23 mayo, 2021
Una estudiante del Colegio de Ciencias y Humanidades de la UNAM mantuvo una huelga de hambre de 48 horas como apoyo a profesores de la UNAM que no han recibido su pago.
Texto: Lydiette Carrión
Foto: Especial
CIUDAD DE MÉXICO.- María tiene 17 años; es alumna de cuarto semestre del Colegio de Ciencias y Humanidades, plantel Azcapotzalco. Quiere estudiar veterinaria y zootecnia. Tiene 36 horas en huelga de hambre en apoyo a sus maestros.
Hace unos días, Mauricio Albuerne Sánchez, profesor de matemáticas en el CCH Naucalpan, inició una huelga de hambre. Su demanda: a varios profesores de la UNAM no les han pagado. Los sueldos de un profesor de asignatura son muy bajos: 87 pesos la hora. Así que un maestro cualquiera, que imparte una clase de, por ejemplo, tres horas a la semana, no percibe más de mil 500 pesos al mes. Esto, aunque enseñe a decenas de estudiantes a nivel bachillerato (como en CCH Naucalpan) o licenciatura; y aunque además de las tres horas semanales que imparta frente al grupo, destine otras 4 horas más a preparar la clase, calificar, estudiar y actualizarse.
Esta situación se sumó a la pandemia. Muchos profesores universitarios de CCH fallecieron. ¿Por qué? No hay estudios; pero quizá se deba también por la precarización. Y a esto se sumó la falta de pagos. El freno de labores administrativas, aunada a ciertos cambios, ocasionó que los pagos –los 1500 pesos o 3 mil pesos mensuales de muchos– dejaran de llegar.
Muchas facultades y bachilleratos están en paro. Pero es difícil saber cuáles sí, cuáles no. Más bien depende del profesor al frente, los alumnos. La facultad de Ciencias en Ciudad Universitaria, por ejemplo, ha sido de las más combativas. También la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Pero en todos los planteles este paro ha sido difuso: con clases por medio de zoom, no hay un verdadero control, así que depende del maestro, del alumno…
En el caso del CCH Azcapo, por ejemplo, las cosas han sido así, explica María.
–Nos encontramos en un paro indefinido. Pero hay unos que están dando clases, otros que amenazan a sus alumnos si están dando clase, y se entiende que están poniendo en riesgo su trabajo. Pero no de todos. Yo tengo 2 o 3 profesores que sí están respetando el paro.
–¿Desde cuándo están en paro?
–Desde hace tres semanas aproximadamente. Pero en la asamblea en la que se definió que había paro, se acordó que habría una asamblea de seguimiento, pero lamentablemente no hay mucas respuestas por parte de ellos.
–¿Éste se está respetando?
– Hay algunos alumnos que deciden seguir entrando a clases. Pero hay otros maestros que amenazan a sus alumnos si no entran. Entiendo, tienen miedo de perder su trabajo. Pero hay otros que lo están respetando y han decidido dejar de solicitar actividades, sin importar las consecuencias que puedan haber.
María platicó al respecto con sus papás. “Siempre he estado consciente de las condiciones en las que se encuentran varios profesores, no de que les falten los pagos, pero es una cantidad mísera la que reciben y yo tengo conocimiento de esto porque mi mamá es profesora y sé que [la docencia] es de las carreras peor pagadas en nuestro país”.
En la familia se les ocurrió preparar unas despensas para los profesores de Azcapotzalco que lo necesitaran.
Poco después María propuso esta idea en redes sociales y varios compañeros y amigos se organizaron y pusieron una mesa frente a las instalaciones del CCH para recibir víveres y preparar estas despensas.
“Algo que recuerdo mucho es que durante los días en los que estuve en la escuela en brigada, fueron las reacciones de mis profesores. [Uno de ellos] nos contó su situación, nos dio sus datos, y después de darle la despensa, me abrazó y se puso a llorar. Fue un llanto tan… en el que se notaba tanta desesperación, que, híjole, jamás se me va a olvidar”.
