Guanajuato es la cuarta entidad con mayor exceso de muertes por todas las causas, 55.2% desde que comenzó la contingencia sanitaria en 2020; los municipios más afectados pertenecen a las regiones Sur y Laja-Bajío, donde también destaca la violencia
Texto: Alonso Merino Lubetzky y Martha Silva / POPLab
Fotos: Alonso Merino Lubetzky
Gráficas: Martha Silva
Análisis geoestadístico y mapas: Sebastián Vargas Molina y Alonso Merino Lubetzky
GUANAJUATO.- Poco más de un año ha transcurrido desde que inició la pandemia del SARS-CoV-2 en el mundo y los números sobre el exceso de mortalidad desbordaron las expectativas: en Guanajuato, la cifra de fallecimientos ha sido 55.2 por ciento superior a la esperada.
La violencia criminal, lo mismo por homicidios que por atrocidades, también ha sumado su cuota, convirtiendo a esta entidad en una de las más mortales del país.
Aunque León, la ciudad más grande del estado, tuvo más de 3 mil muertes “extras”, son los municipios de las regiones Sur y Laja-Bajío, encabezados por Cortazar, los proporcionalmente más afectados.
El exceso de mortalidad —dice la Organización Mundial de la Salud— es una estimación del número de muertes adicionales directas e indirectas que deja un evento social y sanitario. El cálculo se hace restando las muertes esperadas a las muertes observadas durante un periodo, en este caso, las que ocurrieron como consecuencia de la pandemia de covid-19.
Sin embargo, hay una discordancia entre estadísticas: de acuerdo con datos federales, el exceso de mortalidad en Guanajuato solo durante 2020 fue de 15 mil 620 muertes más de las esperadas, mientras que según la Secretaría de Salud de la entidad (SSG), apenas se llegó a los 8 mil 212 casos; una diferencia de casi la mitad de muertes excedentes.
Una de esas miles de defunciones fue la de la señora Esperanza, una mujer diabética de 74 años que requirió atención médica a finales de enero de 2021 cuando sus niveles de azúcar se dispararon, para finalmente fallecer internada en el ISSSTE Irapuato. Tras su muerte, los familiares se enteraron por las pruebas de laboratorio que la causa fue SARS-CoV-2 y no diabetes, como se había pensado.
Pasado el año 2020, los efectos de la pandemia en la sobremortalidad persisten. Según los últimos datos de la Secretaría de Salud Federal, Guanajuato es la cuarta entidad a nivel nacional con mayor porcentaje de exceso de fallecimientos por todas las causas de muerte, solo por debajo de CDMX (91%), Estado de México (78.8%) y Puebla (70.1%). El pico estatal fue en la segunda semana de 2021, con 258.6 por ciento más de las muertes esperadas.
Son los varones de 45 a 64 años de edad donde se concentra el mayor exceso de mortalidad en Guanajuato, con 84.2 por ciento más muertes para este grupo de edad.
En el caso de las mujeres, la principal causa de muerte entre los 25 y los 44 años durante los primeros ocho meses del 2020 fueron tumores malignos y solamente en segundo lugar el coronavirus.
El último cálculo del exceso de mortalidad en México comprende desde la primera semana epidemiológica de 2020 hasta la sexta semana de 2021. Y en él se incluyen los decesos por las enfermedades de siempre, tales como diabetes, hipertensión, cáncer, accidentes y violencia, así como las que cuentan con un diagnóstico claro por SARS-COV-2.
Sin embargo, la gran parte de esos fallecimientos atípicos que dejó el 2020 han sido por este nuevo virus, aunque su registro aparezca por otras causas. La pandemia llegó a complicar los de por sí precarios sistemas de salud, obstaculizando la atención de pacientes covid-19 y de las patologías comunes.
«Si un paciente no tenía un examen positivo de covid-19, no se le podía poner que había fallecido por esa causa. Entonces, podía decir infarto, neumonía u otra causa de muerte, pero no siempre lo era realmente. Aunque sabíamos que clínicamente era covid-19, si no había pruebas, de inicio no se podía diagnosticar como tal. Las otras causas son muertes violentas. De ese tema sí hay mucho», explicó a POPLab la doctora Noelia, del Centro de Atención Integral de Servicios Esenciales en Salud (CAISES) en Uriangato.
