28 mayo, 2022
Este domingo, Colombia vivirá una elección presidencial que definirá el rumbo de Latinoamérica. En entrevista con Pie de Página, la candidata a vicepresidenta por la coalición Pacto Histórico, Francia Márquez, explica los principios políticos e ideales que motivan su lucha.
Texto: Alina Duarte, Irma Gallo y Heriberto Paredes
Fotos: Heriberto Paredes
COLOMBIA. – Casi no sonríe. Y no es de extrañarse, porque aunque su lema es Vivir Sabroso, a Francia Márquez Mina la han amenazado de muerte en varias ocasiones. Ella es compañera de fórmula de Gustavo Petro por el frente de partidos de centro izquierda Pacto Histórico; contenderán en las elecciones que se celebrarán este domingo 29 de mayo en Colombia.
Hace menos de 10 días, en un acto público, en Bogotá, un rayo láser color verde le señaló el corazón. Resultó ser una “broma” de un joven irresponsable, pero «ninguna amenaza»; en un país en el que seis candidatos presidenciales han sido asesinados, debe tomarse a la ligera. Francia Márquez, mujer del Cauca; que limpió casas para mantenerse; que estudió derecho por las noches; madre soltera de dos hijos; ha recibido ataques racistas (una cantante y conductora de televisión la llamó King Kong en un tuit) y varias amenazas de muerte.
“Durante toda la campaña hemos recibido mucha información alrededor del riesgo real y cierto para Gustavo Petro y para Francia y eso ha modificado las agendas, nos ha llenado de tensión, no nos ha permitido hacer una campaña con tranquilidad”.
señaló Carlos Rosero, miembro del Proceso de Comunidades Negras (PCN)
Activista medioambiental, Márquez, nacida en Yolombó, ha sido reconocida múltiples veces. Le han otorgado preseas tan importantes como el Premio Nacional a la Defensa de los Derechos Humanos en 2015; y el Premio Goldman para el Medio Ambiente en 2018; esto, por la defensa del agua en su comunidad,
Gracias a su lucha, un punto fundamental de su agenda política es, precisamente, la defensa del medio ambiente. A ello suma los derechos de las mujeres, “para que las mujeres podamos salir a la calle sin miedo a ser violadas, a ser asesinadas”.
Por su parte, el senador Alexander López, precisó algunos datos para comprender la magnitud del enojo en que se encuentra la sociedad colombiana:
“Hemos pasado más de 50 años de violencia; más de 200 mil muertos; más de 90 mil desaparecidos. El conflicto interno en Colombia ha generado más de 9 millones de desplazados y más de medio país es víctima de la violencia. Más de 1200 líderes sociales asesinados en este gobierno que acaba. ¿Y quiénes eran estos líderes? Son los líderes comunales, los que defienden el medio ambiente, los que defienden el río, los que defienden a los trabajadores. Este es un momento definitivo para nosotros”.
Alexander López
Dos días antes de la elección (la cual puede llevar al Pacto Histórico a la presidencia de Colombia), la líder social se reúne con un grupo de periodistas de México y Estados Unidos. Ellas y ellos están ahí gracias al esfuerzo de Global Exchange y Península 360 Press; por eso pueden cubrir en primera fila esta elección histórica.
Márquez no sonríe, sólo se le carga la emoción a los ojos cuando habla de sus abuelas, de las mujeres que la antecedieron; porque “esta no es la lucha de una sola mujer”.
Esta es la conversación que tuvimos con ella:
¿Cuál es el primer cambio que piensa implementar Francia Márquez como mujer afrodescendiente si llega a la vicepresidencia?
«Yo no sólo soy una mujer negra. Soy una mujer afrodescendiente que ya tiene una historia de lucha y de resistencia encima que no empezó conmigo; que empezó con mis abuelos y abuelas hace muchos años desde que nos trajeron a este continente en condición de esclavitud. Desde ahí mi pueblo ha estado luchando por libertad y por dignidad. Y la lucha que hoy encarnamos de ocupar la política, de ocupar el poder del Estado es la continuidad de esa lucha histórica.
Es la lucha de los pueblos colombianos, de los movimientos sociales que históricamente han querido un cambio en este país; pero que los han matado por eso; que los han asesinado; que los han violentado; que los han desterrado; que los han expulsado; incluso, de este país.
