Antes era la plaza pública, la quema de brujas, ahora es el ejército de trolls. Antes fueron los aparatos de tortura de la inquisición, hoy la pedagogía del silencio. Nos han entrenado en el doloroso arte de callar, lo hemos sostenido a fuerza de hacernos daño a nosotras mismas. ¿Por qué debemos pagar con nuestro silencio el derecho a existir?
Ellas hablan
