La comunidad indígena Lickanantay de la localidad de Toconao, que tiene a cargo la coadministración del sitio, -ubicado en la Reserva Nacional Los Flamencos- teme que los avances en conservación retrocedan si es que se concretan las intenciones de la empresa Sorcia Minerals de extraer litio del salar
Texto: Michelle Carrere / Mongabay
Fotos: Especial Mongabay
CHILE. – El Salar de Tara —ubicado al interior de la Reserva Nacional Los Flamencos y catalogado como sitio Ramsar, un humedal de importancia internacional— es una de las áreas que está en la mira de la industria minera, después de que el gobierno chileno anunció, a finales de abril, la Estrategia Nacional del Litio.
Luego de que el presidente Gabriel Boric diera a conocer la política nacional que busca colocar al país como líder mundial en la producción de litio, material considerado estratégico para la producción de tecnologías “verdes”, medios de comunicación en Chile publicaron los intereses de diferentes compañías mineras. Una de ellas es la estadounidense Sorcia Minerals que, en 2022, comenzó a desarrollar estudios geológicos preliminares en el Salar de Tara con la intención de producir litio durante los próximos años.
La compañía precisó a Mongabay Latam que, por ahora, no son proyectos de exploración, sino “levantamientos geológicos superficiales, sin sondajes, perforaciones ni explotación del salar” y que, por lo tanto, no se han realizado todavía estudios de impacto ambiental.
Sin embargo, la comunidad indígena lickanantay de la localidad de Toconao, que históricamente ha ocupado el territorio, recibió con molestia y desconcierto la noticia. “Nosotros nos enteramos con la prensa de esto y la reacción obviamente es de molestia, porque no hemos sido consultados”, dijo a Mongabay Latam, Rudecindo Espíndola, comunero del pueblo lickanantay de Toconao.
Aunque la compañía aseguró que ningún proyecto se iniciará sin haber llevado a cabo conversaciones con las comunidades involucradas, a estas les preocupa, entre otras cosas, que se afecte todo el trabajo de conservación que han realizado en la zona desde hace años.
El Salar de Tara se mantiene cerrado al público desde junio de 2018 para conservar la biodiversidad que allí existe. Los resultados de esa medida son alentadores: las poblaciones de diferentes aves, incluidas flamencos, han aumentado y mediante cámaras trampa se pudo comprobar la presencia del puma y del gato del desierto.
El Salar de Tara es el sitio con la más alta diversidad biológica en cuanto a fauna. De hecho, concentra la mayor cantidad de especies observadas en los humedales de la región de Antofagasta: un total de 28 especies, principalmente aves. Entre ellas destacan las tres especies de flamencos altoandinos: el flamenco chileno (Phoenicopterus chilensis), el flamenco andino o Parina grande (Phoenicoparrus andinus) y el flamenco de James o Parina chica (Phoenicoparrus jamesi). Todas ellas están clasificadas en la lista roja de especies amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
El Salar de Tara es también el hogar del pato juarjual (Lophonetta specularioides), el pato jergón grande (Anas georgica), el pato jergón chico (Anas flavirostris) y el pato puna (Anas Puna). Otras especies que destacan son la gaviota andina (Larus serranus), característica por tener la cara negra y el resto del cuerpo blanco. También el Playero de Baird (Calidris bairdii), una de las aves migratorias en el mundo que más distancias recorre, ya que viaja desde el Ártico hasta Tierra del Fuego y usa como parada intermedia las lagunas altoandinas.
Toda esta gran diversidad de aves llevó a la Convención sobre Humedales, un tratado ambiental establecido por la UNESCO, a declarar el Salar de Tara como un humedal de importancia internacional o sitio Ramsar. Sin embargo, “el turismo no regulado puso en peligro los ecosistemas presentes en el área”, asegura la Corporación Nacional Forestal (Conaf), el organismo en Chile encargado de gestionar las áreas protegidas terrestres y que coadministra el sitio junto con la comunidad lickanantay de Toconao.
