Cuatro semanas después del paso del huracán Agatha, el centro de rehabilitación para personas con discapacidad en el istmo de Oaxaca sigue cerrado. Necesitan ayuda para la reconstrucción de los techos y también para recuperar el equipo didáctico
Texto: Daniela Pastrana
Fotos: Cortesía de Piña Palmera
CIUDAD DE MÉXICO.- Vía telefónica, Flavia Anau hace un recuento:
“Necesitamos reconstruir techos, que quedaron altamente dañados, levantar los espacios derribados, como la carpintería, que es un espacio básico para vivir de manera independiente. Y necesitamos recuperar los materiales didácticos y el equipo… pues casi todo”, dice por fin.
Flavia es la coordinadora general de Piña Palmera, un centro de rehabilitación para personas con discapacidad que está en el municipio de Pochutla, Oaxaca, y que desde hace 30 años atiende a las poblaciones y comunidades más vulneradas por la pobreza de la región de la costa y el Istmo de Tehuantepec.
Lo hace desde una perspectiva comunitaria, no de beneficencia, lo que significa que busca darle herramientas a las personas que tienen alguna discapacidad para que se puedan integrar a la comunidad.
La llamada de auxilio al equipo de Pie de Página la hace Carmina Hernández, una tallerista de Piña Palmera, quien se comunica por Facebook y luego por mail, para alertarnos de la situación en el que está el centro, un mes después de que el Huracán Ágatha pasó por la costa y derrumbó todo.
“Daniela querida, gracias por estar abierta a escuchar la tragedia que vive Piña Palmera por el huracán, no ha sido fácil que los medios nos den la voz. Llevo desde 1996 trabajando con ellos y es un trabajo fuera de serie con las personas con discapacidad y sus familias en comunidades indígenas y/o rurales. Desde antes de la tragedia yo busqué darle difusión, porque Piña es más conocida y reconocida en otros países que en México”, dice el mensaje que nos envió por correo electrónico, acompañado de fotos y de videos.
Como ella están Malena, José, Paz, Toño, Alejandro, Misael y Cristian. Personas con distintas discapacidades que se han convertido en maestros, responsables en actividades y parte central del proyecto.
Por Piña Palmera han pasado cientos de personas con alguna discapacidad, son 30 años de un trabajo que sólo ha interrumpido el huracán que hace cuatro semanas tocó tierra a 10 kilómetros de Zipolite, la famosa playa que está a un costado del centro de rehabilitación.
Hasta ese momento, en el centro daba atención a unas 500 personas, con diferentes discapacidades. Tenía talleres permanentes de electricidad, carpintería, cocina. Y visitas a comunidades como Cosoaltepec, Santo Domingo, Las Cuevas, Zipolite, Puerto Escondido, Candelaria.
El huracán que entró el 30 de mayo destruyó 80 por ciento del centro. Tres décadas de trabajo se derrumbaron en seis horas de lluvia.
“¿Te acuerdas que había un puente? Era muy pequeño y ahí se atoraron los árboles y ya no se pudo detener el agua, que entró con una fuerza impresionante”, narra al teléfono Flavia.
Cuenta también que cuando al día siguiente llegó el gobernador, Alejandro Murat, “puso una cara de susto, porque era un desastre” y mandaron al Ejército a ayudar a levantar los árboles. Luego fue su esposa, la presidenta del DIF estatal, quien les envió una retroexcavadora que trabajó dos días. También les donó colchones.
Pero después de eso, el trabajo ha sido de los voluntarios. Y la ayuda llega lentamente. Después de cuatro semanas, apenas este fin pudieron recuperar el internet.
“Necesitamos de la participación activa de las personas porque solitos y solitas no vamos a poder reconstruir lo que se requiere”, dice Flavia.
Quería ser exploradora y conocer el mundo, pero conoció el periodismo y prefirió tratar de entender a las sociedades humanas. Dirigió seis años la Red de Periodistas de a Pie, y fundó Pie de Página, un medio digital que busca cambiar la narrativa del terror instalada en la prensa mexicana. Siempre tiene más dudas que respuestas.
Ayúdanos a sostener un periodismo ético y responsable, que sirva para construir mejores sociedades. Patrocina una historia y forma parte de nuestra comunidad.
Dona