Fue hace poco cuando Mabel convenció a su mamá de combinar conocimientos y abrir Añum Nundua como un proyecto que eduque a los sinaloenses sobre la cultura de Oaxaca, y con ello buscar que se minimice la discriminación hacia orígenes diversos.
Texto: Alejandra Figueroa/Revista Espejo
CULIACÁN.- Por la calle Ángel Flores , a una cuadra de la avenida Aquiles Serdán, entre los tonos opacos y grises que abundan en la zona hay un tono azul que resalta, se trata de Añu Nundua (Corazón de Oaxaca), un restaurante oaxaqueño que hace tres meses abrió sus puertas.
Al entrar al local pega de lleno el olor a especies, comida y plantas aromáticas, mientras que la música y decoración tradicional evocan una cultura diferente para los culiacanenses.
Quienes reciben son dos mujeres: Estela Cuevas Ortiz y su hija, Yesica Mabel Macedo Cuevas, originarias de la región Mixteca oaxaqueña. Estela nació en San Miguel el Grande, de Tlaxiaco, Oaxaca y Mabel en una pequeña ciudad que se llama Huajuapan de León, Oaxaca.
Hace un poco más de 10 años, Estela y Mabel llegaron a Culiacán con la esperanza de conseguir una mejor calidad de vida, ya que en Oaxaca estaban pasando por problemas económicos y decidieron probar suerte en Sinaloa.
“Yo siempre he sido comerciante, pero ya la huelga de los maestros en Oaxaca ya no ganaban sueldo ellos y tampoco compraban cosas. Llegaron unos paisanos de aquí que estaban estudiando en la escuela de agronomía, nos decían las muchachas que aquí se estaba ganando muy bien y nos vinimos”, relató Estela.
Aunque la economía que les prometieron no llegó desde el comienzo, Estela, su hija Mabel y otro hijo se instalaron en Culiacán donde trabajaban cuidando niños y adultos mayores. Hace cuatro años Mabel comenzó a trabajar en pequeños restaurantes y Estela complementaba sus ganancias vendiendo algunos de sus productos en el centro de la ciudad.
La familia ya había intentado abrir este restaurante en otra zona de Culiacán, pero por motivos personales tuvieron que cerrar el local.
Fue hace poco cuando Mabel convenció a su mamá de combinar conocimientos para intentarlo de nuevo y abrir Añum Nundua, pero no solo como un restaurante, sino como un proyecto que eduque a los sinaloenses sobre la cultura de Oaxaca, y con ello buscar que se minimice la discriminación hacia orígenes diversos.
“Lo que queremos al final del día es educar con amor; porque cuando nosotros recién llegamos, no es que hayamos sufrido mucho, pero sí veíamos el sesgo de discriminación hacia nuestras personas por ser oaxaqueñas y los comentarios despectivos. Yo no entendía el porqué nos menosprecian; si nuestro estado es bien bonito y tenemos muchas cosas. Y hablando con ella [con Estela], le dije que hay que poner un negocito que de cierta forma represente lo que somos, quienes somos y por qué estamos orgullosas de donde venimos“, dijo Mabel.
“La intención es que la gente sienta cómo es ir a Oaxaca sin salir de Culiacán y unirnos de forma que se sienta que no es que seamos oaxaqueños y sean de otros Estados, sino que al final del día todos somos mexicanos “, agregó.
Para Mabel, el lugar donde está instalado el restaurante es una señal del destino, ya que en la parte trasera está un árbol de guaje, y justamente, la palabra Oaxaca viene del náhuatl y significa la punta de la nariz de Guaje.
Así nació Añum Nundua, un pedacito de Oaxaca en Culiacán.
Este es un restaurante que, a pesar de la pandemia, se mantiene en pie ofreciendo productos como memelas, tlayudas, chapulines, chileajo, chilate, entre otros.
Mabel y Estela se muestran muy contentas y orgullosas de sus tradiciones al explicar los platillos que venden, relatan la forma de prepáralos, los ingredientes que los componen y también el significado del nombre.
“Cuando nos preguntan ¿Qué es la tlayuda? yo les digo que es la pizza oaxaqueña, porque así también la denominan o luego se las pongo y nosotros les llevamos cubiertos porque aquí son mucho de utilizarlos, pero para nosotros eso no se come con cubiertos”.
El plan de estas dos mujeres no es solamente tener este restaurante para dar a conocer un poco de la comida oaxaqueña, sino que buscan que sea un centro donde prevalezca la cultura, el respeto a otras tradiciones y la empatía.
Por ello, están en pláticas con algunos colectivos sinaloenses para que se presenten festivales y diferentes eventos dentro del restaurante.
“Así como queremos cocinar con leña, también andamos sembrando plantitas que vamos a utilizar para la comida. Por ejemplo, nosotros utilizamos algo que se llama hierba santa. La intención es que todo sea una experiencia (…) que a veces nos digan que quieren unos huevos santos, entonces arrancar la hoja, ponerla en el comal y hacer los huevitos”, mencionó Mabel.
Entre sus vivencias al llegar a la ciudad Mabel destaca que sufrieron algunos choques culturales a los cuales se han ido adecuando. Por ejemplo, en el tema culinario está el uso de cubiertos, ya que en Oaxaca en muchas comidas no suelen utilizarse; también han ido adecuándose a algunas comidas con las que no estaban acostumbradas; por ejemplo, los mariscos crudos y las gorditas.
“Mi mamá es de la sierra oaxaqueña. La sierra es puro bosque, entonces, allá no hay posibilidad de tener camarón, ni pescado ni cosas frescas del mar; sí las hay, pero es muy caro. Por esa misma razón siento que no nos acostumbramos a comer de cierta forma aquí”, explicó Mabel.
Por ello, parte de su intención de ofrecer comida oaxaqueña es que la gente de Culiacán sienta esa curiosidad y extrañeza que ellas experimentaron al llegar.
*Este trabajo se publicó originalmente en Revista Espejo. Pie de Página lo reproduce gracias a la Alianza de Medios de la cual forma parte. Aquí puedes revisar el original.
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