Uno de cada tres hogares en Ciudad Juárez tienen una jefa de familia. Los hogares donde la proveedora es una mujer ascendieron al 34 por ciento de las más de 449 mil en esta frontera, mientras que en 2010 la proporción fue de 25 por ciento del total en ese entonces, de acuerdo con el Inegi
Texto: Karen Cano / La Verdad
Fotos: La Verdad
CIUDAD JUÁREZ.- La vida le cambió hace 10 años a ‘Monserrat’, cuando su marido fue asesinado. Ella quedó viuda a los 35 años y con dos hijas, de cinco y un año.
“Tuve que hacerme cargo de todo, y ya más o menos sabía cómo se hacían las cosas, pero ahora tenía que hacerlo todo yo sola”, relata la madre de familia, quien para sostener su hogar tuvo que hacerse cargo de los negocios de transporte propiedad de su esposo.
El hombre murió de una agresión que sufrió en el 2011 durante un intento de extorsión, práctica delictiva que en ese año mantenía asolados a los propietarios de pequeñas y medianas empresas en Ciudad Juárez.
Lo primero que cambió es que tuvo que contratar a alguien que le cuidara a sus hijas para trabajar y hacerse cargo de los negocios que dejó su marido, relata. Actualmente, cuenta que además tiene otras actividades laborales del gremio de transporte donde es “la única mujer” entre hombres.
Al igual que Monserrat, en Ciudad Juárez hay otras 152 mil 263 mujeres que llevan las riendas de su casa, exhiben estadísticas del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Investigación (INEGI) a través del Censo 2020, cuyos resultados fueron publicados recientemente.
La cifra va en aumento. Hace 10 años, el número de mujeres jefas de familia era de apenas 85 mil 37, de acuerdo con datos del mismo instituto. Es decir, que esa cantidad aumentó hasta en un 79 por ciento en la última década.
La profesora investigadora Rosalba Robles Ortega, socióloga con la especialidad Mujer y relaciones de Género, considera que ese crecimiento es natural, no tanto por la obviedad del aumento de la población, sino por el aumento de la violencia.
“Esto es por la violencia que también ha ido en aumento y cada vez más mujeres se quedan solas. Estamos hablando de la violencia no sólo hacía las mujeres, sino en todas sus aristas y términos”, expone.
En el 2010, 85 mil 052 mujeres fueron registradas como jefas de familia, representando entonces el 25 por ciento de los hogares censados en ese entonces; los hombres, fueron 257 mil 876, representando un total del 75 por ciento.
Este no es el único indicador en el que género femenino se impuso sobre el masculino a razón de su crecimiento estadístico.
En lo que respecta a la tasa de participación económica de la población de 12 años y más, la inclusión de las mujeres en el ámbito laboral creció más de 10 puntos porcentuales esta última década; en el 2010, el 38.9 por ciento de las mujeres trabajaban, mientras que para el 2020 son ya el 53.5 por ciento.
Y aunque este último dato pudiera ser considerado como positivo en algunos círculos feministas, no indica precisamente un empoderamiento femenino, explica Robles Ortega.
“Cuando la percepción de un salario no es algo que nos permita tomar decisiones importantes en relación a nuestro hogar, entonces no hay autonomía. No podemos considerar que un ingreso las empodera, mientras sigan creyendo que sólo están aportando, aun cuando ganan lo mismo o más que el marido”, afirma.
A razón de esto, señala que el sistema patriarcal le exige al hombre que sea el único y oficial proveedor de la familia, por lo que existe la resistencia a dejar de serlo.
Hace un año que Claudia Carrillo, de 33 años fue golpeada por quien fuera su conyugue.
“Estuve incapacitada porque me rompió la nariz y decidí separarme”, cuenta la madre de 3 hijos de 3, 5 y 11 años. Desde entonces es la única que se hace cargo de su familia, aunque, de hecho, ya trabajaba cuando esto pasó, pues su expareja no colaboraba con los gastos.
“Yo lo mantenía a él”, relata.
Actualmente trabaja en una maquiladora, en el turno de 4 de la tarde a la 1 de la mañana, el tiempo apenas le alcanza para descansar y apoyar a sus hijos con las tareas.
“Es muy pesado, a veces se levantan a las 6 o las 7 y me piden que les haga de comer, que más me gustaría que quedarme con ellos, siempre me dicen ¿A dónde vas?, aunque creo ya se acostumbraron, pero yo quisiera estar más con ellos.
Luego a veces trabajo tiempo extra y pues nada más estoy dormida, solo me levanto a comer y a bañarme y otra vez me voy”, explica.
No obstante, ella siente que ahora está mejor que ahora, pues al menos cuenta con más tranquilidad.
“Nosotras podemos solas con nuestros hijos y no necesitamos de ningún hombre para poder sacarlos adelante, nos debemos amar más que a un hombre, tener amor propio”, reflexiona.
Robles Ortega considera que aun cuando la situación en general no es la misma que hace 10 o 20 años, sigue prevaleciendo la opresión de un sistema que no permite avanzar en materia de igualdad.
“Es un sistema que no acabamos de desmantelar y es el patriarcado, eso nos sigue llevando a situaciones de violencia y a que no se resuelvan estas cuestiones como síntomas del sistema en que vivimos”, puntualiza.
Esta ota fue realizada por LA VERDAD. La reproducimos con su autorización. Aquí puedes ver la publicación original.
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