La cantidad de sargazo que flota en el océano Atlántico rompió su propio récord y ya equivale al doble de la superficie de Ciudad de México. En Quintana Roo, hacia donde se desprende esa macroalga en México, las autoridades siguen sin esta peeparadas para hacer frente al problema
Texto: Ricardo Hernández Ruiz
Foto: Juan Valdivia
QUINTANA ROO.- La “mancha de sargazo” que flota en el Atlántico superó todos los récords este mayo, pues alcanzó los 3 mil 56 kilómetros cuadrados, informó el miécoles pasado la Universidad del Sur de Florida.
Para ponerlo en perspectiva, la superficie de la macroalga, de la que se desprenden grandes jirones que terminan en el Caribe mexicano, mide el doble que la Ciudad de México.
Hasta ahora, el récord se había registrado en julio de 2018, cuando alcanzó los 2 mil 800 kilómetros cuadrados, que fue la temporada más crítica de recale masivo de sargazo de la historia.
El crecimiento registrado por las imágenes satelitales este mayo fue de 194.9 por ciento en comparación con abril, y de 445 por ciento en la comparación con 2020.
“Es probable que la superficie aumente continuamente durante el verano”, se advierte en el reporte, coelaborado con la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés).
Las áreas donde los especialistas identificaron mayor aumento en mayo son el Atlántico centro-occidental (CWA) y el Mar Caribe (CS).
2018 fue el peor año nunca visto en términos del arribazón masivo de sargazo a las costas de Quintana Roo, sin explicaciones concluyentes hasta el momento.
Usualmente, el sargazo comienza a reproducirse de manera acelerada en abril y alcanza su máxima expansión en los meses de mayo a agosto, para luego disminuir su presencia en la temporada de invierno.
Para enero de 2021 la superficie medía 44 kilómetros cuadrados, en febrero 86 kilómetros, en marzo 239 y en abril superó los mil kilómetros cuadrados.
En la última reunión del Consejo Técnico Asesor del Sargazo de Quintana Roo, de mediados de marzo, asomaron los pendientes para poder hacer frente al problema a nivel estatal: un sistema de monitoreo local, lineamientos para la recolecta y la elaboración de una Norma Oficial Mexicana para su aprovechamiento sustentable.
Todas ellas se han solicitado desde hace años, cuenta en entrevista Rosa Rodríguez, investigadora del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM y quien hace algunos meses abandonó el grupo asesor frustrada de no conseguir avances.
“Del Consejo Asesor yo me salí porque habían reuniones y reuniones y nunca ha servido de nada realmente. O sea, todo lo que se ve ahí, todo lo que se sugiere nunca nada se toma en cuenta”, lamenta la especialista, quien reveló la presencia de metales pesados en la macroalga, los nutrientes que aporta al ecosistema marino y lo letal que fue para algunas especies de peces como los corales y decenas de especies de peces.
En 2018 se propuso por vez primera la NOM, que definiría todo lo correspondiente al material, sobre su recolecta, tratamiento, aprovechamiento. En 2019, preocupada por los impactos económicos y ambientales, Rodríguez y un grupo de especialistas solicitaron ayuda a una abogada para elaborar una propuesta que quedó guardada en las oficinas del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), quien supuestamente la dictaminaría e impulsaría su aprobación. La Comisión de Medio Ambiente del Senado de la República tampoco hizo lo propio, aunque se habían comprometido con los científicos a revisar y legislar en la materia. Y mucho menos se hizo caso al exhorto que hizo Carlos Blanco, diputado local, dirigido a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) para que alistara la Norma.
Esteban Amaro, la persona tras la Red de Monitoreo del Sargazo Cancún, ha seguido el comportamiento de la macroalga en las costas del estado mexicano de Quintana Roo con recursos propios.
Gracias a esta iniciativa se puede conocer, de manera sistemática, la abundancia del sargazo en las costas de Quintana Roo, información de la que se han servido lo mismo tomadores de decisiones, que hoteleros y turistas.
Este 2 de abril reportaron que en 20 de casi 80 puntos estudiados hay una presencia “excesiva” de sargazo.
Desde hace más de un año, Amaro ha expresado la necesidad de conformar un sistema de monitoreo local, con recursos y herramientas adecuadas, aunque sin éxito alguno.
Desde hace más de un año, varias empresas han manifestado su interés por aprovechar, a escala industrial, el sargazo, sin embargo, se han topado con trabas burocráticas.
El problema radica, comenta Rodríguez, en que el sargazo sigue sin aparecer en la Carta Nacional de Pesca, a cargo del Instituto Nacional de Pesca (Inapesca).
Dicho documento contiene información que permite conocer la forma más adecuada para extraer especies marinas susceptibles de aprovechamiento sin que ello altere el equilibrio ecológico.
“Lo que se tiene que hacer es meter un permiso de pesca de fomento, que es los que se mete para los proyectos de investigación. Imagínate lo que se tiene que hacer y lo que tarda. Ahora, si vinieran empresas de otros países y quisieran llevarse el sargazo para aprovecharlo, no lo pueden hacer, pues, al no haber permiso de pesca, tampoco hay permisos de exportación. Entonces, aunque por mucho fomento que se esté haciendo para su industrialización, el gobierno no está haciendo nada para que esto sea posible”, criticó.
En 2019, Quintana Roo no estaba preparado para hacerle frente al problema; en 2021 sigue sin estarlo, afirma Rodríguez.
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