La Asamblea Ciudadana del Pueblo de Xoco, junto con la Comisión de Participación Comunitaria (COPACO), ganaron un amparo que impide a la constructora Fibra UNO realizar cualquier obra en el barrio de Xoco. Sin embargo, las obras continúan y los trabajadores no han sido informados sobre ninguna suspensión.
Texto y fotos: María Ruiz
CIUDAD DE MÉXICO.- A pesar que el juez octavo de distrito en materia administrativa ordenó suspender cualquier tipo de obra en el Pueblo de Xoco, Fibra UNO, como en cualquier otro día, continúa las obras de su megaproyecto Mítikah.
«La obra sigue indudablemente. Vemos alrededor muchas obras en curso. Nosotros, la asamblea, interpusimos una demanda para que cesara el trabajo y esto es un desacato judicial” cuenta Francisco Gutiérrez, integrante de la asamblea ciudadana.
Durante la mañana de este viernes, la asamblea dio una conferencia de prensa donde informó los detalles del amparo y, a través de redes sociales, denunció que las obras continúan.
Como frente unido seguirán exigiendo que se cumpla el amparo y en caso de que no se haga, tomarán medidas legales:
“Si no (se cumple) que se sancione por desacato. Fue muy clara la resolución del juzgado, en términos genéricos ordena: ‘el cese de manera inmediata cualquier acto tendiente a la realización de obras de construcción y/o remodelación y/o mejoramiento ya sea en el espacio a nivel de suelo, aéreo o subsuelo del territorio donde se encuentra el pueblo originario de Xoco’. No habla de obras públicas o privadas, habla de cualquier tipo de obra”
Explica René Rivas
Respecto al comunicado, Rivas contesta a la Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad de México:
“El que ahora la Sedema quiera malinformar que el juez se refería a obras públicas se nos hace un despropósito y un engaño a la ciudadanía para burlar la ley y violar una orden judicial interponiendo la investidura de una secretaria de estado para defender una empresa privada. Se nos hace inaudito como aquí prevalece el poder económico ante el interés social de la ciudadanía y los pobladores originarios” comparte.
Guadalupe comenzó a trabajar esta semana en Mítikah, el megaproyecto de la constructora Fibra UNO. Viene desde Ecatepec, su jornada es de ocho de la mañana a seis de la tarde. Se baja del metro, trabaja y se va.
Guadalupe no conoce el pueblo de Xoco. Tampoco sabe de la lucha de los vecinos contra la mega construcción y nadie le ha avisado del amparo que ganaron la Asamblea Ciudadana del Pueblo de Xoco y la Comisión de Participación Comunitaria (COPACO).
Hace tres meses la despidieron de otra obra. En esta le pagan mil 500 pesos, a los que les descuentan 200 pesos por el casco y chaleco que tiene que portar como uniforme. Tampoco cuenta con un contrato.
Diego también fue reclutado recientemente y tampoco sabía del amparo. La posibilidad de suspensión de la obra le sorprende. Le toca trabajar en una de las torres y tienen planeado meter 50 manos de chango el próximo lunes. Dice que dentro es como una mini ciudad, de tantas personas que trabajan ahí.
Respecto a los trabajadores, René Rivas relata que es muy evidente la precariedad laboral que viven:
“Sabemos que la mayoría de los trabajadores no perciben los salarios adecuados ni prestaciones sociales completas. Que les pagan sueldos raquíticos a comparación de las ganancias que tendrán estas empresas y son quienes pagan los muertos. Sabemos que han habido muertos en la obra y la empresa es renuente a indemnizar a los deudos. Nos parece lamentable que no haya una auditoría respecto a las condiciones laborales de los trabajadores” denuncia.
A esto, Francisco Gutiérrez añade:
“La lucha no es con los trabajadores es contra Mítikah y Fibra Uno, quienes vinieron a invadir parte de nuestro hábitat. No estamos en contra de los trabajadores sino de Mítikah y de Fibra Uno. A nosotros nos atañe porque vamos a sufrir escasez de agua, nos van a subir los predios, los servicios públicos se van a incrementar. Esto es una lucha que estamos haciendo, que nos condonen los servicios por parte del gobierno de manera permanente porque esto ya es de por vida. Estamos viendo que las autoridades resarzan este daño que nos están haciendo”.
Francisco Gutiérrez
Antes de Mítikah, en la Calle Real de Mayorazgo se ponían algunos vendedores de películas, libros, dulces. Ahora la calle no existirá más, se cerrará. El paso entre metro Coyoacán y el pueblo de Xoco tendrá que ser por un bajo puente y un pasillo de unos cuantos metros.
En esa incertidumbre vive el señor del único puesto que permanece. En éste vende dulces, botanas, cigarros y existe en este punto desde hace como 30 años. No quiso dar su nombre porque no se quiere meter en problemas. Dice no estar ni a favor ni en contra, pero le preocupa su futuro laboral:
“Día a día llego y me digo a ver si no está cerrado ya. De hecho ya habían cerrado un rato y unos días no trabajé. ¿El día de mañana qué voy a hacer? Digo, si fuera chavo, a lo mejor me vale, me voy a buscar una chamba y ya, pero tengo 57 años” cuenta.
Él espera que le den permiso de seguir vendiendo pero nadie le ha asegurado nada.
La no privatización de la calle es una de las exigencias principales de la Asamblea y de la COPACO ante el juzgado. Por eso, en su comunicado oficial, donde también señalan diversas violaciones a sus derechos humanos como pueblo indígena, al igual que la intimidación de integrantes de la Asamblea, denuncian:
“Las autorizaciones de privatización de las calles públicas de Xoco se han otorgado a costa de los derechos del Pueblo y que las modificaciones urbanas buscan arquitectónicamente invisibilizar y ocultar al pueblo”
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