Esperanza fue ingresada al área covid-19 en el ISSSTE de Irapuato por una fiebre leve, pero sin diagnóstico positivo de coronavirus. Pasaron nueve días y el cuadro de Esperanza se complicó. A falta de medicamento en el hospital para un tratamiento adecuado, sus familiares tuvieron que comprarlo por fuera, 4 mil pesos fue el costo de las medicinas. Sin embargo, cuando un médico les notificó de su muerte, les dijo «que no habían alcanzado a ponerle el medicamento”.
Aunque las tres principales causas de muerte en 2020 según la Secretaría de Salud de Guanajuato fueran, en ese orden: infarto al miocardio (6 mil 937), coronavirus (4 mil 802) y diabetes mellitus (2 mil 936), no significa que infartos y diabetes no estuvieran asociadas a covid-19. A nivel nacional la cuarta causa de muerte fue tumores malignos, sin embargo, en Guanajuato ese lugar lo ocupan las agresiones con disparo de arma de fuego en calles y carreteras (2 mil 055).
El personal de salud reconoce que la desatención se vivió en las salas de espera; durante la primera ola de contagios las afecciones no-covid comenzaron a ser desplazadas con la reconversión hospitalaria y la saturación de servicios esenciales como urgencias, quirófano, traumatología y medicina interna.
«Debido al cierre de áreas y a que el 90 por ciento del hospital se reconvirtió en área covid, muchos pacientes esperaron meses para recibir una cirugía, cuando anteriormente tardaban quince días en programarlas», dice Lilia, enfermera del Hospital General de León.
Daniela, enfermera en Purísima del Rincón, dice que, a pesar de que «no se les dejó descubiertos» a los pacientes no-covid, al menos en atención de primer nivel, lo cierto es que prácticamente todas las cirugías se suspendieron en la región porque los hospitales de San Francisco del Rincón, Purísima del Rincón y Manuel Doblado se convirtieron en hospitales destinados exclusivamente a atender coronavirus.
El secretario de Salud de Guanajuato, Daniel Díaz Martínez, declaró que «es muy probable que como muchas de estas defunciones ocurrieron en casa, y eso lo sabemos, más del 40 por ciento de las defunciones dictaminadas en casa históricamente siempre ha ocurrido, pero es muy probable que se le ponga ‘se infartó’ cuando de base había enfermedad que es covid-19».
El Corredor Industrial concentra por sí solo el 63 por ciento del exceso de mortalidad de la entidad, con 5 mil 227 más muertes de las esperadas para esta región. En total, las defunciones que se observaron, según datos de la SSG, fueron 24 mil 439.
Mientras en 2018 y 2019 fallecieron en León poco más de 8 mil personas por año, en 2020 esta cifra se elevó de manera abrupta a 11 mil 454, lo que de acuerdo a las muertes esperadas sin pandemia representó un incremento del 35.9 por ciento. A León, le siguen Celaya, Silao, Salamanca (358 más casos) e Irapuato (596 más casos).
eEl segundo municipio con mayor proporción de fallecimientos por covid es al mismo tiempo el del porcentaje más alto de exceso de mortalidad: Cortazar. A este le siguen Villagrán, Coroneo y Uriangato. Los de mayor tasa de mortalidad por cada mil habitantes y por todas las causas de muerte fueron Santiago Maravatío, Salvatierra, Tarimoro, Acámbaro y Pueblo Nuevo.
Santiago Maravatío tiene la peor tasa de mortalidad en el estado y la de mortalidad por homicidio más elevada —208 personas por cada 100 mil habitantes— incluso a nivel mundial, comparable con Siria, que tiene una década en guerra.
Para Saúl, enfermero del Hospital General de León, el exceso de fallecimientos sí se percibió, además de que mucha gente padeció sus enfermedades en casa y se desconoce cuál fue la evolución de sus enfermedades. «En algunos casos fallecieron por falta de atención porque al estar saturados los servicios, no podíamos darles los cuidados que necesitaban», comentó.
«Yo estuve en primera línea con pacientes no-covid y desgraciadamente sí hubo una desatención, porque el hospital se saturó de pacientes covid-19. Un paciente de neuro, un paciente de problemas cardiacos, se infartaba y no te dabas cuenta», explica.
Una familia originaria de Abasolo espera afuera del Hospital General de León bajo una sombra hechiza con telas y lonas. Aguardan a que a su hija le asignen radiaciones por cáncer cervicouterino. Su odisea comenzó en noviembre de 2020, cuando fue diagnosticada en el Hospital Materno de Irapuato donde recibió tres operaciones en un mes: matriz, ovarios y vesícula. A León llegó porque «en Abasolo solo atendían covid-19 y en Irapuato no cuentan con los aparatos para las radiaciones», dijeron.
