3 octubre, 2023
La Ciudad de México ha avanzado enormemente en materia ambiental en los últimos cinco años. Los logros son palpables en la vida de la gente, pero están lejos de bastar: faltan muchos sexenios de trabajo comprometido y serio como el realizado hasta ahora para llegar a buen puerto —y es un trabajo, por cierto, para el que no sirve la policía—.
X: @eugeniofv
La Ciudad de México entró ya, mal que bien, en el año del renuevo electoral después de que Morena determinara quiénes son los cuatro precandidatos que competirán por representar al partido en las elecciones de 2024. Estando las encuestas y el panorama político como están todo apunta a que una de esas cuatro personas será encabezará el próximo gobierno, y no nos queda más que presionar y esperar que no solamente se siga, sino que se profundice y radicalice la agenda ambiental del gobierno saliente, corrigiendo algunos aspectos y añadiendo otros más.
Hay muchos elementos que se deben mantener, ampliar y profundizar. El programa de instalación de sistemas de captación de agua de lluvia, por ejemplo, que ha aliviado la escasez de agua para miles de hogares en zonas que antes estaban abandonadas por los gobiernos y el Sistema de Aguas de la Ciudad de México, necesita multiplicarse varias veces, con mayor presupuesto y personal, y redoblando los controles de transparencia, eficiencia y equidad que la secretaria de Medio Ambiente, Marina Robles, y su equipo han sabido defender.
Lo mismo pasa con el programa Sembrando parques y con la apuesta de este gobierno por la infraestructura verde, que han transformado ya muchísimas avenidas y colonias, aunque ahí está también uno de los puntos clave a corregir. Sería un despropósito permitir que desde la Federación se impongan megaproyectos faraónicos y regresivos como el de Chapultepec, que no hace sino enquistar la concentración de la oferta cultural en pocos lugares —tanto a nivel local como nacional— y que aumenta la superficie verde en demarcaciones en las que ya es mucho más abundante que en otras. La región donde está el bosque de Chapultepec tiene 7.8 metros cuadrados de áreas verdes por habitante. La región del norte de la Ciudad tiene 4.8 metros cuadrados de áreas verdes por habitante. Apuestas tan caras y tan regresivas como ésas deberían quedar en el pasado.
También se han registrado grandes éxitos en materia de contaminación atmosférica, pero sería muy importante ir mucho más allá. Si bien es cierto que se hubo menos días en violación de la normatividad, también lo es que urge que desde el gobierno local se presione al federal para que haga su parte, y que se pongan los intereses de los chilangos por encima de los caprichos de Palacio Nacional. Se debe impulsar una normatividad que obligue al transporte federal a mejorar su rendimiento ambiental y contaminar menos, así como se deben reducir las emisiones contaminantes de las infraestructuras eléctricas y petroleras del Valle de México. También urgiría que la Agencia de Energía, Seguridad y Ambiente haga su trabajo regulando a gaseras y gasolineras, para que no se repitan las contingencias por ozono.
Por otra parte, los avances hechos en materia de residuos sólidos urbanos son muy importantes, aunque queda mucho por andar. La prohibición de los plásticos de un solo uso fue un enorme paso adelante, pero faltan otro tantos, pues la aplicación de la ley sigue siendo irregular. Ojalá, también, que el gobierno entrante se tome en serio la tarea de mejorar tanto las condiciones de las personas que lidian con la basura que genera la ciudad, desde barrenderos hasta quienes trabajan en los basureros. Renovar los camiones de basura, garantizar condiciones laborales mínimas, impulsar la formación de cooperativas y brindar apoyo en salud son solamente algunas acciones que saltan a la vista.
La Ciudad de México ha avanzado enormemente en materia ambiental en los últimos cinco años. Los logros son palpables en la vida de la gente, pero están lejos de bastar: faltan muchos sexenios de trabajo comprometido y serio como el realizado hasta ahora para llegar a buen puerto —y es un trabajo, por cierto, para el que no sirve la policía—.
Consultor ambiental en el Centro de Especialistas y Gestión Ambiental.
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