Ante esto, en junio de 2018, la comunidad y Conaf decidieron cerrar al turismo el Salar de Tara para permitir que las especies que habitan en él pudieran recuperarse. Cuatro años después, los resultados de la medida dan cuenta de una notable mejoría en el ecosistema. Algunas especies han recuperado los lugares que antes, debido a la presencia de turistas, habían dejado de ocupar, asegura Anita Huichaman, directora regional de Conaf Antofagasta. “Un ejemplo de ello es la detección de nidificación de guayatas”, dice, un ave también conocida como cauquén (Chloephaga melanoptera) y clasificada en la Lista Roja de UICN. También se ha registrado “un leve aumento de flamencos nidificantes de las tres especies en el borde sureste del Salar de Tara”, agrega. Se estima que aproximadamente unos 5 mil ejemplares habitan actualmente el lugar, precisa la especialista.
La directora regional de Conaf asegura que también se ha registrado “un aumento en presencia de grupos familiares de vicuñas” y “se ha podido evidenciar la presencia de carnívoros, como el gato del desierto (Leopardus garleppi) y el puma (Puma concolor)”. Asimismo, agrega, “la zona es un área importante para la distribución del suri o ñandu (Rhe pennata tarapacensis)”.
Por otro lado, el Salar de Tara también destaca por su patrimonio arqueológico que ha sido rescatado por un trabajo de investigación que los habitantes de Toconao han realizado de la mano con el Instituto de Investigación Arqueológica de San Pedro de Atacama. “Ya hemos datado sitios arcaicos tempranos, sitios de ocupación histórica”, dice Rudecindo Espíndola. “Para nosotros no es un lugar cualquiera, es un lugar milenario donde nuestros ancestros vivieron en torno al agua. Es un lugar de historia, donde se conjuga la cultura y el patrimonio del pueblo Lickanantay”.
Con todo, Tara “es quizá es el salar más sublime que existe en todo Chile”, dice Cristina Dorador, una de las científicas más destacadas en el estudio de los salares.
Huichaman menciona que entre las amenazas a este ecosistema son la intrusión y perturbación humana, que interrumpe los procesos biológicos de los animales como el descanso, la alimentación o la reproducción. “La extracción de agua también es una actividad peligrosa”, dice la especialista, sobre todo “considerando lo vital que es este componente en estos ambientes” y a que el cambio climático “puede recrudecer las condiciones”. Y, además, “la instalación de proyectos extractivos es sumamente amenazante, así como la presencia de especies domésticas, particularmente perros”.
“En Sorcia Minerals tenemos y promovemos Tecnología de Extracción Directa con reinyección de salmuera, lo que significa que, de llegar a producir litio en el Salar de Tara o en cualquier otro salar, lo haremos de manera ambientalmente responsable”, le dijo a Mongabay Latam, Rodrigo Dupouy, presidente para Latinoamérica de Sorcia Minerals.
Actualmente, el litio que se extrae del salar de Atacama, el único que actualmente es explotado en el país, se obtiene mediante un proceso que incluye la evaporación de millones de litros de agua. En concreto, la salmuera (agua con sal) que se extrae del salar y que contiene el litio es depositada en pozas de evaporación entre 11 y 14 meses. Así, “por cada tonelada de mineral, se eliminan —vía evaporación— cerca de dos millones de litros de agua”, explicó Ingrid Garcés, investigadora de la Universidad de Antofagasta y doctora en ciencias geológicas. El material es embarcado en camiones hasta las plantas de procesamiento en la ciudad de Antofagasta, para terminar su purificación y obtener diferentes productos como cloruro de potasio, sulfato de potasio y ácido bórico.
