Un vislumbre al libro Diálogos con Elena Garro (Gedisa, 2020), compilación periodística en torno a Elena Garro, a cargo de la investigadora y biógrafa de la escritora, Patricia Rosas Lopátegui.
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Elena Poniatowska: ¿Y por qué siempre hablas de la infancia?
Elena Garro: En la infancia aprendemos todo. Crecer es olvidar poco a poco lo que aprendimos con tal intensidad.
El género de la entrevista ha sido infravalorado. En la entrevista se vislumbra el alcance creativo de la improvisación, entretejida con datos recuperados de la memoria del sujeto entrevistado.
Diálogos con Elena Garro (Gedisa, 2020), libro de Patricia Rosas Lopátegui, está compuesto por dos grandes tomos, investigación que provee al lector de espacios de reflexión que emergen de la palabra, así como de otros textos relacionados con la temporalidad que contextualizan diferentes hitos en la vida de Garro. Un riguroso registro periodístico entrelazado con sus andanzas por España, Francia, México y Estados Unidos.
Entre las entrevistas hay de Elena Poniatowska, María Luisa “La China” Mendoza, Margarita Michelena, Braulio Peralta, Patricia Vega, Vilma Fuentes, René Avilés Fabila; reseñas de Juan García Ponce, José Emilio Pacheco o Diego de Mesa; textos de Luis Cardoza y Aragón o de la misma Rosas Lopátegui —por mencionar algunos—, que dan cuenta del profundo interés que evocaba la escritora por sus obras creativas: cuento, teatro, novela, todos con una presencia irrevocable de poesía (su obra estaba plagada de poesía, pero nunca publicó sus poemas en verso, al menos no en vida, en otra columna escribí al respecto), mucho antes de la derrochante difamación posterior a la masacre de Tlatelolco en 1968, que sobrevino como alud a consecuencia del señalamiento de intelectuales y del gobierno: a nadie le ha convenido nunca la presencia de alguien que hable con la verdad, menos aun tratándose de una mujer pensante formada por el romanticismo clásico alemán, el misticismo indígena de Iguala y el anhelo de un México justo para los desfavorecidos campesinos.
Las mismas entrevistas hablan por sí mismas. Da cuenta del interés periodístico que ella emana, tanto favorable como no tanto.
La también coreógrafa era por antonomasia la persona coherente. Llegó a decirle —con su abrigo de mink— a Elena Poniatowska que no necesitaba “vestirse de indigenista” para defender y acompañar su lucha. No lo necesitó.
A lo largo del primer volumen, se lee a una escritora que lucha contra las lenguas injuriantes que la asedian, buscando desproveerla de su diáfana armadura de cristal, tan inquebrantable como cuarteada por las inclemencias de una sociedad patriarcal, impacto psíquico que se refleja en la despersonalización flagrante en algunas de sus cartas.
Se torna evidente su creatividad lumínica, su magnificencia intelectual, cuando se habla de un teatro sin precedentes, del alma de Poesía en voz alta —escenografías adornadas prodigiosamente por su querido amigo Juan Soriano—, de una dramaturgia como ninguna otra en el siglo XX, de una novela sin igual por su calidad poética y narrativa. Obras como La semana de colores, La culpa es de los tlaxcaltecas, Un hogar sólido, Los pilares de Doña Blanca, La señora en su balcón, Los recuerdos del porvenir, son algunas de las más aplaudidas por la crítica.
Su creatividad se vio minada por una obligada necesidad de extender sus cuentos, convirtiéndolos en novelas para hacerlas vendibles, pues debido a la escasa venta del relato breve, se enfrentaba a dificultades para el sustento suyo y de su hija, afirmó en una entrevista incluida en Diálogos…
En el segundo tomo se ve la constancia de plumas que le siguen el rastro a Garro: Guadalupe Pereyra, Vilma Fuentes, Raquel Fierro, Silvia Molina, René Avilés Fabila, y, con menor frecuencia, pero también presentes: Socorro Venegas, Carlos Monsiváis, El Búho, entre muchos más.
Los recuerdos del porvenir (1963), empolvada durante una década entera previa a su publicación en Joaquín Mortiz. Considerando que fue escrita entre 1951 y 1953, en París y Berna, y que, por cierto, pasó por manos de García Márquez —entre otros— antes de publicar Cien años de soledad (1967). Me pregunto ¿qué tanta influencia habrá tenido aquel manuscrito sobre la obra cúspide del erróneamente considerado pionero del realismo mágico? Sin considerar, claro, que ya antes de ambos estaba Juan Rulfo, y antes que él, la chilena María Luisa Bombal, a quien creo le corresponde el verdadero crédito.
Hay dos versiones contadas por la poeta con respecto a la publicación de Los recuerdos…: a Braulio Peralta le confesó que Paz había ayudado a Francisco Guerrero Garro —sobrino— a sacar su manuscrito del fuego; mientras Guerrero Garro y la misma Garro en otra entrevista, aclaran que fue él y su prima, Helena Paz Garro, quienes confabularon la salvación de dicho manuscrito, hoy antecedente primordial del realismo fantástico primigenio.
Evidencia hemerográfica esboza a la figura más asediada y vilipendiada después del golpe de Estado del ´68.
La historia da un giro con los merecidos homenajes que se le organizaron al final de su vida, al regreso de su exilio:
Emilio Carballido, Héctor Azar, Carmen Boullosa, Margo Glantz, Silvia Molina, José María Fernández Unsaín y Rafael Tovar y de Teresa […] participaron en el homenaje que se le rindió a E.G. en el Palacio de Bellas Artes.
Elena Garro es una de las escritoras más prolíficas que México ha dado a luz. Y este libro es para fines de investigación, académicos y periodísticos, pero también para el público en general interesado en conocer más de cerca a la autora, más de Elena Garro en sus propias palabras.
Évolet Aceves escribe poesía, cuento, novela, ensayo, crónica y entrevistas a personajes del mundo cultural. Además de escritora, es psicóloga, periodista cultural y fotógrafa. Estudió en México y Polonia. Autora de Tapizado corazón de orquídeas negras (Tusquets, 2023), forma parte de la antología Monstrua (UNAM, 2022). Desde 2022 escribe su columna Jardín de Espejos en Pie de Página. Ha colaborado en revistas, semanarios y suplementos culturales, como: Pie de Página, Nexos, Replicante, La Lengua de Sor Juana, Praxis, El Cultural (La Razón), Este País, entre otros. Fue galardonada en el Certamen de ensayo Jesús Reyes Heroles (Universidad Veracruzana y Revista Praxis, 2021). Ha realizado dos exposiciones fotográficas individuales. Trabajó en Capgemini, Amazon y Microsoft. Actualmente estudia un posgrado en la Universidad de Nuevo México (Albuquerque, Estados Unidos), donde radica. Esteta y transfeminista.
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