“Mi cuerpo está mutilado de muchas partes”, dice Bárbara, una de los mil 310 agentes municipales que han resultado lesionados durante el combate a la delincuencia en Ciudad Juárez durante los últimos seis años
Texto: Blanca Carmona
Fotos: Especial
CIUDAD JUÁREZ.- A diario, Bárbara Selena Mondragón salía a patrullar las calles de Ciudad Juárez. No tenía miedo, dice, estaba cumpliendo con el sueño de su vida, se desempeñaba como agente de Seguridad Pública Municipal.
Sin embargo, una agresión a balazos durante una diligencia cambió y marcó su vida para siempre. Era el 19 de enero de 2019.
En ese entonces, recuerda, realizaba una inspección a un vehículo reportado como robado y localizado en el bulevar Zaragoza, a la altura de la calle Henequén, cuando personas no identificadas le dispararon a ella y a sus compañeros.
Hacía el inventario del automóvil cuando escuchó el sonido de disparos y sintió su cuerpo vibrar. Tres impactos de bala de un arma larga, de las conocidas como “cuernos de chivo”, le entraron por la espalda.
Los proyectiles le desprendieron la mandíbula inferior, los dientes y un pedazo de la lengua, lesiones que la dejaron con dificultad para hablar y aún la obligan a usar una sonda para alimentarse. Una bala le lesionó la mano izquierda. Los hombros se le astillaron al desplomarse de frente sobre el pavimento.
“Son lesiones de guerra, así me dijo el doctor”, expresa Bárbara con dificultad para pronunciar las palabras. “Mi cuerpo está mutilado de muchas partes”.
La mujer policía se ha sometido a más de 25 cirugías y aún no logra recuperar la salud, ni la vida que tenía antes.
El caso de Bárbara es uno de los que han dejado un saldo de mil 310 agentes municipales lesionados durante el combate a la delincuencia en los últimos seis años en Ciudad Juárez, cinco de ellos correspondientes a las dos administraciones municipales encabezadas por Armando Cabada Alvídrez.
Las lesiones en cervicales y policontusiones –daños internos en alguna parte del cuerpo– son las más comunes. Aunque muchos registran heridas que los han dejado discapacitados, no solo para trabajar como policías sino para disfrutar la vida, de acuerdo con datos proporcionados por la Secretaría de Seguridad Pública Municipal obtenidos a través de una solicitud de información por el sistema de transparencia.
La información exhibe que durante el 2016 se registraron 163 casos de agentes lesionados. El 2017 fue el año donde más elementos municipales sufrieron lesiones, cuando se reportaron a 418 agentes con heridas; el 2018 se ubica en segundo lugar con un saldo de 322 elementos lesionados, seguido del 2020, con 192 casos, y del 2019, con 107.
Durante 2021, al 22 de julio, 108 uniformados han sido heridos.
El caso de la oficial Mondragón, quien desde el 2014 se desempeñaba como agente de la Policía Municipal, es uno de los más delicados, cambió su vida y la de su familia.
En las múltiples cirugías a las que ha sido sometida Bárbara, para reconstruirle la mandíbula, los médicos han tomado parte del hueso de la cadera, del peroné, así como de la tibia de la pierna derecha, causándole un rengueo al caminar.
La reconstrucción se ha dificultado porque al principio los injertos no “pegaban” y el hueso quedaba expuesto, narra la mujer que usa una sonda para alimentarse.
“Mi vida dio un giro total de 360 grados, porque precisamente del 2019 a la fecha no puedo comer por la boca. Me alimento por una sonda gástrica.
El daño psicológico para mis hijos y para mí es grande, tenemos años de estar yendo al psicólogo”, dice con esfuerzo para pronunciar todas las palabras de forma correcta.
La agente Mondragón calcula que aún le deben de practicar dos o tres operaciones más para repararle la lengua, ponerle la encía y una placa dental. Cuando eso suceda podrán retirarle la sonda gástrica y volverá a probar alimento de manera normal.
También está pendiente la reparación de los hombros astillados.
El daño psicológico para esta oficial ha sido grave. A más de dos años del ataque que sufrió, aún entra en pánico cuando se entera de algún ataque en contra de la corporación policiaca en la que sirvió desde el 2014.
“Vuelvo al pasado, como si fuera yo, como si fuera una película que da vueltas y vueltas. Es muy duro”, dice al describir sus emociones al enterarse de una nueva agresión.
“Ser agente fue mi sueño, la verdad. Pensaba ‘voy a ser una buena policía, voy a mostrar un aspecto diferente, que sepan que somos más los buenos que los malos…’. Cuando pasó este incidente, tuve mucho apoyo en redes sociales, mucha gente me apoyó haciendo petición de donación, orando. He sido muy bendecida por Dios, por muchísima gente”, cuenta Mondragón.
Ahora, su hijo, de 13 años, le ruega casi a diario que no regrese a las filas de la Policía nunca más.
La pasión por la carrera policial y el dolor emocional desatado tras las lesiones que deja un ataque armado son sentimientos con los que también lidia la oficial María Antonieta Chairez Hernández, a quien le amputaron la pierna izquierda por los daños que sufrió tras un atentado hace más de un año.
