Karen Martinely Reyes, mamá de Renata, víctima de feminicidio a los 13 años, platica en entrevista cómo la muerte del presunto feminicida de su hija en su celda impide una posible justicia la reparación del daño: “Nos quedamos sin saber las causas que lo llevaron a hacerle daño a mi hija”
Texto: Kau Sirenio
Foto: Alexis Rojas
IXTAPALUCA, ESTADO DE MÉXICO.- A Karen Martinely Reyes le cayó la noticia como agua helada, cuando escuchó en el auricular que el feminicida de su hija, Carlos Daniel “N”, fue encontrado muerto en su celda. El agresor de la niña Renata había sido vinculado a procesos el 31 de diciembre, por el crimen que cometió 13 meses atrás, en Ixtapaluca, Estado de México.
El aviso de la muerte de su expareja la dejó congelada porque sabe que alcanzar justicia en el Estado de México es como cruzar el océano. En 2021, las víctimas de feminicidio en todo el país sumaron 966. El Estado de México se mantuvo como la entidad con mayor número de mujeres víctimas de feminicidio, con 143.
“No era la justicia que nosotros queríamos. Porque las pruebas que tenemos apuntan que él es el feminicida de mi hija. Con su muerte, nos quedamos sin saber las causas que lo llevaron a hacerle daño a mi hija”, dice Karen Martinely Reyes.
El 16 de enero, la madre de la niña Renata Martinely Luna recibió una llamada telefónica de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México para informarle que el presunto feminicida de su hija fue encontrado muerto en el penal estatal de Huitzilzingo, Chalco.
En entrevista con Pie de página, Karen Martinely Reyes habló del proceso que tuvo que enfrentar para que la Fiscalía abriera una carpeta de investigación sobre el feminicidio de Renata:
“Los hechos ocurrieron el 29 de noviembre de 2020. Antes de que esto sucediera, ya habíamos denunciado a mi expareja por acoso sexual en contra de mi niña”.
Karen Martinely mira al reportero a través de sus lentes dorados, con desconfianza, sin embargo, no se detiene en la conversación. Sentada frente a la pequeña cocina de su departamento espera que la olla con agua que dejó en la estufa empiece a chillar para apagar el fuego.
Se acomoda su playera blanca con el rostro de su hija Renata estampado, y retoma la plática: “En junio de 2020, mi expareja grabó a mi hija a escondidas cuando se estaba bañando. Me sorprendió que su familia no lo haya reprendido. A pesar de que él es un potencial agresor a menores”.
Agrega: “Después de lo que pasó con mi hija, hasta ahora no he tenido ninguna relación con ellos, los familiares de mi expareja, incluso pensé verlos en la audiencia, pero ni uno de ellos llegó, sólo llegó su asesor jurídico”.
Después que madre e hija enfrentaron a Carlos Daniel “N”, acudieron a la Agencia Especializada en Violencia Familiar, Sexual y de Género. Luego dejaron la casa donde vivían con el agresor. “Cuando digo que la justicia no llegó como lo esperábamos es porque no se investigó su pasado como transportista. Él era chofer de una combi en Ixtapaluca”.
Karen dice que tuvo confianza de su expareja porque él venía de una convivencia con mujeres; sin embargo, Carlos Daniel “N” empezó a acosar a Renata.
“Él viene de un círculo de mujeres, vivía con su mamá y hermana, además de dos sobrinas que son de la edad de mi hija. Esta relación me generó confianza con él. Por eso me cuesta mucho entender por qué actúo así. Yo esperaba que llegara al juicio para saber qué fue lo que le hizo cambiar”, relata.
El acompañamiento de las colectivas feministas fue crucial para lograr una pizca de justicia para Renata: “El apoyo de los colectivos fue increíble, desde la primera marcha que hicimos después de que sepultamos a mi niña, recibí solidaridad del movimiento. El caso de mi niña pudo trascender más rápido que en otros casos gracias a la movilización de las colectivas”.
De 32 años de edad, Karen Martinely Reyes respira muy lento antes de retomar la conversación. Habla de justicia terrenal y justicia divina:
“Esperaba justicia en esta tierra, porque deseaba que el fiscal y la jueza resolvieran conforme a derecho y que se le castigara como feminicida; pero no fue así. Eso sí me duele porque el caso se cierra por falta de otra parte. Creo en la justicia divina, pero lo terrenal es muy importante por el precedente judicial sobre feminicidio”.
Con voz en suspenso, Karen Martinely suelta: “Es una victoria amarga. Sin bien es cierto que logramos la detención y que se procesara por feminicidio, pero esto no devuelve la vida de mi hija. El triunfo se saborea a secas”.
Periodista ñuu savi originario de la Costa Chica de Guerrero. Fue reportero del periódico El Sur de Acapulco y La Jornada Guerrero, locutor de programa bilingüe Tatyi Savi (voz de la lluvia) en Radio y Televisión de Guerrero y Radio Universidad Autónoma de Guerrero XEUAG en lengua tu’un savi. Actualmente es reportero del semanario Trinchera.
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