Entonces, encarnamos la lucha de un pueblo sufrido. El pueblo colombiano que ha sufrido enormemente el racismo, la exclusión, la imposición de un modelo económico que nos vendieron como el desarrollo; pero al contrario, nos ha llevado a un camino casi que inviable como sociedad al tener que terminar asesinándonos entre colombianos y con una guerra sostenida hasta ahora.
Entonces, representamos las voces de las abuelas que quisieron un cambio para este país; muchas se murieron esperando el cambio, otras ahora dicen: pensé que me iba a morir y no iba a llegar a ver el cambio, así que estamos aquí en una lucha por la dignidad y la justicia de nuestro pueblo, de hombres y mujeres que han luchado históricamente por igualdad, por la paz, por la justicia social, por la dignidad humana, por la lucha por cuidar el territorio como un espacio de vida, la casa grande, el útero mayor.
Eso es lo que estamos encarnando ahora y esto no es un proyecto individual; no es Francia Márquez que apareció hace un año a decir que va a ser viscepresidenta y ya, sino que es un acumulado histórico. De alguna manera nuestra presencia hoy en la política es un acto también de justicia racial, de un pueblo que ha sido negado y que ha sido borrado en términos políticos, que nunca le permitieron ser en la política, y es la lucha de una justicia de género para nuestro país, pues la mayoría somos mujeres.
En Colombia, el 52% de la población somos mujeres, y sin embargo el feminicidio aquí no para; las violencias sexuales y de género no paran todos los días. Niñas y niños son asesinados en este país todos los días. Pero lo peor es que muchas mamás como yo, cabezas de familia, tienen que enterrar a sus hijos que mueren de hambre y de desnutrición en el segundo país más biodiverso del planeta, donde tenemos todo para vivir bien, dignamente, pero la codicia, la corrupción… somos también uno de los países más corruptos del mundo y la desigualdad e inequidad se imponen sobre la biodiversidad, sobre la potencia de su gente.
Este pueblo es un pueblo luchador; nosotros somos gente que nos caemos y nos ponemos de pie, con la frente en alto para seguir caminando. Así que eso es lo que somos y estar aquí hoy ha significado muchas cosas. Hemos caminado de la mano de Alexander López, senador de la República, que me conoció desde muy chiquita haciendo este camino, y Carlos Rosero, que me enseñó a reconocerme como una mujer negra, a sentir orgullo de mi negrura y a sentir orgullo de nuestro pueblo negro. A no sentir vergüenza por el lastre de la esclavitud y de la colonización.
Aquí somos pueblos que queremos cambiar este país y esperemos que ese cambio se de en primera [vuelta], en dos días. Hay mucho hormigueo a esta hora en el estómago, un desafío también de poderlo hacer bien y hacerlo con transparencia. Así que gracias a ustedes también como medios internacionales y como Latinoamérica unida, también por una causa justa y social, por estar aquí cubriendo esta contienda electoral, que esperamos que sea con tranquilidad, con mucho amor, con mucha alegría, que sea una fiesta democrática».
Si pudiera profundizar más sobre el tema del territorio… ¿cómo transformar la relación que se tiene con el territorio en función de una defensa, ya que hay muchas afectaciones, como las mineras? ¿Cuál va a ser este cambio de modelo a nivel nacional?
Nosotros vamos a transformar un modelo de desarrollo por el cual esclavizaron a mi pueblo. A la gente negra que trajeron a América Latina (y sobre todo a Colombia), la trajeron para trabajar en las haciendas esclavistas y en las minas esclavistas. El modelo económico extractivista que esclavizó a mis abuelos y abuelas.
Transformar ese modelo es el camino hacia la libertad; pero ese mismo modelo de desarrollo hoy tiene la vida en el plantea agotándose; tiene extinguiéndose la vida todos los días; y pues creíamos, como humanidad, que éramos dueños del planeta, pero nos damos cuenta – y la pandemia nos puso en evidencia de que no somos dueños de nada– de que somos un eslabón más de esa cadena de la vida.
Desde muy chiquita, mis abuelos me enseñaron que el territorio es un espacio de vida, a mí me enseñaron en el norte del Cauca que la libertad no es posible sin territorio. Libertad y autonomía se ejercen el territorio, no es posible la identidad cultural y étnica sin territorio.