El 17 de marzo del 2020, cuando se registraron múltiples atentados contra elementos de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal, María Antonieta recibió la orden de apoyar en el traslado de un compañero que había sido baleado al momento que vigilaba la oficina de la compañía Gas Natural de Juárez, en la avenida 16 de Septiembre y calle Bolivia.
“Cuando llegamos al Hospital General con el compañero, al momento de empezar a bajarlo entre varios, nos balacearon. A mí me dieron dos impactos, uno en la pierna y uno en el abdomen. Le dieron (balearon) a un paramédico, a una doctora, a un guardia y pues el compañero que llevábamos se murió”, cuenta María Antonieta.
Ese mismo día, la agente fue sometida a tres cirugías en las instalaciones del Hospital General y posteriormente fue trasladada a Poliplaza Médica, donde permaneció 45 días luchando por vivir y por evitar la amputación de su pierna.
Fue sometida a 15 operaciones, los médicos determinaron que la única opción para salvar la vida de la oficial, entonces de 37 años, era amputar la pierna desde un cuarto arriba de la rodilla.
“Me dolió mucho porque era mi trabajo, era lo que más quería. Pero lo bueno es que todavía estoy viva, pero si cambió todo”, dice.
“Ahorita ya no salgo, nada más a mis terapias voy dos veces por semana y al mandado. Mi vida como la hacía antes pues ya no, si camino con la prótesis que traigo porque es buena. Pero como todo tiene consecuencias, es difícil cargar con mi peso y con un fierro”, señala la agente al explicar que usar el aparato artificial es un reto.
La primera prótesis que utilizó la agente Chairez fue comprada por ella, después solicitó ayuda al Gobierno Municipal, pues fue pensionada con el 80 por ciento del sueldo y no recibió una indemnización, sólo un finiquito por 10 mil pesos.
Su solicitud de ayuda nunca obtuvo respuesta, por lo que decidió hacer pública su situación en Facebook, donde a través de un comentario denunció que el personal de Recursos Humanos del Gobierno Municipal la traía solo en vueltas sin resolverle su petición.
Su mensaje público atrajo la atención del alcalde Armando Cabada, quien, asegura la mujer, le compró el segundo aparato artificial que usa ahora para poder caminar.
“Yo estoy inconforme con mi indemnización”, dice “perdí un miembro, perdí mi pierna y a mí no me dieron nada por mi pierna. Póngale que a lo mejor es dinero que uno se gasta y todo, pero yo tengo un niño de 11 años”.
Con tristeza comenta que cuando le dijeron de la indemnización y la amputación primero pensó en su niño, porque el doctor le dijo que iba a tener muchas secuelas, “y sí, sí las estoy teniendo, me duele la cintura, me duele la cadera, tengo ampollas en mi unión a causa del calor, a causa del frío son unos dolores horribles, todavía”.
Las condiciones socioeconómicas de la oficial Chairez Hernández son complicadas y quedó inhabilitada para volver a ejercer como policía.
Recuerda que el año en el que fue baleada la Secretaría de Seguridad Pública entregó un bono de 300 mil pesos a un policía y ella, pese a su condición, ni siquiera fue contemplada.
“Hicieron unos escalones para entrar a mi casa, el patio lo aplanaron, pusieron Impac -impermeabilizante- en el techo y me pintaron mi casa. Si me han ayudado en eso, a lo mejor unas por otras cosas. Porque no me dieron la indemnización o el bono”, puntualizó la oficial quien tenía tres años trabajando y al momento de ser pensionada su expediente estaba “limpio”, ni una sola llamada de atención.
Ángela Sánchez Miramontes, coordinadora de Unidad de Fortalecimiento Institucional del Fideicomiso para la Competitividad y Seguridad Ciudadana (Ficosec), señala que hace falta dignificar la labor policial en cuanto a horarios de trabajo, prestaciones como vivienda, sueldos y salarios.
Desde hace seis años Ficosec ha impulsado acciones para conseguir esa dignificación pero se han topado con la falta de recursos por parte del Gobierno Municipal, asegura.
“Todo lo que es dignificación policial nosotros lo hemos estado viendo en varias mesas de trabajo, en varias reuniones, solicitamos como Ficosec que la labor policial se dignifique al máximo no solamente en el trato de la ciudadanía sino en el trato que se tiene por los altos mandos y hablar de sueldos, salarios y prestaciones… Sin embargo, no hemos logrado concretar algún programa en específico”, explica Sánchez.
Personal de Ficosec también dio a conocer que la SSPM tiene una unidad de atención psicológica, fuera de eso lo único que se da a los elementos es lo que marca la Ley Federal de Trabajo.
Irma Villanueva, coordinadora de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas del Gobierno estatal, coincide en señalar que los servicios que brinda esa dependencia son para todas las personas que remita el Ministerio Público u otras autoridades, pero en el caso de los policías municipales y estatales no, porque dentro de las corporaciones existen instancias que les deben brindar los servicios cuando son víctimas de un delito.
Este trabajo fue realizado por LA VERDAD, que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes consultar el original.
Portal periodístico independiente, conformado por una red de periodistas nacionales e internacionales expertos en temas sociales y de derechos humanos.
Ayúdanos a sostener un periodismo ético y responsable, que sirva para construir mejores sociedades. Patrocina una historia y forma parte de nuestra comunidad.
Dona