En esta lucha contra megaproyectos y en específico un polo del corredor interoceánico, las mujeres han estado al frente y se han organizado alrededor de defender el poder seguir haciendo totopos
Texto y fotos: Daliri Oropeza
PUENTE MADERA, OAXACA.- Silvia Reyes es una mujer binnizá que camina en la orilla del camino que conecta su pueblo, Puente Madera, a la carretera transístmica. Va rumbo a la Asamblea Comunitaria en la escuela del centro.
Esta semana es definitoria: El Tribunal Agrario decidirá si valida las pruebas que demuestran que hubo una asamblea amañada para imponer un Parque Industrial y un polo de desarrollo del Proyecto Corredor Interoceánico en esta comunidad zapoteca del Istmo.
El agente municipal David Hernández dará informes sobre el juicio de nulidad interpuesto ante el Tribunal Unitario Agrario de Tuxtepec, Oaxaca. El pueblo demandó la nulidad del Acta de la Asamblea de Comuneros con fecha del 14 de marzo de 2021 porque detectaron irregularidades. Era pandemia.
Silvia saluda a distintas personas en el camino. Ella hace totopos, maíz molido en nixtamal tostado en comixcal (horno tradicional). Se encuentra a varias mujeres que están tostando y las saluda.
Habla mientras señala sus denuncias en historias de quienes encuentra en su pueblo. Debajo de un colgante árbol de mango, enuncia las irregularidades de la asamblea de comuneros: acarreo de personas que no son comuneras, falsificación de firmas en el acta, nombre y firma de comuneros que se repetían, firma de comuneros muertos y, lo más reciente, amenazar que se llevaran el “progreso” a otro lugar.
Una carreta de madera en movimiento gracias a un caballo se acerca a darle leña a una mujer de falda morada en una casa a la orilla de la carretera. Silvia explica que se trata de madera que los muchachos traen del Pitayal –un llano de matorrales espinosos que también llaman monte– y por eso luchan por la tierra; porque “la estamos defendiendo porque aquí vivimos y de ahí vivimos, de ahí sacamos leña para trabajo, para hacer totopos. Lo están vendiendo. Lo están quitando para hacer una obra ahí, un parque industrial”, dice acalorada.
“Últimamente salen dueños, supuestamente de los terrenos, ¡pero [las tierras] son comunales!, esas tierras nos las dejaron nuestros antepasados, porque mi abuelita cuenta la historia. Los campesinos, en la época de don Porfirio Díaz, se fueron caminando hasta la Ciudad de México protestando para que les dieran el papel de propiedad del terreno, este que es del pueblo de San Blas”, cuenta Silvia Reyes.
Continúa con la historia: “Regresaron siendo dueños. Y esos terrenos que ahorita ellos están vendiendo quedaron para… ¿cómo le diré? Quedó para beneficio del pueblo. Es una reserva ecológica, en la cual los campesinos nos van a traer leña para la elaboración de totopos. Cuando hay temporada de pitahaya se van a traer frutas allá.”.
Silvia cuenta que antes, Monte el Pitayal sí daba de comer al pueblo y hasta había caza de animales como venados, armadillos, conejos, iguanas. Sin embargo, la urbanización y el cambio climático han modificado por completo la vida y el entorno. Y ahora temen por lo que queda de su modo de vida como pueblo Binnizá o zapoteco.
Sin embargo, muestra su preocupación pues hay personas del pueblo, y algunas de agencias vecinas, que han hecho públicos títulos de propiedad dentro de estas tierras comunales, mismas que dieron una conferencia de prensa a favor del Parque Industrial y el polo de desarrollo del Proyecto Corredor Interoceánico.
El Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec contempla 10 polos de desarrollo, de acuerdo con información oficial.
Seis de esos polos, se encuentran en Oaxaca: en Salina Cruz, San Blas Atempa, Asunción Ixtaltepec, Mixtequilla, Ciudad Ixtepec y en El barrio de la Soledad. De lado de Veracruz, están los otros cuatro: el de San Juan evangelista, Texistepec, Coatzacoalcos I y Coatzacoalcos II.
El polo de desarrollo que atenta directamente contra Monte El Pitayal es el que está trazado en San Blas Atempa, el municipio al cual pertenece Puente Madera. En este polo de desarrollo están contemplando actividades que tienen que ver con la agroindustria, con los metales o la metalurgia y con el cuero y el textil.
