En respuesta al llamado de la Unión Internacional de Editoriales de Izquierda de promover las lecturas de libros rojos para frenar los avances del neofascismo, el Instituto de Formación Política de Morena organiza la Semana roja. Te contamos de qué se trata
Texto: Daniela Pastrana
Foto: Tomada del cartel del evento
CIUDAD DE MÉXICO.- Govind Pansare nació y creció a principios del siglo XX en un barrio pobre de la India, pero tuvo una oportunidad que otros no tuvieron: ir a la escuela. Tenía 19 años cuando se afilió al Partido Comunista, en 1952. En la universidad de Kolhapur, donde estudió leyes, pasó horas leyendo clásicos marxistas y novelas soviéticas que llegaban a la India a través de la Editorial Popular del partido. Trabajó toda su vida con sindicatos y organizaciones de barrios pobres y, ávido lector, creó el Fondo de los Trabajadores (Shramik Pratishthan), para publicar libros y organizar seminarios y festivales literarios.
Estudió la historia de su región buscando deshacerse del sistema de castas y el fundamentalismo religioso y en 1987, a los 54 años, publicó la biografía más vendida en marathi del gobernante del siglo XVII, Shivaji, (¿Quién fue Shivaji?) en la cual desmonta la versión antimusulmana del guerrero que había sido propagada por la extrema derecha.
El 16 de febrero de 2015, el líder comunista salió con su esposa, Uma, a dar un paseo cerca de su casa. Dos hombres en una motocicleta les pararon, preguntando por una dirección que desconocían. Luego les dispararon a quemarropa. Uma sobrevivió al ataque; Govind murió en el hospital cuatro días después. Tenía 82 años.
Años después, la editorial LeftWord Books de Nueva Delhi comenzó a plantear la idea de un día para celebrar los libros radicales y las personas que los hacen. El hecho de que Pansare hubiera muerto un día antes del aniversario de la publicación del Manifiesto del Partido Comunista de 1848 dio la pauta para que la editorial y otras aliadas de la Sociedad de Editores de Izquierda de la India hicieran un llamado mundial para celebrar los libros rojos cada 21 de febrero.
No se trataba sólo de conmemorar el manifiesto, sino de combatir la irracionalidad de la extrema derecha, explica un artículo del Instituto Tricontinental de Investigación Social. que cuenta toda esta historia.
Así fue como el 21 de febrero de 2020; unas 30 mil personas se sumaron a la lectura pública del Manifiesto. Lo hicieron en sus lenguas, porque esa fecha había sido nombrada previamente por Naciones Unidas como el Día Internacional de la Lengua Materna. El artículo de Tricontinental lo narra así:
“Las lecturas comenzaron bajo la estatua del Triunfo del Trabajo, erigida en 1959 en la playa de Marina de Chennai, el lugar donde se celebró por primera vez el Primero de Mayo en la India en 1923. El libro fue leído en voz alta en los campos por dirigentes campesinos comunistas en Nepal y en los asentamientos ocupados del Movimiento de Trabajadores Sin Tierra (MST) en Brasil, en círculos de estudio en La Habana (Cuba). Se leyó en voz alta por primera vez en sesotho (una de las once lenguas oficiales de Sudáfrica). Se leyó en gaélico en Connolly Books (Dublín, Irlanda) y en árabe en un café de Beirut (Líbano). Bharathi Puthakalayam publicó para la ocasión una nueva traducción al tamil de M. Sivalingam, mientras que Prajasakti y Nava Telangana publicaron una nueva traducción al telugu de A. Gandhi (…) Muchas personas cuentan que fue la primera vez que abrieron un libro de Marx y que se entusiasmaron con la lectura de su cautivadora prosa, lo que los ha llevado a empezar círculos de estudio de la literatura marxista”.
