Nos han metido tan bien en la cabeza que equivocarse nos quita valor que olvidamos que los errores son parte de quienes somos y que compartirlos puede crear comunidad
María Ruiz / @maria_efemere
Vivimos tiempos de tanta pretensión y competencia exacerbada por las redes sociales y la precariedad laboral que no alcanzamos a ver al error como abono. Uno que puede hacer crecer comunidades y alimentar procesos creativos más sinceros.
Entré a un diplomado de foto en el Centro de Formación Audiovisual f64. Se llama 7+1 estrategias creativas. Desde entonces, mis viernes se han vuelto un respiro. A veces, hasta se sienten como días de terapia colectiva. Escuchar sobre los bloqueos creativos que expresan mis compañeras y compañeros fotógrafos y resonar en ellos es bastante sanador.
Lo es aún más cuando se combina con la escucha a fotógrafas y fotógrafos, cuya chamba admiro muchísimo, hablar de sus errores como caminos. Que las personas que nos inspiran se abran con sus procesos y los compartan con nosotros humaniza soñar.
Compartir el error es una de las bases del diplomado que coordina Zahara Gómez. Cuestionar las narrativas hegemónicas del fotógrafo creador también. En estas semanas hemos escuchado una serie de creencias que cargamos entorno a lo que significa ser fotógrafo y cómo más que guías se vuelven crisis y obstáculos.
¿Por qué le tenemos tanto miedo a reconocer que nos equivocamos cuando los errores son más la norma que los aciertos? Nos han metido tanto en la cabeza que equivocarse nos quita valor que olvidamos que los nuestro historial de equivocaciones son parte de quienes somos y que compartirlos puede crear comunidad.
Vernos reflejados unos en otros, encontrar sincronías, generan diálogos y los diálogos abren nuevos y más interesantes caminos hacia afuera y hacia adentro.
No sé quiénes terminaremos siendo al terminar el ciclo, tampoco sé si lograremos echar a andar nuestras ideas pero lo que sí sé es que escucharnos me da paz, una que no sentía desde hace mucho tiempo. Y que he vuelto a disfrutar imaginar.
Quizá se escucha como cualquier otro taller pero en un mundo construido de verdades a medias y de pretensiones contarnos tal cual somos, escucharnos, reconocer nuestros errores, entenderlos, compartirlos sin juzgarnos y desde las ganas de aprender, es bastante revolucionario.
Foránea siempre, lo suyo es lo audiovisual y el periodismo es la vía por donde conoce y cuestiona al mundo.
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