La metodología anunciada por Sorcia, en cambio, busca obtener el litio directamente de la salmuera sin necesidad de evaporación. “Es la única manera de producir litio sin perjudicar el medioambiente”, dice Dupouy. El problema es que según diferentes fuentes científicas consultadas, no está comprobado que dicho método esté libre de consecuencias para los ecosistemas. “Todas esas técnicas están siendo todavía sometidas a estudios a escala piloto, pero todavía no se trabajan en terreno”, asegura Garcés. “Está la tecnología, pero eso no significa que pueda ser aplicada directamente porque, además, depende del tipo de salmuera que se tenga”, agrega la experta. Dorador concuerda: “Son tecnologías que no han sido aplicadas a la escala que está pensando la industria y tampoco se han estudiado in situ los efectos que ocasionarían en el ecosistema”.
Según Sorcia, en caso de llevarse a cabo una exploración de salar y una explotación, no solo buscarán contar con todos los permisos ambientales que exige la ley sino también con el consentimiento de las comunidades. “No solo queremos los permisos y la luz verde desde lo legal, sino también desde lo medioambiental y social. No vamos a producir litio en Tara sin haber conversado y trabajado en conjunto con todos los actores correspondientes”.
En ese sentido, Dupouy aseguró que si bien la compañía aún no ha tomado contacto con la comunidad de Toconao, ya inició conversaciones con dirigentes indígenas. “Ya iniciamos el contacto con el Consejo de Pueblos Atacameños, que reúne a 18 comunidades del sector, incluyendo a la Lickanantay. Dentro de las próximas semanas, coordinaremos una reunión en el territorio para presentar nuestra Tecnología de Extracción Directa y los beneficios que esta conlleva para el medio ambiente y las comunidades”. Sin embargo, consultado sobre el tema, el Presidente del Consejo de Pueblos Atacameños (CPA), Vladimir Reyes, descartó acercamientos y eventuales reuniones con la empresa Sorcia Minerals.
“Estamos viviendo un momento histórico que comienza a escribir el futuro del pueblo atacameño”, dijo Reyes en una conferencia de prensa, luego de que el presidente Boric anunciara la Estrategia Nacional del Litio. “Nuevamente somos objeto de diálogo, pero de carácter secundario. Los que ya vienen dialogando están tomando decisiones empresariales sobre nuestras tierras sin atender a quienes las habitan”.
La Estrategia Nacional del Litio incluye la creación de una red de salares protegidos. Esta iniciativa, dijo el presidente Gabriel Boric, va en línea con los compromisos adoptados por la Convención de Naciones Unidas sobre Diversidad Biológica, entre los cuales está proteger el 30 % de los ecosistemas terrestres.
La ministra de ciencias, Aisén Etcheverry, precisó a Mongabay Latam que “la estrategia plantea la protección de todas las lagunas salinas que, en total, son 18, y también la conservación de al menos el 30 % de los salares”. Para ello, agregó, será necesario estudiar cada uno de estos sitios para “balancear y entender si es que lo estratégico es protegerlos o si tienen un potencial de explotación de litio que pueda ser relevante”.
La creación de la red de salares protegidos fue celebrada por científicos y conservacionistas, quienes advirtieron sobre la urgencia de que se concrete. “Es urgente que esta estrategia eche a andar el tema de la protección de los solares, incorporando por supuesto su estudio intensivo. Eso tiene que hacerse lo antes posible”, dijo Dorador.
Sin embargo, expertos, conservacionistas y comunidades se preguntan qué tan resguardados estarán los ecosistemas que formen parte de la red de salares protegidos, si aquellos salares que ya están resguardados por ley están en la mira de la industria. Para Dorador, el Salar de Tara “ni siquiera debiera ser explorado”, debido a que “la exploración implica movimiento de tierra, implica camionetas, camiones, instalaciones que, aunque sean estacionarias, causan problemas. Se puede perder una nidificación”, advierte la científica.
“No tenemos nada contra el progreso o el desarrollo”, dijo el el Presidente del CPA, Vladimir Reyes, “pero cuando progresa la muerte de nuestros salares, llega el momento que la lickann (nuestro pueblo) se levanta”.
Este trabajo fue publicado inicialmente en MONGABAY. Aquí puedes consultar la publicación original.
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