Tras la jornada, un grupo de editoriales comenzó a formar la Unión Internacional de Editoriales de Izquierda. Después llegó la pandemia…
La idea de hacer en México una Semana de Libros Rojos surgió de una invitación de la Asamblea Internacional de los Pueblos de Estados Unidos, me dice por whats app Alina Duarte, responsable de coordinar las actividades de formación internacional en el Instituto de Formación Política de Morena.
“Me contactaron y pensé que el instituto sería el espacio idóneo para llevar a cabo algo así. Se lo propuse al Fisgón (director del Instituto), a compañeras y compañeras del INFP y salió la necesidad de aglutinar diversos espectros de las izquierdas y reflexionar sobre marxismos y actualidad, en el marco también, claro está, de la 4T”, dice, en referencia al proyecto político que encabeza Andrés Manuel López Obrador.
Aunque reconoce que “hay mucha gente que tiene miedo a debatir con/desde un espacio de Morena”, por ser el partido oficial, también destaca la disposición de periodistas, filósofas y académicos de participar en una reflexión crítica desde las distintas izquierdas.
Saben que hicimos la invitación bajo la genuina necesidad de dialogar con distintos sectores de izquierda, militantes y simpatizantes de la 4T+”, dice, de buen ánimo.
La Semana roja se realizará del 21 al 26 de febrero en las instalaciones del Instituto (Avenida Guadalupe 64, colonia Agrícola Pantitlán, Alcaldía Iztacalco). Incluye una veintena de actividades entre lecturas, exposiciones, cursos y conversaciones sobre socialismos, comunismos, marxismos e izquierdas en el mundo actual. Participan, entre otros, los filósofos Enrique Dussel y Fernando Buen Abad, y las filósofas Diana Fuentes y Teresa Rodríguez de la Vega (feminismos marxistas)
La Semana roja, dice Alina Duarte, busca “conversar sobre la disputa de las izquierdas en los medios, en la gráfica, en la filosofía, la política, la teoría y la praxis”, pero también quiere “generar comunidad” en la colonia Agrícola Pantitlán, “porque se inaugurará la biblioteca que estará abierta a todxs”.
El 21 de febrero de 1848, Karl Marx y Friedrich Engels publicaron el Manifiesto del partido comunista, un pequeño libro de 23 páginas que llegó justo antes de un levantamiento continental contra las monarquías europeas, en lo que más tarde se llamó la Primavera de los pueblos (Printemps des peuples).
“Tenemos un mundo entero por ganar”, escribieron Marx y Engels, sin imaginar que su libro se convertiría en uno de los textos más influyentes de la historia de la humanidad.
¿Qué plantea el Manifiesto?
Quizá lo más importante es que reconoce a los comunistas como una fuerza política en Europa y expone las bases de lo que después desarrollará el marxismo: la concepción materialista de la historia, la lucha de clases y los conflictos del modo de producción capitalista.
«Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo», dice en el preámbulo el libro, que en el capítulo 1(burgueses y proletarios) desarrolla el concepto de que la historia de la sociedad humana es una historia de luchas de clases opresoras y oprimidas. y que tiende a dividirse entre dos grandes clases antagónicas: la burguesía (opresora) y el proletariado (oprimida).
También describe la teoría del comunismo, que parte de la abolición de la propiedad privada (no de la propiedad en general, sino de la propiedad burguesa que resulta de la explotación capitalista) y establece la diferencia entre el socialismo y comunismo crítico-utópicos y lo que Marx y Engels llamaron socialismo reaccionario (sectores de la aristocracia desplazada, el clero o las clases medias) y socialismo burgués o conservador (economistas, filántropos, sociedades protectoras de animales o promotores de campañas contra el alcoholismo).
Como estrategia, plantea que, en donde no sea posible llevar a cabo directamente su objetivo, puede situarse del lado de los partidos más progresistas, pero sin perder su independencia programática y organizativa. Y termina con una arenga:
“Los comunistas no tienen por qué guardar encubiertas sus ideas e intenciones (…) ante la perspectiva de una revolución comunista. Los proletarios, con ella, no tienen nada que perder, como no sea sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo entero que ganar. ¡Proletarios de todos los países, uníos!”
