A un año del derrame petrolero de PEMEX, habitantes denuncian fugas. En la comunidad de Ojital Viejo, en Veracruz, el tata Romualdo García Luna, sigue denunciando más fugas, sin que las autoridades se hagan responsables de la limpieza de arroyos y mantenimiento de ductos para evitar más ecocidios y daños a las comunidades
Por Adolfo Córdova
El 15 de septiembre de 2024, en la zona de Coatzintla, las fuertes lluvias provocaron un derrame de petróleo en la comunidad Ojital Viejo, en Veracruz. A un año de los hechos, los habitantes denuncian la persistencia de más derrames y la falta de atención de las autoridades.
En aquél 2024 los habitantes se organizaron para bloquear la carretera federal el 16 y 17 de septiembre. Así «celebraron» la independencia, «¿independencia de quién?», pregunta Romualdo en la denuncia poética que me envió (y que leerán a continuación) para lanzar un grito contra la dependencia en los hidrocarburos, la explotación de la naturaleza y el racismo hacia los pueblos originarios.
En este texto, en coautoría con Roberto Garnica, el tata totonaca, Romualdo García Luna, activista ambiental y uno de los coordinadores del Centro de las Artes Indígenas, en Papantla, Veracruz, hace eco de la inoperancia, negligencia e impunidad de los gobiernos, tanto en lo local como en lo global, en donde continuamos atestiguando el mayor infanticidio del siglo del Estado de Israel en Gaza sin que gobiernos, como el de México, hagan algo, se planten contra el exterminio, terminen con su silencio cómplice.
«Ha habido muchos derrames a lo largo de este año, en la zona hay como 2 mil 300 pozos petroleros y redes de tuberías que ya tienen muchos años que no se les da mantenimiento, o nomás van a parchar como el caso de Arroyo Florido, que fui a ver hace ocho días por un nuevo derrame ahí, pero nada más le pusieron un parche y cerraron las tuberías de agua potable, no limpiaron el arroyo», me cuenta Romualdo hoy 15 de septiembre.
A la preocupación sostenida por las afectaciones a la fauna y flora y a la salud de las comunidades (el benceno, uno de los componentes de los hidrocarburos, es carcinogénico en seres humanos), se suma tener que lidiar con amenazas y racismo. En una nota publicada por para Avispa Midia, el periodista Aldo Santiago cuenta:
«Testimonios de pobladores en Ojital Viejo aseveran que frente al desastre, la respuesta de funcionarios de Pemex ha sido de discriminación y racismo al minimizar la gravedad del derrame. Señalan que, durante la reunión para solicitar el retiro del bloqueo carretero en septiembre, Rigoberto Nuñez Solís, funcionario de PEMEX Exploración y Producción, respondió a los reclamos con el argumento que deberían acostumbrarse a los derrames y sus efectos, lo cual ha provocado la indignación de los habitantes».
“Es faltarnos el respeto, es decir: Ahí muéranse. Porque no nos está considerando como seres humanos”, reflexiona el Tata Romualdo. Nuevamente, los paralelismos con la ideología sionionista saltan a la vista. Siglos de racismos y colonialismos desde quienes empuñan el rifle, lanzan la bomba y cuentan la historia. «Viva xokgonat», me dice Don Romualdo, «xokgonat» significa «la nueva semilla»; por todo ello, ¡viva también, Palestina! ¡Palestina libre!
Más sobre el derrame en Ojital viejo:
«A solo un par de metros del desastre se ubican la agencia municipal, así como la escuela preescolar y secundaria, las cuales han detenido sus actividades para resguardar la salud de las infancias y adolescentes. No obstante, a un costado del arroyo se erigen viviendas que albergan a media centena de personas de la comunidad, quienes desde el primer momento han presentado mareos, náuseas, dolores de cabeza e irritación de ojos y piel.
«En la misma área se localizan tres pozos artesanos que, al igual que el arroyo, abastecían a gran parte de la comunidad para sus labores cotidianas y de cuyo uso han sido alertados para evitar envenenamientos.
«Las afectaciones también se observan en los árboles frutales, como limones, jobo o platanales cubiertos por aceite -de los cuales se ha advertido para evitar su consumo en por lo menos cinco años- y principalmente en el arroyo, en el cual, brigadistas voluntarios de Poza Rica y Papantla quienes realizan labores de rescate animal, aseguran que el 90% de las especies marinas -entre peces, camarones, anfibios y tortugas- han sido exterminadas. Además, la contaminación representa una seria amenaza para animales silvestres -como coyotes, tlacuaches, garzas- y domésticos, como gallinas, perros y gatos que beben del afluente contaminado…».