Silvia camina entre los campos llenos de ganado y se encuentra con un comunero quien está por salir a la asamblea. Su familia come elotes tiernos hervidos con limón y salsa picante justo afuera del comixcal donde están tostando los totopos.
El comunero habla con nosotras y prefiere ser anónimo. Y sin embargo, su testimonio describe el ambiente político que se vive en el pueblo, que les llevó a frenar la exploración del terreno del Monte el Pitayal con incendios de autos.
“La gente es muy, muy ciega. Yo les digo compañero, acérquense, vamos a luchar por el patrimonio que han dejado nuestros abuelos. Soy pobre, aunque yo tuviera dinero, digo yo, no soy capaz de dejar mis raíces, yo seguiré con ellas, a mí me da lástima no solamente por mi familia sino que a mí me da lástima ver mi pueblo en el olvido, vivir en la hipocresía”.
El comunero es un trabajador de la albañilería que siempre ha apoyado a los pobladores de Puente Madera. Incluso le han ofrecido cargos políticos por su reconocimiento popular.
“Aunque ellos nos digan indios, nos digan de que trae un beneficio para ‘ustedes van a tener progreso, van a tener trabajo’ pues le digo, a los que tienen estudio. ¿A dónde me va a beneficiar eso?”, el comunero trabajó en la construcción de presas, o de la misma refinería de Salina Cruz. Asegura que nadie del pueblo se benefició de esas construcciones de manera directa. Sólo quienes llegaron de fuera y se acabaron el monte.
Ve la raíz del problema desde la gestión de Antonino Morales como presidente municipal de San Blas Atempa. Asegura que en ese momento, y a pesar de que prometió no vender terrenos, pusieron una subestación de CFE. Eso disgustó a los pobladores. También, asegura, Morales ha arreglado su casa o lo ven armado, con las personas que piden instalar esta industria y ahora desde su fundación FUCO apoya la instalación del proyecto industrial.
“Es lo que yo quiero que el gobierno tuviera un poco de conciencia ¿no? Sacar un poco de tiempo para que viniera a ver el despojo. Nosotros queremos dialogar con él, llamar a Antonino y a su gente; a ver quién tiene la razón. Y tenemos comprobante en la mano”, asegura el comunero sobre la propiedad de los terrenos del Pitayal.
De acuerdo con algunos comuneros, la Procuraduría agraria ha promovido mesas de negociación para convencer a los comuneros de entregar las tierras y aceptar el proyecto y ha entregado actas de posesión sin asamblea para ocupar tierras de uso común. En otras regiones han hecho el nombramiento de un comisariado ejidal sin asamblea como en Ixaltepec y han expropiado las tierras indemnizando a «propietarios» otorgando facultades especiales al Comisariado, como en Mixtequilla e Ixtepec.
Silvia describe que la mañana que salió todo el pueblo, tanto mujeres como hombres, a detener la exploración en su monte , quienes salieron a trabajar avisaron y quienes movilizaron al pueblo fueron las mujeres binnizá.
“Quinientas hectáreas quieren, ¿te imaginas? ¿Qué industria va a ser?”
“Cuando salió mi hijo; se fue a trabajar en su taller, ahí cuando fue vio que había mucho carro ahí y bajaron toda esa gente, todo esos carros y toda esa gente que se bajó; se fueron metiendo en el cerro. cuando supimos llamamos a los demás compañeros; la gente que ya había ahí salimos, pues, salimos, ahí entramos unos cuantos, entramos unas 20 personas.”
“La policía municipal, venían escoltando a esas personas, las mismas que manipularon el acta. Porque se llevó a cabo una asamblea de comuneros antes de medir esos terrenos, una asamblea de comuneros en la cual llegaron personas acarreadas con el partido Morena y de fundación FUCO”. Doña Silvia remata su comentario con un “Ya no queremos a nadie. Todos los candidatos son iguales”.
La mujer que come elotes tiernos añade: “Estaban los de la Guardia Nacional resguardando el espacio”. En ese momento salen las mujeres que estaban en la cocina a ofrecer totopos y tamales.
“No está bien eso, que manipulen a la gente que con unas migajas de dinero o se dejen manipular pues”, dice Silvia respecto a las personas que han obtenido los títulos de propiedad o han aceptado dádivas, máquinas de nixtamal para aceptar el proyecto industrial.
“A ellos les vale pues venderlo pero no saben el daño que nos van hacer, no solamente a nosotros, a todos. Hasta allá en Santa Rosa porque queda cerca, Rancho Llano”.
Después de la protesta contra quienes entraron a Monte el Pitayal, la comunidad lo tiene claro.