El 17 de mayo pasado, del otro lado de la mancha urbana, en CCH Naucalpan, el profesor de matemáticas Mauricio Albuerne inició una huelga de hambre con la misma demanda: su pago y el de sus compañeros.
Sin embargo, Mauricio padece diabetes, como publicó en sus redes sociales. Así que a los dos días se puso grave y debió ser internado. En el inter, la UNAM logró “desatorar” su pago.
El día 20, Mauricio publicó la siguiente carta en sus redes sociales.
Quiero agradecer a todos su interés por mi caso y particularmente por mi estado de salud.
Tal como lo informé en mi última publicación el día martes por la tarde noche, derivado del deterioro alarmante de mi estado de salud (no tolerancia al consumo de líquidos, ya que los devolvía y una persistente hiperglucemia que no logré controlar mediante la aplicación de insulina de acción rápida) y la insistencia permanente de las autoridades del plantel, permití ser llevado a un centro de salud; no logró entender por qué siendo derechohabiente de los servicios de salud del ISSSTE, las autoridades me ingresaron al IMSS.
De forma inmediata me aplicaron suero por vía intravenosa y me tomaron diversas muestras de sangre y muestra de orina para análisis. De acuerdo al monitoreo continuo, mi presión arterial estaba algo baja y mi nivel de glucosa en sangre fue disminuyendo lentamente mediante aplicaciones de insulina.
El día miércoles, una vez que pude conversar con mi esposa, le pedí que se tramitara mi alta voluntaria, ya que se estaba generando una cuenta innecesaria que pagarían las autoridades y no quería que se creara otra situación que tensara aún más las ya complicadas relaciones.
El alta médica deja claro un estado de cetoacidosis y niveles deficientes de depuración de creatinina (función renal). Ya estoy en proceso de tomar las acciones para atender tales condiciones. Desde ayer comencé una dieta blanda y hasta el momento mi organismo no ha rechazado alimentos.
Con relación al cumplimiento de mis demandas:
Ofrezco disculpas a todos quienes mostraron su apoyo a mis acciones en busca del cumplimiento de mis demandas, ofrezco disculpas porque nada de lo demandado se satisfizo, ofrezco disculpas por tardar en desmentir los comunicados de las autoridades del plantel quienes publicaron que todo se había resuelto mediante la regularización de los pagos de mi caso particular (es cierto que regularizaron mis pagos, pero mis demandas no eran sólo sobre mi caso individual), ofrezco disculpas porque las autoridades centrales, aun cuando desde el inicio de mi declaratoria de huelga de hambre les mandé un correo electrónico planteándoles mi situación y demanda, ni siquiera mostraron algún interés, ni respondieron a mis planteamientos. Ofrezco disculpas porque ya no me es posible continuar mi huelga de hambre porque muy probablemente en mi estado actual significaría, con una alta probabilidad, mi muerte.
Defendamos a nuestra amada institución, lo sucedido con mi caso es una muestra clara del abismo que existe entre quienes la dirigen y la administran y quienes día con día, en las aulas (incluso si es en línea), en los centros de investigación y quienes difunden la cultura. Todos estos últimos somos quienes genuinamente tratamos de dar lo mejor para contribuir al desarrollo de nuestro país.
María supo del caso de Mauricio y decidió tomar la estafeta.
“Desde hace varios días, con la noticia del profesor Mauricio, me puse en sus zapatos”, explica la adolescente en entrevista telefónica. “Y esta fue la gota que derramó el vaso para que yo me diera cuenta de la gravedad de la situación. También decidí hacer la huelga de hambre porque es el último de mis recursos para demostrarle a mis profesores su apoyo en su lucha”.
–¿Cuánto tiempo planeas sostenerte así?
– En mi comunicado, escribí que al menos 3 días. Sin embargo, el día de hoy, cuando me despierto tarde, justo para ignorar el hambre, se está volviendo algo insoportable. Espero al menos cumplir los dos días de huelga de hambre.
Lydiette Carrión Soy periodista. Si no lo fuera,me gustaría recorrer bosques reales e imaginarios. Me interesan las historias que cambian a quien las vive y a quien las lee. Autora de “La fosa de agua” (debate 2018).
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