«La mortalidad excesiva por otras causas distintas a covid-19 nos apunta a que hay otras muertes en las cuales la gente no tuvo atención médica, no llegó a los hospitales, no hubo pruebas o no se diagnosticaron adecuadamente. En Guanajuato aumentó la mortalidad en general, pero aumentó también la mortalidad específicamente por causas violentas», explicó el Dr. Marcos Arana Cedeño, del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ).
La doctora Noelia lo confirma: cuenta que las dos causas principales de fallecimiento el año pasado en su municipio, Uriangato, fueron covid-19 y violencia. Al incremento abrupto de estos dos tipos de muerte, habría que sumar las carencias previas del sistema de salud estatal. De acuerdo con el Índice de Progreso Social (IPS) de 2020 —que mide necesidades básicas, educación, inclusión, salud, seguridad, medio ambiente, entre otras—, Guanajuato ocupó el lugar número 28 de 32 entidades en el rubro de Salud y Bienestar, lo que lo ubica entre los cuatro estados con el panorama de salud más complicado para su población.
Florina, quien vive en El Carricillo, la comunidad más grande del municipio de Atarjea, está perdiendo la vista a consecuencia de su diabetes, padecimiento al que se suma la hipertensión arterial. Pese a que se atiende en Querétaro, entidad que ha tenido menores tasas de covid-19, le retrasaron sus citas para la operación y las curaciones de sus ojos. A la incertidumbre de la pandemia se suma la consciencia de saber que su visión se deteriora día con día.
Pero hay otras caras ocultas, una de ellas la desconfianza en los sistemas de salud, que alejó a los enfermos de una atención oportuna. Según el estudio del Grupo de trabajo interinstitucional, además de las muertes por covid-19, “el resto podría estar directa o indirectamente asociado con las condiciones que ha causado la emergencia epidemiológica, tales como la dificultad en el acceso a la atención oportuna de otros padecimientos o el temor de la población para asistir a las instalaciones e infectarse de covid-19”.
Daniela reconoce que la pandemia ha afectado a todo tipo de pacientes e incluso, durante los meses de diciembre, enero y febrero, la cantidad de aquellos con covid rebasó la capacidad hospitalaria en Purísima. “Pero también los pacientes dejaron de acudir por miedo a que los matáramos, literalmente eso decían», explica.
En los Indicadores de resultados de evaluación del desempeño de sistemas de salud estatales, desde antes de la pandemia Guanajuato ya figuraba como la 3.ª entidad con menos médicos generales y familiares en contacto con el paciente en instituciones públicas de salud, situación que la contingencia complicó por la cantidad de trabajadores de la salud que fueron enviados a sus casas por tener comorbilidades.
Lilia, explica que una de las causas de complicación en la salud de pacientes con hipertensión y diabetes durante las primeras dos olas de incremento de casos de covid-19, era la falta de personal y la saturación de los servicios en el Hospital General de León.
«Nosotros le comentábamos a la gente que si tenían alguna patología, que se cuidaran porque era el peor momento para empeorar; para descuidarse de diabetes, de hipertensión, porque no había lugar. No había personal. Entonces, les iba a ir mal si enfermaban», dijo.
En repetidas ocasiones, el gobierno de Diego Sinhue Rodríguez Vallejo ha sostenido que Guanajuato es uno de los estados que mejor ha controlado la pandemia de covid-19 debido a que cuenta con el mejor sistema de salud del país.
Mientras tanto, en Xichú, los pacientes de oncología fueron los únicos a los que no les suspendieron sus citas, todos los demás han tenido que esperar para ser atendidos. Una paciente de San Diego de la Unión fue igualmente trasladada al Hospital General de León porque «no tenían la medicina ni el material suficiente». Ramses y María, sus padres, no saben explicar qué tiene, pero dicen que «ya está mejor, tiene un pequeño problemilla en el hígado, una mancha y es la que le quieren quitar para darla de alta».
La pareja ha pasado las noches fuera del nosocomio en espera de su recuperación. Sin embargo, explican que «allá en donde vivimos en San Diego de la Unión no la quisieron atender y la mandaron para acá».
Ilse, una enfermera del Centro de Atención Integral de Servicios Esenciales en Salud (CAISES) en Valle de Santiago —el séptimo municipio con mayor número de muertes—, nos cuenta que fue a «las personas que sufrían o que padecieron presión alta o diabetes a las que más les afectó la pandemia».
La ola de muerte excesiva que dejó la pandemia en Guanajuato sigue creciendo.
Este trabajo fue realizado por POP LAB, que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes consultar el original.
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