El profesor mixe Salomón Maximiano Emeterio recibió hace unos días, junto con otros 33 maestros, las Medalla Ignacio Manuel Altamirano y el reconocimiento Othón Salazar. En entrevista, habla de lo que representa la esperanza de una educación distinta para los pueblos originarios
Texto: María Fernanda Ruiz y Daniela Pastrana
Fotografías: María Fernanda Ruiz
¿Educación muticultural? El profesor mixe Salomón Maximiano Emeterio lo explica como en una de sus clases: “Aprender la tabla de multiplicar explicando que en una holladura se meten cinco granitos de maíz y en dos holladuras van a ser 10 granitos de maíz, y así, sucesivamente. O la tabla del 3 con frijoles, porque para nosotros es muy común sembrar el frijol de 3 en 3”.
Son conocimientos, dice, que pueden ser utilizados para que los niños indígenas de distintas regiones del país aprovechen mejor la escuela. “Es lo que debieron de haber tomado en cuenta desde hace muchos años nuestros gobiernos. Pero no fue así porque muy pocos aceptan que hay conocimientos en nuestras comunidades”.
Para este profesor jubilado, originario de Santa María Alotepec, Oaxaca, y responsable del Centro Coordinador de los Pueblos Indígenas de Ayutla Mixe, eso es lo que hace la diferencia del actual presidente con sus antecesores: “(Andrés Manuel López Obrador) ha recorrido las comunidades indígenas. Él pasó por nuestra comunidad y oyó, de la voz de los viejos, de los jóvenes y las mujeres, cuáles son sus aspiraciones, qué quieren para su comunidad”.
Maximiano muestra orgulloso los reconocimientos que el pasado 15 de mayo recibió en el Palacio Nacional: uno es el Ignacio Manuel Altamirano, por sus cuatro décadas de servicio: El otro, el que más le emociona, es el recién creado Othón Salazar Ramírez, en honor al maestro guerrerense que fue un emblema de las luchas magisteriales.
“Sé de su lucha. Es un ejemplo para todos los maestros por lo que hizo en la educación y es muy satisfactorio porque además me lo dio un presidente legítimo que conoce México”.
—¿Usted le cree al presidente?
—Yo confío mucho en él porque se ve que es un hombre sincero, de principios y de perseverancia. Tengo la esperanza de que en su reforma constitucional por los derechos indígenas, el presidente López Obrador dé cumplimiento a los acuerdos de San Andrés, porque sí queremos autonomía, sí queremos que nos tomen en cuenta para todo.
—¿De qué manera podría decepcionarlo?
—Hay muchas formas de frustrarnos (…) cumplir no es fácil, eso también lo tenemos que tener muy claro, son retos muy grandes. Pero ojalá siga persistiendo. Yo le pido al creador y dador de vida que le dé inteligencia, perseverancia y que lo proteja para no doblar las manos, no doblarse frente a los intereses que hoy nos oprimen.
Sobre todo, dice, “que no le pase como a Fox”.
Salomón Maximiano se dedicó al magisterio, primero por necesidad y luego por convicción, cuando descubrió que en la ciudad había una realidad muy distinta a la de su comunidad.
“Estudié en la ciudad de Puebla y en un principio sufrí mucha discriminación de parte de mis compañeros. Esa discriminación se convirtió en un reto: ‘si tenemos, igual que ellos, cinco dedos en cada mano y tenemos las mismas posibilidades, pues a conquistar esos retos’”, cuenta.
“Hoy vivimos menos discriminación, en Oaxaca y en otras ciudades, podemos hablar con alegría, sin temor, sin vergüenza, con nuestros hijos, amigos, platicar en la Ciudad de México en nuestra propia lengua. Ya más o menos la gente lo acepta y nosotros lo hacemos con mucho orgullo y entonces lo que uno dice, vale la pena”.
Ser maestro, dice, le ha dado muchas satisfacciones.
“Este reconocimiento me hace regresar a los mejores años de mi vida que se me han ido con los niños de las comunidades mixes. Es un reconocimiento que me da buenos alientos y me dice que no me equivoqué, que hice bien en abrazar al magisterio y en poner mis servicios a los niños de las comunidades indígenas. De repente uno siente que nadie se acuerda de lo que hicimos. Yo estuve en servicio más de 36 años y eso pensé: que nadie se acordaba de mi trabajo. Hoy me di cuenta que hay gente que valora la labor docente y me sentí en un momento inolvidable de mi vida, ya tengo que platicarles a mis hijos y a mis nietos.