Tres décadas después de la publicación, en 1883, Engels describió la tesis central del manifiesto en la edición alemana:
[…] toda la historia de la humanidad ha sido una historia de lucha de clases, de lucha entre explotadores y explotados, entre clases dominantes y clases oprimidas; que la historia de esas luchas de clases es una serie de evoluciones, que ha alcanzado en el presente un grado tal de desarrollo en que la clase explotada y oprimida —el proletariado— no puede ya emanciparse del yugo de la clase explotadora y dominante —la burguesía— sin emancipar al mismo tiempo, y para siempre, a toda la sociedad de toda explotación, opresión, división en clases y lucha de clases.
En 2013 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) registró el primer tomo de El Capital y el Manifiesto comunista en el Programa Memoria del Mundo., una iniciativa pretende preservar el patrimonio de la humanidad contra los “estragos del tiempo” y la “amnesia colectiva”.
El asesinato de Pansare es uno entre tantos asesinatos de escritorxs y figuras políticas de izquierdas. Ningún país es inmune a esto: las librerías y editoriales de izquierda son amenazadas y atacadas en todo el mundo, dice el artículo de Tricontinental, que cita a Héctor Béjar, exministro de Asuntos Exteriores de Perú, para explicar el sentido del Día del libro rojo:
(…) los intelectuales de derechas simplemente no tienen el peso intelectual necesario para debatir las cuestiones clave de nuestro tiempo. No tienen los hechos ni la teoría para defender con argumentos coherentes los discursos de odio o la destrucción del clima, la desigualdad social o su interpretación de la historia. En cambio, los intelectuales de la derecha promueven el pensamiento oscurantista e irracional junto a sus otras armas: la intimidación abierta y la violencia. El auge de los políticos y partidos neofascistas proporciona un barniz de respetabilidad a la escoria que toma las armas para atacar y matar a personas como Pansare!”
La convocatoria al Día de los Libros Rojos de la Unión Internacional de Editoriales de Izquierda (que fue la que promovió la Asamblea Internacional de los Pueblos), destaca que se trata de una acción global y se propone una meta muy alta: llegar a 2 millones de personas este 2023.
Construir un día de acción internacional no es fácil. Requiere un esfuerzo colectivo y una acción masiva —dice—. A pesar de la pandemia, la IULP fue capaz de ampliar la participación en el Día del Libro Rojo en 2021 y 2022, cuando tuvimos cerca de tres cuartos de millón de participantes en la actividad. Es hora de ampliar nuestros esfuerzos y hacer que este día forme parte del calendario anual de la izquierda global. Para 2023, esperamos que dos millones de personas participen en el Día del Libro Rojo”.
Propone, además, 6 acciones:
– Celebrar lecturas de cualquier Libro Rojo en lugares públicos.
– Celebrar seminarios para debatir sobre la importancia de la lectura y las ideas
– Convertir estas lecturas y estos seminarios en Festivales de los Libros Rojos.
– Celebrar lecturas y debates en línea sobre Libros Rojos.
– Saturar las redes sociales con posts sobre tus libros rojos favoritos.
– Aprovechar estas lecturas y seminarios para resaltar la importancia del arte socialista, fomentando los concursos de arte y canción revolucionarias.
El sitio web del Día de los Libros Rojos permite a cualquier persona publicar información sobre sus actividades de este año e incluye una exposición de afiches de todo el mundo, organizada por Young Socialist Artists. Las acciones de este martes se pueden seguir en redes sociales con el hashtag #RedBooksDay.
Este año, en lugar de leer el mismo libro, la propuesta es que la gente lea, en público o en línea, cualquier libro rojo.
Quería ser exploradora y conocer el mundo, pero conoció el periodismo y prefirió tratar de entender a las sociedades humanas. Dirigió seis años la Red de Periodistas de a Pie, y fundó Pie de Página, un medio digital que busca cambiar la narrativa del terror instalada en la prensa mexicana. Siempre tiene más dudas que respuestas.
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