Hace un año, la pandemia de covid causó que las aulas cerraran y las clases fueran virtuales. El libro y la pluma se convirtieron en una guarida para miles alumnos y docentes que consolidaron una red nacional de lectura y escritura
Texto: Daliri Oropeza
Fotos: Especial
CHOLULA.- Sofía Alejandra Máquez Matus es una de las estudiantes de secundaria que dejó de asistir a la escuela un año atrás, cuando comenzó la Jornada Nacional de Sana Distancia. En este año, los libros le ayudaron a superar pérdidas familiares y tristezas, y a ver la pandemia como una invitación leer todo tipo de escritos, que le permitan entender la realidad.
Docentes y Estudiantes consolidaron una red de lectura y escritura después de realizar el primer Encuentro “Leer y escribir para la vida”, a un año del cierre de escuelas, pero el principio de las clases a distancia.
Sofía Alejandra participó en una de las sesiones de las 26 salas de diálogo que se abrieron para realizar esta “fiesta de la palabra”, como la bautizó el equipo de docentes que lo organizó. Fue todo virtual. La pandemia llevó el ingenio de los maestros a buscar modos de crear pedagogías transformadoras, como dice la maestra Tere Garduño, una de las organizadoras.
Y recalca: “hablamos de la palabra para transformar al mundo”.
Con más de 550 asistentes, docentes de todo el país realizaron este encuentro virtual con estrategias de lectura que sirvió para canalizar las emociones y lo saberes, a un año del cierre de escuelas por la pandemia.
Sofía Alejandra cursa primer grado en la Secundaria Técnica de San Juan Bautista Tuxtepec, Oaxaca. Considera que le afectó mucho cuando dejaron de haber clases presenciales, sin embargo ha tenido que acostumbrarse a las pantallas.
“La lectura ha sido un refugio en este tiempo de pandemia”, destaca. Incluso le gustaría tener más libros a su alcance pues ya leyó la mayoría.
Durante el encuentro, las participantes intercambiaron sus escritos con personas de su mismo grado escolar pero de otras latitudes del país. Así, los docentes lograron la representación de 22 estados donde el 66% fueron estudiantes de Preescolar, Primaria, Secundaria, Preparatorias, Normales o Universidades. La categoría individual con mayor cantidad de participantes fue la de docentes, con 130, que intercambiaron sus estrategias para incentivar la lectura.
“Es bonito encontrar personas de nuestra edad que les guste la lectura, no estamos solos”, dice la estudiante, que participó a finales de febrero en el encuentro de escritoras y lectoras «Leer y escribir para la vida», convocado por la Universidad Nacional Autónoma de México. Para ella, ese encuentro fue una oportunidad de seguir la inspiración de lectura y escritura que le inculcó su familia, con la que ha podido convivir más durante la pandemia.
Ana Sofía Equihua, estudiante de cuarto semestre del Colegio de Ciencias y Humanidades Sur, de la UNAM, asegura que para ella los libros son como un amigo que le muestra el mundo, los sentimientos y los ueños de otras personas.
«Brindan compañía en los momentos más difíciles, al igual que la escritura. Tienen en común el arropo de nuestra persona para marcarla y ayudar en nuestro crecimiento. Otorgan el regalo de la sensación colectiva, al exponer los escritos de autoría propia y ajena”.
Para ella, exponer su pasión como escritora en el encuentro y le dio el impulso de comenzar a publicar sus escritos, al ver la resonancia que tuvieron en la sala virtual de preparatorias y bachilleratos.
Relata que el encuentro también le sirvió para darse cuenta de las distintas realidades que viven las maestras y los estudiantes en distintas comunidades escolares del país. Corroboró que si bien hay muchos estudiantes que ya quieren regresar a las clases presenciales, muchas personas no tienen las posibilidades.
EL Encuentro es un buen momento para exigir a las maestras y profesores que dejen a las estudiantes explorar todas las formas de la palabra, y les dejen leer aquello que les gusta, sobre todo otros textos que les apasionen, pero sin imponer. Describe que lo importante es provocar la curiosidad que lleva a la lectura y la expresión literaria.
