15 marzo, 2021
Las mujeres policías de Nezahualcóyotl, Estado de México, sufren violencias dentro la corporación que van desde piropos e insultos, hasta intentos de violación según un estudio realizado por Causa en Común. Investigadoras piden desmontar la escencia patriarcal de estas instituciones y llaman a feministas a acompañar a policías violentadas
Texto: Samantha Anaya / Zona Docs
Foto: Gobierno del Estado de México
JALISCO.- Las mujeres policías durante su paso por la academia y la policía de Nezahualcóyotl han sido víctimas de diferentes tipos de violencia sexual. Destacan piropos ofensivos o comentarios lascivos (68%); solicitudes o insinuaciones sexuales (18%); mensajes, fotos o comentarios con insinuaciones y/o insultos (9%); manoseos o tocamientos sin consentimiento (5%); e intento de violación (1%). Así lo evidenció el estudio “El camino hacia reformas con perspectiva de género en la policía de Nezahualcóyotl” realizado por Causa en Común.
Del total de las mujeres que participan en la institución sólo el 17% denunció las violencias. El resto de ellas tenía temor a ser revictimizadas o, simplemente, ignoradas. Del total de dichas denuncias, el 54% reportó que no hubo ninguna sanción. De esta última cifra, 30% corresponde a una sanción directa contra el o los agresores; en el 11% de los casos se inició con la información; y en el 5% de las denuncias sólo se tomó la declaración de la víctima.
Al respecto, Pilar Déziga, investigadora de Causa en Común, señaló la principal razón por la que los porcentajes no estén en cero: “faltan códigos para identificar y sancionar a los agresores”.
A nivel nacional sólo 20% del estado de fuerza de las policías son mujeres, y la mayoría de ellas ocupa cargos administrativos.
La investigadora se enfocó en el cuerpo policíaco de Nezahualcóyotl porque el Estado de México es la entidad con mayor violencia de género. Las mujeres policías no escapan de ello.
En la presentación de los resultados del estudio se contó con la presencia y la experiencia de Olivia Tena, profesora e investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien respondió a una interrogante significativa y controversial:
“¿Por qué a las feministas nos deberían de interesar las mujeres policías si ellas también son parte de una institución estereotipada como violenta, corrupta y, naturalmente, enemiga de las feministas? Bueno, primeramente todas las instrucciones sociales son patriarcales, no sólo en México, sino en todo el mundo. En todo el mundo se ejerce violencia contra las mujeres. Sin embargo, en toda institución donde haya mujeres debemos de estar acompañándolas las feministas. De otra forma es más complicado (por no decir imposible) que se visibilicen sus opresiones”, afirmó la académica.
Tena enfatizó en la necesidad de que el movimiento feminista volteé a ver lo que sucede al interior de la academia y de la corporación policiaca.
“No importa cuánto se les enseñe a las y los policías a atender la violencia de género con una perspectiva interseccional: lo que se requiere es reestructurar a la policía».
Por su parte, Pilar Déziga expuso cuál fue la metodología y los hallazgos encontrados con esta investigación. Se trabajó con mujeres y hombres que ya contaban con una antigüedad de entre 8 y 12 años, y “cuyas visiones de lo que son la violencia y la discriminación ya se habían modificado a lo largo de su carrera«, comentó la investigadora de Causa en Común.
De igual forma, se realizaron seis grupos de enfoque, se aplicaron encuestas a 300 mujeres policías y se impartieron cinco talleres con 150 policías. Todo ello fue con el objetivo de generar un diagnóstico sobre sus condiciones laborales y dar recomendaciones a las corporaciones sobre cómo identificar y denunciar la violencia de género.
A su vez, la investigación buscó comprender por qué las mujeres se integran a la corporación, entre las que destacaron la vocación y necesidad económica.
En los talleres impartidos, se abordaron temas como: estereotipos, género, igualdad, discriminación, violencia de género y ética policial.
Al respecto, Olivia Tena compartió que, cuando se imparten cursos con perspectiva de género, no sólo se tiene que dar el contenido. Es importante “impartir los temas con una pedagogía horizontal, democrática y feminista. Esto porque, si quienes tenemos el conocimiento llegamos con una posición de poder, la resistencia que presenten las otras personas será aún mayor”.
