La respuesta a la crisis climática debe ser apostar por aquellas soluciones que impacten más directamente en la vida de las personas. No ganaremos un futuro mejor reproduciendo un pasado que no fue bueno
Twitter: @eugeniofv
El nuevo reporte del Panel Internacional sobre Cambio Climático no deja lugar a dudas: el mundo se calienta a pasos agigantados y es por culpa de la humanidad. Sin embargo, ni la culpa por el desastre ni las posibilidades de responder a él y mitigarlo están repartidas al parejo. Los diez principales emisores de gases de efecto invernadero son responsables de dos terceras partes de esa contaminación que provoca el cambio climático, mientras que 100 países, juntos, apenas son responsables de 3.6 por ciento de ella. México está a medio camino de ambas categorías: es el duodécimo contaminador del mundo, pero apenas emite 1.42 por ciento del total mundial. Así las cosas, el país debe responder a la crisis climática adaptándose a ella, y poner el énfasis en esas acciones que resolverán también problemas cotidianos y no, como se ha hecho hasta ahora, haciéndole el juego a las grandes empresas y a las eléctricas, o haciendo como que no es cosa nuestra.
En México, la crisis climática se ha prestado a un juego muy perverso en lo que va del siglo XXI. Se lo presentó como el principal problema, el que agrupaba a todos los demás, el que debía concentrar todos los esfuerzos. Por eso, por ejemplo, el Instituto Nacional de Ecología se convirtió en el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático, y con la coartada del calentamiento global se emprendió una reforma energética que ha resultado muy dañina para las comunidades locales, que no ha redundado en una mayor inclusión energética en México y que no ha permitido atacar los problemas ambientales que más afectan a la población mexicana.
El Centro de Información sobre Empresas y Derechos Humanos acaba de publicar un informe al respecto con un título muy elocuente: “(In)justicia energética en América Latina”. Según ese reporte, “el sector de energía renovable está replicando los patrones de violencia social y ambiental asociados con el sector de energías fósiles”, y México y Centroamérica llevan la mayor carga en violaciones a los derechos humanos, pues albergan 68 por ciento de todos los casos de violaciones a los derechos humanos registrados en la base de datos del Centro (343 casos).
Mientras tanto, otros sectores que contribuían igualmente a la crisis climática, pero que tenían un impacto mucho mayor en la vida de las personas, quedaron de lado. El sector del transporte, por ejemplo, emite apenas un poco menos que el sector de calor y electricidad, pero apenas se ha actuado en la materia, y eso que tiene impactos durísimos en salud y cuesta miles de vidas cada año.
En este contexto, las acciones emprendidas por la presente administración dejan poco margen a la esperanza. La respuesta a la crisis climática y a los estragos de los gobiernos neoliberales ha sido echar marcha atrás y redoblar la apuesta por los combustibles fósiles, limitando en todo lo posible la reforma energética de Peña Nieto. Esto, en materia ambiental, es cambiar un mal por otro, no avanzar hacia una mejor situación.
La respuesta, más bien, debería ser huir hacia adelante y apostar por aquellas soluciones al cambio climático que impacten más directamente en la vida de las personas. Por ejemplo, como ha señalado la Alianza por la Transición a un Transporte de Carga Bajo en Emisiones, que integran el Centro Mexicano de Derecho Ambiental, el Centro Mario Molina y otras organizaciones, mejorar los rendimientos ambientales del autotransporte tendría un enorme impacto tanto en materia climática como en materia de salud, porque tráileres y camiones son responsables del 93 por ciento de las emisiones del sector y están entre los que más contaminan pueblos y ciudades donde vive la inmensa mayoría de la población. También se debería apostar por una transición energética concentrada en la producción de energía a partir de sistemas descentralizados, de propiedad común, con base en la articulación de muchos sistemas de energías renovables a pequeña escala.
No ganaremos un futuro mejor reproduciendo un pasado que no fue bueno. Ante la crisis climática y ambiental, debemos huir hacia adelante.
Consultor ambiental en el Centro de Especialistas y Gestión Ambiental.
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