Más allá de las encuestas, demoledoras para la oposición conservadora, México enfrenta un proceso electoral inédito. No sólo por la magnitud del proceso electoral o por la lamentable violencia en algunas (demasiadas) localidades del país, sino porque, a diferencia de muchas elecciones en América Latina y otras partes del mundo, no ganará el odio, en nuestro caso alimentado copiosamente durante todo el sexenio
Perderá el odio












