esas reglas no escritas en los espacios oficiales donde, al igual que sucede en la sociedad en general, la comunidad de la diversidad sexual y de género no tiene cabida, donde, al igual que sucede en un estado violento, viven el rechazo por ser quienes son.
Ellas, elles y ellos están convencidos de que hacerlo en conjunto será más fácil. A algunos les tocará pintar, a otros poner la música, otros más las luces y otros más hacer espectáculos en esos espacios. En conjunto tocar las puertas. Pero así, buscarán sacar su apuesta artística de las paredes que conforman esa casa del centro y que hoy por hoy están adornadas con sus piezas, para llevarlo a toda la sociedad.
Ellas, elles y ellos están convencidos de que quebrar esas barreras les ayudará a vivir del arte, a mostrar lo que hacen, a educar y a luchar contra la discriminación y las violencias que son el flagelo del día a día.
“Estamos buscando exposiciones ya con temáticas un poco más, no enteramente LGBT (…) por ejemplo ahorita planeamos la exposición colectiva de la estética de lo feo que si está relacionado, pero vamos a entender qué es lo feo porque pues sí, dice la cristiandad, eh, ama a tu prójimo como a ti mismo hasta que me encuentro con alguien diferente, entonces vamos a entender que puede ser feo por su forma puede ser feo porque alguien le molesta y a partir de entonces, bailarines músicos, plásticos, multimedia, podemos yo creo que podemos sacar una exposición bastante más interesante que eso es exactamente. Sí somos lgbteros. Sí somos femeninos. Sí somos feministas. Pero vamos a intentar abordar lo siguiente desde nuestra perspectiva, varios enfoques de patriarcado y el sistema que nos domina y aparta”, sentenció Enrique Hernández.
Esta nota fue publicada originalmente en LA MAREA, que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes ver la publicación original.
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