¡Viva Xokgonat, viva la nueva semilla!
Romualdo García Luna y Roberto Garnica.
Esta noche ruidosa algo nos inquieta, algo nos perturba: ¿por qué tanta gente se mueve como si se hubiera alborotado un hormiguero?, ¿por qué ríen y bailan como si fuera una boda o un cumpleaños?, ¿por qué lanzan cohetes como si fuera la fiesta de un santo?
Los que mandan dicen y los ciegos repiten que se celebra la Independencia de México, que recordemos a los héroes que nos dieron patria, que las cosas están bien, y por eso aplauden, bailan y gritan.
Pero nosotros, los modelados con barro del Tajín, sabemos que mienten. No vemos ninguna Independencia, la de ellos no es palabra de los abuelos, no nos emociona su grito, es puro ruido sin vida.
Nosotros, los que juzgamos la historia con ojos milenarios, preguntamos:
¿Qué es la Independencia?
¿Independencia de qué?
¿Independencia para quién?
¿Para unos cuántos?
¿Dónde está la Independencia de los pueblos?
¿Cuál es la Independencia de las plantas?
¿Cuál es la Independencia de los animales?
¿Por qué hay grito?
La naturaleza, los ríos, los árboles, los animales gritan porque se sienten amenazados, porque se sienten acorralados, porque no respetamos su territorio.
Los pueblos gritan porque están respirando aire sucio, porque están bebiendo agua ennegrecida, porque están comiendo fruta envenenada.
Y los que tienen el poder temporal no hacen nada, aseguran que todo está bien, gritan y hacen ruido para que miremos hacia otra parte.
¿Por qué hay fiesta?, ¿por qué hay baile?
Ellos se burlan y gritan: “¡Hay que defender la patria!”
¿La patria de quién?
¿La naturaleza tiene patria?
¿El río, los mares, la lluvia tienen patria?
¿Los animales tienen patria?
¿Cuál es la patria de los dioses?
Con palabras inventadas intentan engañarnos.
Nosotros y nosotras, los hijos y las hijas del trueno, sabemos que el espíritu no tiene patria.
¿No es langapulataman (el plano terrenal), el mundo sin fronteras, la casa de todos?
Nos dicen: “Grita ¡Viva México!”
Pero nosotros, los que amamos la diversidad comunal, queremos cantar. Canción de libertad.
Que el canto nuevo de los pueblos libres se una al canto de la naturaleza.
Cantan las piedras, cantan los ríos, cantan las nubes.
Canta la vainilla, canta el pichoco, canta el cedro.
Cantan los burros, cantan los búhos, cantan las calandrias.
Cantan los ancestros, canta Kiwichat, canta Kiwíkgolo.
Canta Tonacayohua, canta Stakuluwa, canta Chichiní.
Nos dicen: “Celebra la Independencia”.
Pero nosotros, los que escuchamos la palabra de las abuelas y los abuelos, queremos ser libres.
Libres como Jun (el colibrí), que siendo el más pequeño controla el aire y vuela más allá del cielo.
Libres como Puchut (la ceiba) que puede crecer en cualquier región porque su semilla flota con el canto del aire.
Libres como el espíritu indomable.
Libres como Pa’un (diosa nube), que con su baile se funde con el aire y el agua.
Nosotros, los que aprendemos de la milpa, celebramos la vida y susurramos de forma amorosa:
¡Viva Tukay (la araña), que tejió el cosmos y es maestra de todos los que de alguna manera tejen
¡Viva Xtan (el tlacuache), que bajó al Kgalhinín (inframundo) para traernos el fuego!
¡Viva Jukíluwa (la serpiente venado), que cuida la milpa y nos da de comer!
¡Viva Patokgtokg (la primavera), que con su canto alegra el nacimiento del sol!
¡Viva Chaakan (el pájaro carpintero), que descubrió dónde escondieron el maíz y nos salvó de la muerte!
¡Viva Kin Tsekan Tiyat (nuestra madre tierra), que a todos sus hijos ama por igual!
¡Viva Kiwichat (mujer árbol, dueña del monte), que con su corazón ilumina el camino!
¡Viva Kiwíkgolo (dueño del monte y los animales feroces), que con su brazo protege la vida!
Hermana, hermano, con el corazón te acaricio pues min chik wila (ésta es tu casa).
¡Viva la vida! ¡Viva Xokgonat, viva la nueva semilla!
¡Viva la semilla!
Puedes leer el texto original aquí.
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