Dos defensores de los bosques asesinados en 60 días en Guerrero. El último ocurrió este viernes, y se trata del comisario de Jaleaca de Catalán, quien encabezó marchas en la capital en busca de la atención institucional.
Texto: Beatriz García/Amapola. Periodismo transgresor
Foto: Salvador Cisneros
CHILPANCINGO.- En menos de dos meses, dos autoridades de pueblos de Guerrero fueron asesinadas envueltas en un mismo contexto: la defensa de sus recursos naturales. El primero el 3 de abril, en Las Conchitas, municipio de San Miguel Totolapan, y se trata del comisario ejidal Carlos Marquez Oyorzábal, y el segundo fue ayer viernes, el comisario de Jaleaca de Catalán, municipio de Chilpancingo, Marco Antonio Arcos Fuentes.
El 24 de abril, después del asesinato del comisario de Las Conchitas, en Amapola. Periodismo transgresor se publicó un texto en el que se da cuenta que la defensa del territorio en la Sierra de Guerrero es una lucha histórica de los pueblos campesinos para proteger sus bosques y su agua, defensa que les ha costado la vida a muchos de sus habitantes.
La tarde de ayer, Arcos Fuentes se sumó a la lista de defensores de bosques asesinados en el estado; el patrón de sentencia para quienes defienden sus bosques, publicó el Centro Regional de Defensa de Derechos Humanos José María Morelos y Pavón en un comunicado, cuando asesinaron al comisario de Las Conchitas.
El comisario de Jaleaca, este viernes comía en una taquería de la calle principal de la colonia Omiltemi, en Chilpancingo. Eran alrededor de las seis y media de la tarde, cuando llegaron hombres y le dispararon.
El comisario quedó vivo. Llegaron paramédicos de la Cruz Roja a asistirlo, pero minutos después confirmaron su muerte.
Al lugar de los hechos también acudieron policías y personal de la Fiscalía General del Estado (FGE) para las diligencias. El cadáver del comisario fue trasladado a las instalaciones del Servicio Médico Forense (Semefo) para la necropsia de ley.
El 4 de febrero de este año fue la primera vez que el comisario encabezó una protesta masiva en la capital del estado, después de que durante 10 años pobladores de la Colonia General Heliodoro Castillo (Chicahuales), municipio de Chilpancingo, han talado sus bosques y con ello perjudicado los vertederos de agua, como en el caso del Río Papagayo, denunció ese día Arcos Fuentes.
El comisario y el resto de los pobladores de Jaleaca que acudieron a la marcha acusaron a las autoridades ambientales, como la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), la Comisión Nacional Forestal (Conafor) y Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semaren), de ser cómplices de la destrucción del bosque de su comunidad.
Después, el 19 de febrero, los pobladores de Jaleaca, entre ellos el comisario, retuvieron a funcionarios de dependencias ambientales que acudieron al pueblo, porque el día que marcharon les prometieron frenar la tala, pero no sucedió. Después liberaron a los funcionarios.
Para el 27 de febrero, desde muy temprano, el comisario hizo pública la irrupción de hombres armados a Jaleaca, quienes hirieron a una anciana en una mano, y golpearon y desarmaron a policías rurales.
Ese día de febrero los hombres armados fueron también a la casa del comisario y dialogaron, pero Arcos Fuentes prefirió no dar detalles de ese diálogo.
Pero sí informó que una semana antes, la Policía Rural, es decir, habitantes del mismo pueblo, se armaron con armas cortas y escopetas por los “atropellos” que vivían.
“Hay mucha gente golpeada, hay mucha gente amenazada”, declaró ese día.
La Secretaría de Seguridad Pública del estado informó más tarde que después del reporte, un aeromóvil de la Policía Estatal acudió a Jaleaca en busca de indicios de violencia, y que no los encontró. El comisario aseguró que el aeromóvil sólo dio tres vueltas y se retiró, y policías por tierra nunca llegaron.
Desde ayer que asesinaron a Arcos Fuentes ninguna autoridad del estado se ha pronunciado por su asesinato, aun cuando él les anticipó el panorama.
Así como el comisario de Jaleaca de Catalán, el comisario ejidal de Las Conchitas también fue asesinado el 3 de abril pasado, en un camino de terracería; viajaba en una cuatrimoto y fue interceptado por hombres armados; luego fue desmembrado frente a sus familiares.
Antes de ser asesinado, Carlos Márquez Oyorzábal, junto a sus pobladores también se armaron con el fin de defender sus bosques.
En el texto publicado el 24 de abril en este medio con el título Veinte años de asesinatos, desapariciones y detenciones contra defensores de los bosques en la Sierra de Guerrero, el director del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, Abel Barrera Hernández, comentó sobre la violencia en la Sierra de Guerrero.
El defensor manifestó que en el cinturón de la Sierra hay bosques, mina, agua, un potencial acuífero y boscoso muy importante, que en lugar de que sirva para que las comunidades tengan una vida digna, son vasallos por empresas (extractivistas) y grupos delincuenciales por la ausencia de las instituciones del Estado.
El destino del comisario ejidal de Las Conchitas y el comisario de Jaleaca ha sido el mismo que otros defensores de los bosques en la historia pasada reciente. Una ola de asesinatos y desapariciones se originó entre el 2011 y 2012. Por ejemplo, el 28 de noviembre del 2012, la dirigente de la Organización Campesina de Ecologistas de la Sierra de Petatlán y Coyuca de Catalán (OCESP), Juventina Villa Mojica y su hijo, Reynaldo de 17 años, fueron asesinados.
Un año antes de estos hechos, los también integrantes de la OCESP, Eva Alarcón y Marcial Bautista, fueron detenidos y desaparecidos en un retén del Ejército y de la entonces Policía Investigadora Ministerial (PIM). Hasta el día de hoy se desconoce su paradero.
Este texto se publicó originalmente en Amapola. Periodismo Transgresor. Aquí puedes leer la publicación original.
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