Por otra parte, algunas de las conclusiones encontradas durante este investigación fueron: resistencia ante los temas impartidos durante los talleres; normalización de la violencia al interior de la corporación; una constante revictimización por parte de la institución; existe desconfianza entre las víctimas para denunciar, pues en general se desconocen los mecanismos de denuncia al interior y al exterior de la corporación; y una mayor sensibilidad al respecto una vez realizada la capacitación.
Para la segunda fase de la investigación, Pilar mencionó que se buscó capacitar a las nuevas y los nuevos 102 cadetes que se acaban de incorporar a la corporación. En este grupo se pudo identificar que el 31% ha presentado o ha sido víctimas de piropos ofensivos o comentarios de índole sexual; 22% ha sido víctima o ha presentado conductas como manoseos, arrimones o tocamientos; y 20% ha vivido o sido testigo de mensajes, fotografías o insinuaciones.
Lo anterior tiene como objetivo rediseñar el plan de estudios actual, para aumentar el número de horas de materias que cuenten con una perspectiva de género. De igual manera, se busca combinar no sólo lo que sucede al interior de la academia, sino también lo que tiene lugar al interior de la corporación, para que estas acciones «se sigan replicando a largo plazo, para prevenir la violencia de género y para que se den sanciones ejemplares, tales como arresto y la baja definitiva», explicó Déziga.
Al respecto, Olivia Tena expuso que uno de los tipos de violencia que viven las mujeres policías es lo referente a la dicotomía público-privado. Muchas de ellas son madres y, algunas, jefas de familia, y se espera que trabajen como si no tuvieran hijas o hijos, y que críen como si no tuvieran que trabajar.
De la misma manera, las mujeres que no cuentan con algún rango se enfrentan a un mayor riesgo y desigualdad.
“Las que cuentan con un rango alto están un poco más protegidas, ante cuestiones como el acoso. Sin embargo, incluso los hombres que se encuentran en un rango menor tienen mayor posibilidad de tomar decisiones, en comparación con las mujeres en un rango mayor”.
En tanto, Belén García, parte de la policía de Nezahualcóyotl por más de 16 años, compartió su experiencia al interior de la corporación. Relató que ella ha tenido que equilibrar su rol como ama de casa y su puesto en la policía. “El día de nuestro descanso, eso es lo que menos hacemos: descansar, porque debemos atender las labores domésticas”.
Al mismo tiempo, Belén denunció que ha sufrido discriminación por parte de sus compañeros varones, al decirle que «pertenece al sexo débil». Sin embargo, Belén aseguró que ellas han demostrado ser mucho más fuertes, pues además de su trabajo en la corporación tienen el trabajo en casa.
Para concluir, Maricela Donadio, secretaria de la Red de Seguridad y Defensa de América Latina, puntualizó que las reformas en materia policial “se van sistemáticamente evitando”.
Compartió el hecho de que a las mujeres se les integró a los cuerpos policiales paulatinamente. En el caso de México se creó la policía femenina en 1930. Al respecto, Donadio añadió que esto representa un obstáculo.
“Se ve a las mujeres como un grupo que se debe integrar en otro ya existe, y siempre interviene un nuevo problema porque no se hace una reforma estructural”.
La secretaria señaló que en el caso de los países que cuentan con un gobierno federal el problema es mayor, ya que “realizar una reforma policial es más difícil porque intervienen tres niveles de gobierno”.
Ante este contexto, Pilar Déziga enfatizó que este proyecto busca institucionalizar la formación policial con perspectiva de género. Asimismo, diseñar un régimen disciplinario que contemple sanciones ejemplares para los agresores y asegurar que existan oportunidades entre mujeres y hombres para que compitan en igualdad de condiciones, y así logren llegar a rangos superiores con base en sus capacidades y méritos.
Este proyecto para su realización contó con el apoyo de la embajada de Canadá, el gobierno del Estado de México y el gobierno municipal de Nezahualcóyotl.
Este trabajo fue publicado originalmente en ZONA DOCS que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes consultar la publicación original.
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