La mujer que reparte a todas los elotes tiernos para comer suma su voz a la de Silvia:
“No tienen información acerca de esto; por eso no se suman a la lucha. Imagínese ese riesgo para la salud que tienen las industrias, para la vida de nosotros. Así como ponen los ventiladores. Nosotros no vamos a sufrir, tal vez, van a sufrir los que vienen”.
Han querido criminalizar a personas que aparecen en las transmisiones informativas del propio pueblo. “Ellos no lo quemaron, lo quemó el pueblo. Y si tienen que ir a la cárcel nos iremos todos”, asegura una mujer que está comiendo elotes tiernos.
En Puente Madera las personas binnizá son muy unidas, cuando la bomba del agua se descompuso, el municipio no la reparó sino que fue el mismo pueblo en asamblea quien se organizó. La mujer que come elotes explica que la mayoría de su pueblo migra por empleo, y que de cierta manera entiende porqué puede haber gente que quiera tener la industria. Sin embargo piensa en la contaminación y la urbanización.
“Desde enero volvimos a renombrar a David Hernández Salazar como agente municipal de acá, porque él es la única persona que da la cara por el pueblo, que nos ayuda en todo”, asegura Silvia.
La protesta con fuego se suma a la constante inconformidad del los pobladores de Puente Madera por la apropiación y el acaparamiento de tierras de uso común del Monte El Pitayal que el pueblo ve como ilegítimas y la entrega de actas de posesión por la Procuraduría Agraria de Tehuantepec en el marco de la exploración para instalar el Parque Industrial.
En un comunicado de prensa, la Asamblea De Pueblos Indígenas Del Istmo Oaxaqueño En Defensa De La Tierra Y El Territorio (APIIDTT) informó que en abril pasado, representantes de la comunidad de Puente Madera se reunieron con autoridades a quienes les expresaron las inconformidades: Rafael Marín Mollinedo titular del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT), Gonzalo Villalobos López representante de la Procuraduría Agraria en el Estado de Oaxaca, Lila Rodríguez Villanueva jefa de residencia de la Procuraduría Agraria en Tehuantepec.
La APIIDTT comunicó que les preguntaron “¿cuál era el motivo de nuestra inconformidad? ¿por qué nos oponíamos al desarrollo de San Blas Atempa y del Istmo de Tehuantepec?”, y les dijeron que que el Gobierno Federal no va a violar los Derechos de los Pueblos Indígenas. En suma, amenazaron con llevarse el megaproyecto para que se quedaran sin fuentes de empleo y progreso.
“Claro que el Gobierno está violando derechos de los pueblos indígenas con el hecho de imponer megaproyectos sin consentimiento, al señalar, despotricar, intimidar y amenazar a quienes defendemos nuestra tierra y territorio”, aseguraron en su comunicado.
Y en suma, les recordaron “No vamos a permitir que entren máquinas al Monte El Pitayal, ni que se haga ningún trabajo que atente contra tierras de uso común. no al parque industrial. Exigimos la revisión y cancelación de actas de posesión sobre tierras de uso común”.
Nombraron personas no gratas a dos trabajadores de la Procuraduría Agraria y hasta la fecha, no les han confirmado las autoridades si sigue en pie el megaproyecto o lo cambiaron de lugar.
El camino antes de llegar a la asamblea siempre es pretexto para detenerse en las cocinas de las mujeres que se dedican al totopo. Están día y noche en su labor, y poco se les ve descansar.
Silvia se encuentra con Hilaria, quien cuenta cómo su tío vivió en los terrenos del Pitayal, en aquel entonces cuando necesitó ayuda. Hablan mayormente en su lengua, diidxazá (o zapoteca). Sin embargo cuentan la nostalgia:
Eran una pareja recién casada, tuvieron su ganado con una casita de tejabán, pero dice que cuando ya ellos envejecieron, murieron. Los descendientes se fueron a vivir a San Blas pero nadie se quedó con ese terreno. Tampoco lo heredaron a sus hijos, sino que sus hijos compraron terreno en otro lugar, respetando el espacio comunitario.
Porque la comunidad da el terreno del Monte el Pitayal como préstamo para vivir a quien lo necesite.
Botas llenas de Tierra. Tejedora de relatos. Narro sublevaciones, grietas, sanaciones, Pueblos. #CaminamosPreguntando De oficio, periodista. Maestra en Comunicación y cambio social. #Edición #Crónica #Foto #Investigación
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