Una de cada 10 personas que trabaja en el campo es mujer. Estas mujeres nacen en los surcos y heredan una vida como trabajadoras jornaleras agrícolas asalariadas, que a su vez heredarán a sus hijos. Como Cenorina, de 16 años, que con uno hijo de 1 años a cuestas, enfrenta violencia laboral, de género e institucional
Por Isabel Margarita Nemecio Nemesio*
Cenorina tiene 16 años, sus manos están agrietadas, ha cortado jitomate y chile desde que tenía 9 años. Su pareja tiene la misma edad y tienen una hija de un año. Han peregrinado desde su natal Guerrero hasta Sinaloa, Michoacán y Zacatecas. Él se quiere ir a los Estados Unidos, dice que allá puede trabajar en California cortando manzana o durazno. Necesitan juntar dinero para construir en su comunidad un espacio donde puedan vivir. Ella cursó solo el primer grado de primaria, él no porque en su comunidad no hay escuela.
Están trabajando en Zacatecas, casi se acaba la temporada. Por bote de chile les pagan 5 pesos, tiene que llenar unas arpillas de 32 kilos. A cuestas carga a su hija con la ayuda de un reboso color negro con rojo que se amarra en la espalda. Nunca han tenido seguridad social. Dice que en una ocasión hablaron con un contratista de Sinaloa para ver si trabajan en una empresa que está por Angostura. Les dijeron que no porque eran “menores de edad”. Si su pareja se va a los Estados Unidos, la situación será compleja para Cenorina y su hija. Su mamá ya falleció y sus hermanos también trabajan en los campos agrícolas, su papá está enfermo y trabaja muy poco.
Son mujeres que van heredando una vida como trabajadoras jornaleras agrícolas asalariadas. En los surcos se van forjando y enfrentan distintos tipos de violencia: en lo institucional, laboral y familiar. Cenorina siendo adolescente se enfrenta a esa ausencia de políticas que pocas alternativas les brindan, su trabajo está normalizado e invisibilizado. Su relación de trabajo depende de acuerdos verbales que la someten a un pago a destajo.
Un informe de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (2020), señala que en México 2 millones 330 mil 305 personas laboraron como jornaleras agrícolas, el 87.3% de las personas que se emplean en este sector son hombres, la participación de las mujeres a nivel nacional es baja (12.7%)**, aunque esa demanda también depende de las zonas agrícolas donde son contratadas y del tipo de cultivo que se cosecha.
Las mujeres jornaleras de edades indistintas y de contextos rurales e indígenas, enfrentan en los campos agrícolas jornadas de trabajo que en algunas ocasiones llegan a ser superiores a las 8 horas, situación que se agudiza por el tema de la crianza y cuidado de sus hijas e hijos. Para ellas, la maternidad y la lactancia significa enfrentar mayores riesgos por las condiciones en que realizan su trabajo por el contacto con plaguicidas o materiales tóxicos, expuestas a altas temperaturas o a la humedad de los surcos, el daño a su corporeidad por permanecer mucho tiempo agachadas o por cargar botes o costales superiores a su peso.
Las mujeres jornaleras que son jefas de familia o que trabajan solas, enfrentan una maternidad y crianza solas, en un contexto donde el tema de cuidados sin derechos se combina con la explotación laboral. A pesar de que ellas perciben un salario propio, siguen enfrentando su condición de mujeres asalariadas excluidas y con una clara desigualdad de género, que no les garantiza acceder a puestos mejor remunerados o al beneficio de políticas que les brinden alternativas, que sean sustentables, que fomenten y apoyen la autogestión.
Al final, ellas generan sus propias estrategias que compensan los vacíos institucionales, la desigualdad laboral, la ineficacia de no hacer efectivos no solo sus derechos laborales, sino los que enfrentan en sus contextos de origen y en los campos agrícolas. La realidad que vive cotidianamente Cenorina como otras más, pasa tan silenciosamente y aun así, su fuerza de trabajo nos revela la feminización del trabajo agrícola en México.
*La autora es colaboradora del Centro de Estudios en Cooperación Internacional y Gestión Pública A.C. e integrante de la Red Nacional de Jornaleros y Jornaleras Agrícolas, para la Alianza Campo Justo
** CONASAMI. (noviembre 2020). Investigaciones y Estudios realizados por la Dirección Técnica en 2020. Informe anual del Comportamiento de la Economía. Anexo. Págs. 117, 121.
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