Con la consigna: “Queremos llegar a EU para mejorar la vida”, 350 migrantes parten en caravana para ingresar a los Estados Unidos. Este es su paso por Oaxaca
Texto y fotos: Diana Manzo / Istmo Press
OAXACA. – Con su bastón en mano y como sobreviviente de una embolia que le dejó medio cuerpo inmóvil, Ceredomio Ramírez Ramírez, de 60 años, lleva un año migrando. Hoy, junto a 350 personas migrantes de diversas nacionalidades, llegó a Zanatepec, Oaxaca. Esta caravana es la segunda que ingresa a Oaxaca en lo que va del año.
Las autoridades locales recibieron a los migrantes en un terreno baldío con un techo de lona, después de que caminaran casi 22.8 kilómetros bajo el sol, desde Tapanatepec hasta este municipio ubicado en la zona oriente del Istmo de Tehuantepec. Integrantes del Grupo Beta del Instituto Nacional de Migración (INM) les brindaron apoyo, entregándoles víveres y agua.
Ceredomio viaja acompañado de mujeres, hombres, adolescentes y menores de edad de diversas nacionalidades, como venezolanos, argentinos, guatemaltecos, nicaragüenses y salvadoreños.
Con la esperanza de mejorar su vida y resistir las políticas migratorias de Estados Unidos, Ceredomio, un venezolano de 60 años, arquitecto y constructor de obras, lamenta su situación actual pero está decidido a soportar cualquier cosa para lograr una vida mejor.
La embolia le dejó la voz ronca y débil. El adulto mayor solo lleva consigo un morral tradicional que le regalaron en Colombia, donde guarda su dinero y también sus sueños.
“Aquí guardo mis credenciales, unos recuerdos de mi tierra y algunas cartas de amigos que leo cuando estoy triste. La gente me dice que no siga, que regrese a Venezuela, que vuelva con mi familia. Pero allá no tengo nada: mis hijos ya crecieron y se fueron; con mis hermanos tuve problemas, me quitaron la casa de mi mamá. Allá no tengo nada que hacer”, relató.
Su sueño es trabajar en Oklahoma y mejorar su salud, ya que, a sus 60 años, sobrevivir sin un solo centavo se le ha vuelto muy difícil.
Maritza Carolina Escobar, una salvadoreña de 31 años, camina con los pies hinchados. Aunque a veces ha pensado en regresar a su país por las duras condiciones del viaje —falta de comida y condiciones insalubres—, el sueño de tener una casa la impulsa a seguir adelante.
Maritza extraña a sus tres hijos, de 17, 12 y 10 años, y lamenta las dificultades de la migración. “No hay permisos, caminamos como podemos. Nos dan atún, agua y galletas. Es algo muy complicado”.
Añadió que dejar a sus tres hijos en El Salvador no fue fácil, pero que, una vez que logre construir su casa, planea regresar a su país.
Su principal motivación es su casa, y a pesar de las adversidades, está decidida a alcanzar su sueño.
“Sabemos que con la llegada de Trump las cosas no son fáciles, la Comar no nos atiende y todos tienen miedo. Pero yo confío en que podemos llegar y cumplir nuestros sueños”.
Este jueves, la caravana planea avanzar hacia el municipio de Niltepec, Oaxaca, donde antes las autoridades locales les negaron permiso para pernoctar.
Hace un mes, la primera caravana del año llegó a esta tierra oaxaqueña. En esa ocasión, un número similar de migrantes se dispersó al llegar al poblado de La Ventosa, Oaxaca.
Esta nota fue publicada originalmente en ISTMO PRESS, que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes ver la publicación original.
Reportera en Unión Hidalgo, Oaxaca.
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