El reconocimiento del genocidio en Srebrenica, en 1995, es parte de la lucha de los relatos en la arena política, que juegan un papel estratégico en la construcción de identidad colectiva, ya que valida a quien lo impulsa, cuestiona las interpretaciones de otros, reconoce la revisión del pasado, amplía la interpretación del presente y nos permite proyectar al futuro, donde aún hay un largo camino que recorrer
Srebrenica y su lucha por la memoria