—¿Cuál es su evaluación de la reforma educativa que se acaba de aprobar? Hay muchos maestros que están inconformes.
—Necesitamos analizarla profundamente, pero puedo decir que la reforma anterior nos sometió a todos los trabajadores, a la educación a los intereses de unos tantos. (…) Yo sólo leí en la reforma que se respetará la identidad y para nosotros eso significa mucho porque no solamente queremos el respeto por nuestra cultura, lengua, nuestras formas de vida, sino que también queremos que la sociedad nos acepte, y el hecho de que hoy se reconozca a la educación para las comunidades y pueblos indígenas quiere decir que en un futuro no muy lejano esta sociedad que nos ha negado nos va a recibir, nos va a aceptar”.
Salomón Maximiano tiene una aspiración: que los no indígenas “nos respeten y que nos acepten como lo que somos, igual de mexicanos como cualquier otro”.
Para ello, asegura, se necesita que a los niños indígenas se les eduque en su lengua y en su cultura, que desde pequeños “sepan que son iguales de valiosos que cualquier mexicano”.
Al profesor jubilado, que en enero pasado fue nombrado como coodinador de pueblos indígenas de la zona Mixe, le emociona el anuncio que hizo el secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma Barragán, al presentar la “nueva escuela mexicana”, en el sentido de que este gobierno incluirá contenidos regionales y locales en los libros de texto.
“La educación no puede ser uniforme en México. Hay realidades muy distintas. Nosotros en Oaxaca tenemos una realidad distinta a los estados del centro o del norte. Una educación pertinente tiene que ver con esas realidades”, dice Maximiano.
Considerar el contexto, la realidad social y económica. “Eso es lo que siempre hemos reclamado, no es posible que a los niños indígenas se les eduque en una lengua ajena, como es el español, puesto que desde pequeños mamamos otra lengua, la lengua mixe, la lengua mixteca, la lengua zapoteca (…) No podemos empezar a enseñar a nuestros hijos pequeños en una lengua ajena, en una lengua lejana. Primero lo propio y luego lo extraño. Primero lo simple y luego lo complejo”.
Eso es, al menos, lo que aspiraría que se concretara en este sexenio.
“Porque también es muy lamentable que en la ley se diga unas cosas y que en el hecho se hagan otras cosas”.
Para que la educación sea bilingüe/intercultural, destaca el docente, se necesita que las autoridades se preocupen por formar a los docentes.
Que no pase lo mismo que en 2001, cuando el Congreso frenó el reconocimiento de los pueblos indígenas, durante la administración de Vicente Fox. “Yo le pido al presidente porque haga todo lo posible para que las cosas salgan diferentes para beneficio de nosotros, eso sería lo que tendría que recalcar. Que esta reforma contenga los acuerdos de San Andrés”, dice ahora el profesor, que comparte trabajo político con el director del Instituto Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, Adelfo Regino.
Maximiano cree que ahora “hay más conciencia en la sociedad mexicana de la existencia de los pueblos y de las comunidades indígenas” y eso se debe a que el movimiento zapatista de 1994 “nos hizo más visibles en este país donde habíamos sido negados desde siempre”.
—El EZLN es muy crítico con el presidente…
— Si no están convencidos, por algo ha de ser. Pero (López Obrador) nada tiene que ver con (Ernesto) Zedillo, con (Vicente) Fox, (Felipe) Calderón o (Enrique) Peña. Hay mucha diferencia. A lo mejor, como todos los seres humanos, nuestro presidente ha de tener errores pero también hay que reconocerle sus aciertos y virtudes.
Para el profesor, no podemos estar peor que en los últimos años. “En nuestras comunidades indígenas hemos hecho reflexiones respecto a las situaciones que vivimos, más pobreza, más dependencia a estos programas sin sentido que los gobiernos neoliberales no estaban acostumbrando y más despojo de nuestros recursos naturales. Hoy pensamos que ahí va, ahí va el presidente avanzando poco a poco”.
“Yo soy sindicalista, me hice también en el movimiento de la sección 22 y es saber que la educación no es sólo responsabilidad del gobierno. Esta reforma educativa significa corresponsabilidad. Si los padres de familia, las maestras, maestros, gobiernos municipales no estamos conscientes de que tienen que apoyar, muy poco se va a lograr. Por eso pido a mis compañeros maestros que seamos más inteligentes, propositivos, que no nos dejemos vencer por ambiciones personales y pongamos por delante el interés en los niños”.
—¿La educación puede cambiar al país?
— Definitivamente.
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