Atenco: La marcha al campo

5 mayo, 2019

Alicia usa la pala para compartir la siembra. La marcha de la siembra en Atenco, por la restitución de las Tierras. Foto: Daliri Oropeza

Es la primera vez en 13 años que el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra  no marcha en la Ciudad de México. Desde Atenco, año con año realizan caravanas después de hacer un homenaje a las víctimas de la represión en 2006. Este año, después de la consulta que canceló el aeropuerto, decidieron marchar al campo

Texto y fotos por Daliri Oropeza

SAN SALVADOR ATENCO.- Alicia sostiene entre sus manos una pala. En cuanto abre la tierra impulsada por sus brazos, caen tres semillas de maíz. Da tres pasos adelante y vuelve a clavar la pala en la tierra. La mujer que está a su lado arroja tres semillas una vez más. Así marchan entre los surcos, de a tres pasos, de a tres semillas. Son 40 surcos, todos bregados de a tres en tres, cada uno recorrido por una pareja sembradora.

Pero esta marcha no trae contingentes o banderas consigo, no resuenan consignas, los machetes esta vez no surcan el aire citadino sino la tierra barbechada. A 13 años de la represión a campesinos y habitantes de Atenco y de los pueblos de la orilla del lago de Texcoco, el ejercicio de memoria y de petición de justicia está ahora en la siembra de un terreno que está en el trazo de una carretera, supuestamente cancelada con las obras del aeropuerto, pero que continúa en construcción.

“Esta protesta de siembra muestra el interés de porqué vamos a las ciudades a marchar, es el no permitir que nos quiten la tierra, que nos despojen, volvemos a ese origen que hemos seguido y que es herencia de nuestros pueblos, patrimonio que los abuelos dejan a sus nietos, que somos nosotros”, dice Ignacio del Valle, pisando la tierra donde activistas, organizaciones sociales y campesinas marchan entre surcos, con semillas de maíz entre las manos.

Esta parcela que para septiembre tendrá mazorcas, es un paraje del núcleo ejidal de Atenco afectado por el trazo de una autopista que cruza las comunidades de Acuexcomac, Tocuila, Santa Cruz y San Felipe. Es una vía planeada para conectar vía terrestre al NAIM. Desde la cancelación del proyecto emblema del gobierno de Enrique Peña Nieto, continúan otras construcciones, entre ellas esta autopista: la Peñón Texcoco.

El proyecto no sólo divide territorialmente las comunidades. La intención y el proceso de realizarlo —desde 2001, cuando el entonces presidente Vicente Fox expropió tierras; 2006, cuando su gobierno y el de Enrique Peña Nieto en el Estado de México reprimieron a los opositores; hasta 2016, cuando inició la construcción del aeropuerto— han orillado a las personas de las comunidades a tomar partido. Muchas vendieron sus terrenos. Así se dividió también el tejido social.


“Nuestros abuelos nos decían que el trabajo cuando es siembra, nos une como familia. Somos una gran familia, en donde nos han enseñado a compartir la alegría, la tristeza, el trabajo, sobre todo la solidaridad que tienen nuestros pueblos”, vuelan los tres maíces que salen de la mano de Ignacio del Valle, quien fue preso político en 2006, caen en la tierra mientras camina por los surcos.

En los días del inicio del ciclo de la siembra, mientras la gente marcha entre los surcos, Ignacio del Valle y su compañera, Trinidad Ramírez, lanzan el maíz a los surcos; ellos son reconocidos por su participación en la defensa del territorio de Atenco y la organización en torno al Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra,  la región donde nacieron sus hijos, a quienes enseñaron el valor de la tierra.

Trini recuerda que la represión fue en el Día de la Cruz, que marca el ciclo agrícola, aunque también es un día de fiesta familiar para Atenco, pues los padrinos de la cruz de la construcción de las casas se reúnen y se regalan canastas de frutas, adornan la cruz con flores. Y en el 2006, ese día

“No marchamos a la ciudad, justo hoy importante ir al campo porque ese campo sigue en riesgo”, dice ella. Ahora, dice, es momento de sembrar resistencia, esperanza, solidaridad, organización. “Convocamos a sembrar vida”, insiste, después de describir el riesgo que aún tiene el campo y las exigencias que han hecho en la mesa de diálogo con el gobierno actual:

“Hoy resulta que esas tierras que para nosotros son nuestra reserva, ya no son nuestras, porque hubo una venta, pero fue ilegal, y estamos exigiendo a (Andrés Manuel López) Obrador: ‘si tu dijiste que hay corrupción en este aeropuerto, ¿para qué querían una autopista?’ Queremos la restitución de nuestras tierras, y si dice que es la Cuarta transformación, para nosotros no la habrá hasta que se nos restituyan esas tierras, para nosotros las mesa de diálogo no son para ir a pactar o negociar, sino para ir a exigir que se nos regrese eso que nos despojaron”.

Foto: Daliri Oropeza

El día de la cruz, la represión y la siembra

Delante del rostro siempre presente de Emiliano Zapata, el cura Juan José oficia una misa a 13 años de la represión, por el día de la santa cruz y por Alexis Benumea, activista y bailarín asesinado por policías con una bomba de gas lacrimógeno que le rompió la cabeza. Les dice:

“Los que entonces eran niños ahora son papás. Tienen la obligación de recordarles a sus nuevos hijos lo que se sufrió y todavía se sufre. (…) ¿Qué se va a hacer con esas tierras? ¿Qué va a pasar con todo esto?”.