Francia Márquez
Nosotros necesitamos el territorio para poder expresarnos como pueblos étnicos, indígenas y afrodescendientes, raizales, palenqueros, el pueblo campesino no es nadie sin su tierra, necesita de su campo para producir la comida, para producir la semilla, pero en el territorio es en donde nace el agua y el ser humano sin agua tampoco es posible su vida ni la existencia de ninguna vida.
Entonces cuando estamos hablando aquí del cuidado del territorio como un espacio de vida es porque la política hegemónica, patriarcal, neoliberal, vio el territorio como un espacio de riqueza acumulativa y esa riqueza acumulativa basada en un modelo extractivista, hoy nos ha llevado a las enormes desigualdades que hay, no sólo en Colombia sino a nivel global, a las inequidades que hay.
Hoy esta crisis ambiental que vive el planeta, en donde tenemos una responsabilidad con nuestros hijos, con nuestros renacientes, es la responsabilidad de resarcir o mitigar los efectos de la crisis ambiental y eso es 30 años para garantizar que nuestros hijos e hijas no tengan que vivir una catástrofe peor de la que hemos tenido que vivir en muchos lugares del planeta. Aquí en Colombia sequías en unos lados, hambrunas en otras, inundaciones en otros lados y eso es una evidencia del cambio aquí, por ejemplo, en Bogotá que era un lugar de frío, hoy ya uno viene aquí y uno no sabe cuándo es frío y cuándo es calor, ya no se sabe, ha cambiado el clima y esa variación del clima afecta ecosistemas, afecta la vida marítima y afecta la vida humana.
Eso yo no lo entendía antes, pero sí me lo enseñaban mis abuelos desde muy chiquita, y mis abuelos no sabían leer ni escribir, pero me enseñaban cómo tenía que ser la relación con nuestro territorio, cómo debía ser la relación con el cultivo y cómo debíamos cultivar, esa sabiduría y popular que estaba ahí, que se veía como, ‘es gente ignorante, gente que se quedó chapada a la antigua, que no quieren el progreso, que no quieren el desarrollo, pues tenían razón y hoy lo dice la ONU, lo dicen muchos científicos del desafío que tenemos como humanidad.
Fuera de Colombia, no se sabe qué significa este lema de Vivir Sabroso…
Bueno, Vivir Sabroso, aquí se ha intentado. La élite, ahora que nosotros pusimos este lenguaje que era un lenguaje popular que estaba en nuestra comunidad, que estaba en lo cotidiano, ahora que lo pusimos en la política, han intentado desvirtuarlo diciendo que vivir sabroso es como vagancia y que queremos todo regalado y pues no. Vivir Sabroso ha sido para nuestro pueblo vivir en comunidad, vivir en una construcción colectiva de vernos como familia extensa, vivir con la naturaleza reconociendo que somos parte de ella y en armonía, si nosotros como pueblo establecimos reglas de relacionamiento con la naturaleza, vivir sabroso es parar la guerra en este país, es vivir sin miedo, es que las mujeres no tengamos miedo de ir la esquina porque sentimos que nos van a violar o que nos van a matar. Que [a] los jóvenes no le saquen los ojos por reclamar educación en este país.
Vivir sin miedo es vivir con derechos, es vivir en paz, es vivir con alegría, es poder expresar el arte, la cultura, el deporte, es poder disfrutar de toda la riqueza de la biodiversidad que tenemos en este país, eso significa vivir sabroso y bueno, nosotros lo hemos disfrutado en el Pacífico colombiano cuando tocamos una marimba, cuando vamos y nos tomamos “el viche” y empezamos hablar de nosotros.
Cuando compartimos un plato de comida que ha sido preparado con productos que son del mismo territorio, cuando tenemos la posibilidad de ir y coger el atarraya y coger un pescado. Y no significa que tenemos que tener plata primero para comer. Nosotros podíamos comer en nuestro territorio sin tener la necesidad de tener dinero. Poder vivir con la puerta abierta, que uno no sienta que tengo que estar encerrado todo el tiempo, es poder vivir en libertad y esa libertad, los dirigentes políticos y sociales de este país han perdido esa posibilidad de vivir en libertad porque todo el tiempo tienen que andar con gente armada, porque éste se volvió un país inseguro, no sólo para nosotros sino para todos los colombianos, hoy nadie tiene la vida asegurada en este país.
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