Envía un mensaje a los docentes: “por favor, abran y difundan más talleres de lectura y escritura que hacen falta jardines para las letras. En las escuelas existe el taller de danza, dibujo y música, ya es momento de abrir el taller de la palabra”.
Ese encuentro ayudó a crear una comunidad en torno a la lectura y la escritura, con participantes de muchos lugares de México.
Evelyn Mariel Santiago López, por ejemplo, decidió que quiere escribir cuentos en su lengua diidxazá o zapoteca, después de participar en el encuentro. Tiene 9 años y cursa el tercer grado de primaria en la escuela Vicente Guerrero de Santa María del Tule, Oaxaca.
“Me gustó mucho este encuentro porque conocí a personas de otros lugares, lo que piensan y sienten sobre los libros y la lectura. También sobre cómo viven y cómo les ha afectado la pandemia. A mí me afecta porque no puedo salir a pasear o ir a visitar a mis familiares”, dice Evelyn con una sonrisa.
La maestra Tere Garduño es directora de la Escuela Activa Paidós. Asegura que gracias a la convocatoria de la UNAM y el esfuerzo de las comunidades escolares, lograron una articulación que conjuntó a más de 550 participantes. Hubo estudiantes, bibliotecarios, mamás, docentes, investigadores, siempre y cuando fueran integrantes de las comunidades escolares.
“Este encuentro permitió constituir una gran comunidad escritora-lectora que tejió lazos de palabras para formar un lienzo que nos cubre en estos tiempos de incertidumbre para que nunca más sintamos la frialdad de la soledad. Ha sido muy impresionante este concierto de voces que gozan de la palabra propia y ajena, que tejen historias, que escriben cartas, que se acercan al espacio”, asegura la directora de Paidós.
Tere Garduño asegura que la escuela puede tener otro significado, y estos encuentros son otra manera en que la escuela acompaña y teje redes con más comunidades interesadas en la lectura y escritura, ahora más necesarias que nunca por el contexto de la pandemia de covid-19.
“Descubrimos que en muchos lugares hay periódicos murales, trípticos evistas, todo tipo de modos para comunicar a través de la escritura lectura.
De todo tipo de estrategias de lectura, librobús, mochilas viajeras, colibritos, bibliotecas autónomas”, asegura la maestra.
La maestra Sara Reyes participó en las mesas de Docentes y estrategias que usan para contagiar a estudiantes de leer y escribir. Como maestra jubilada, fue moderadora del diálogo. Asegura que el intercambio del encuentro posibilitó escuchar otras formas de leer y de escribir desde sus creadores.
Sara destaca el modo en que el encuentro implicó conocer otras formas de trabajo de docentes, identificar algunas diferencias en cuanto a los contextos escolares y visibilizar las estrategias que ya son efectivas que se pueden replicar para incentivar la lectura.
Para ella, este es un tejido necesario que se consolida una red de lectores y escritores, pues el encuentro fue posible gracias a la organización y de las comunidades escolares. Y este fue el espacio de encuentro en donde maestros y profesoras acordaron replicarlas.
Asegura que una de las conclusiones a las que llegaron es que el encuentro demostró la riqueza lingüística de las comunidades de nuestro país continúan vivas y que la labor de los docentes de esas regiones tienen un trabajo doble: por un lado enseñar el conocimiento actual y por otro rescatar el conocimiento de las comunidades.
Destaca que se escucharon el mazateco, mixteco, náhuatl, otomí, p’urépecha, totonaca y zapoteco en las diferentes salas del encuentro.
La maestra Tere Garduño asegura que ahora el compromiso es para adelante. Es ver publicados los textos de los participantes, pero también continuar encontrándonos en torno a la lectura y la escritura.
¿Cómo seguir adelante con esta comunidad?, se pregunta.
La maestra asegura que los encuentros seguirán, que se construyó un espacio muy horizontal, donde además las comunidades enteras se pudieron involucrar al escuchar a sus representantes de grupo y escuela por las transmisiones en vivo por redes sociales. Esto no lo contempla lo institucional, asegura.
Para ella es muy importante el compromiso que hay desde diferentes geografías, con los estudiantes, para que puedan compartirse y verse reflejados en quienes leen y escriben.
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