Más que misa, dice Trini Ramírez, aquí se dan mítines. Y así es. Un enorme y pesado Cristo del veneno. A la misa acuden varias familias a bendecir sus cruces. La costumbre en estos pueblos es visitar a los compadres con una cruz adornada con flores y bendecida. La tranquilidad se ha hecho presente después de que el aeropuerto fuera cancelado, en palabras oficiales. El logotipo del nuevo gobierno municipal de Atenco dice “por la dignidad de Atenco”.

Pasan familias con cruces floradas por la plaza, cerca del punto de reunión de activistas y campesinos. A lo lejos ya huele a maíz cocido, las mujeres del Frente de Pueblos preparan sopes.

Para ejercitar la memoria, campesinos y activistas realizan un círculo de escucha, en el que narran en dónde vivieron la represión policial ese 2006. A los ojos de Zapata, una a una toman el micrófono y memoran, un día antes de ir al campo a sembrar:

El primero en hablar es un hombre activista: “Estábamos en los trabajos de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona”.

A Atenco llegaron estudiantes, activistas, integrantes de otros pueblos, muchos desde La Otra Campaña. Recordó que tal brutalidad de operativo vino tanto del gobierno perredista de Texcoco, en ese entonces gobernado por Higinio Martínez, hoy senador de la región por Morena, como de Peña y Fox. EEl contexto era de elecciones y polarización, La Otra Campaña del Ejército Zapatista de Liberación Nacional se abría paso por un México distinto, recorriendo el país. El EZLN había estado en Atenco.

Un hombre campesino dice: “Ese día perdimos la guerra pero no la vida”.

“Como que imaginaba que estaba yo soñando. Eran más granaderos que gente: calles, calles y calles de fuerza pública”.

“A mis sobrinos los sacaron a golpes”.

Mari, una mujer muy activa en el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra a quien siempre acompañan sus nietos, dice en el micrófono a su marido:

“¿Ya te habían madreado?”

“Loret de Mola decía en la tele: 10 camiones blancos llegaron a catear las casas. Los contrarios hasta aplaudían”.

“Ahora que entre el Marcos, voy a entrar a mi pueblo.”

“Pensaba en Trini. Esa madre, sus hijos, uno preso, la otra, desaparecida”.

En el círculo, con todo y lágrimas, las frases son potentes: Entramos a un domicilio. Nos pasaron a otro. Algunos ayudaban a los lastimados. En las noticias dijeron que catearían.

“Fallecieron compañeros esperando a que salieran los presos”.

Ofelia, trabajadora de la salud, y parte de la gran organización de trabajadores que se agruparon en la Otra Campaña toma el micrófono:

“Como trabajadores de la Sexta tuvimos cuatro presos. Todos estaban muy golpeados. Edith tardó dos años presa. Alexis murió el 7 de junio”.

“El responsable fue el Estado mexicano con su política de represión.”

“No se puede recordar sin sentir”.

“Hoy el gobierno de Peña Nieto tiene un juicio ante la CoIDH. No lo olvidamos”

Así siguieron las participaciones:

“A Nacho le dieron una condena de 112 años. Cuando ya estuvieron libres le agradecieron a todas las personas que participaron en su libertad. Y así regalaron el paliacate y el machete”.

“Se le arrebató la tierra al Estado.”

“Cada uno que vivimos esta agresión podríamos hacer un volumen de un libro. Es lo mismo, pero cada quién lo vivió a su manera. Yo tuve que huir, a refugiarme. Al ver las patrullas sentía que me persiguieron. Vi pasar a varios compañeros golpeados. Los gritos. En la cada que me escondieron vi la televisión, los granaderos, comencé a temblar de miedo. Pienso que yo no viví eso. Fue un sueño. O una pesadilla”.

“Tenemos para que nos hagan varios libros”.

“Desde el 2001 nosotros ya vamos en la cuarta o en la quinta. No sabemos. Pero comenzamos a transformar a Atenco  y al globo terráqueo desde entonces”.

“Cada quien tiene su historia acá en Atenco.”

No era posible resistir tanta fuerza de ese sistema”

Trini Ramírez termina: “Cada uno somos una historia y esa historia es muy larga. Hasta compartir con 1 persona. Era necesario ese ejercicio colectivo de escucharnos”.

Quedan pendientes. Uno de los más importantes es la verdad por lo ocurrió hace 13 años, que lleve a la justicia.

Misa a 13 años de la represión en Atenco: Foto: Daliri Oropeza


El futuro del lago

Las mesas de diálogo inter institucionales con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador continúan. Presentaron una propuesta de parque ecológico, “el parque urbano más grande del mundo”. Los campesinos han escuchado y han reiterado que lo que sea que pase debe ser en conjunto, con los Pueblos, y sus actividades.

“No nos hemos vendido. Ha sido difícil ver a la gente del gobierno a los ojos. Pero hay que exigir que gobiernen para el pueblo.  Nuestra la lucha es por nuestra tierra, nuestra historia y nuestros derechos”, dice Trini frente a la manta de Zapata.

“Con esta actividad de siembra, que para nosotros es un acto cotidiano, lo que estamos demostrando es el apego de las comunidades a la tierra en el ciclo de la siembra para garantizar el alimento posterior, y justo estamos sembrando maíz y frijol”, reitera Ignacio del Valle a la orilla del terreno recién cultivado.

Aunque las empresas sigan la construcción de una Autopista, ahora hay una parcela sembrada, además del jardín de Nieves. La decisión fue tomada antes de que ellos iniciaran esos trabajos de esta carretera, reitera Ignacio del Valle: “seguimos en la postura de no negociar la tierra bajo ninguna circunstancia”.


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