El 30 de enero de 1981, el profesor Misael Núñez Acosta fue asesinado a unas cuadras de la escuela primaria donde impartía clases, en Loma de Tulpetlac, Ecatepec. El motivo: luchar por su comunidad y contra el charrismo en el magisterio. A 40 años de su asesinato, su legado sigue vigente pero su asesinato continúa impune
Texto: Alejandro Ruiz
Fotos: Cortesía de Saúl Arroyo, fotógrafo de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación
Siempre que se hace una historia
se habla de un viejo, de un niño o de sí.
Pero mi historia es difícil:
No voy a hablarles de un hombre común.
Silvio Rodríguez. Canción del elegido
CIUDAD DE MÉXICO.- Estado de México, década de 1970. La oleada de los movimientos sindicales y urbano populares llega a la zona industrial ubicada al norte de la zona metropolitana, Ecatepec, en concreto. Cientos de familias campesinas, desplazadas por el hambre y atraídas por la promesa de trabajo en las fábricas, luchan por una vivienda. Ahí hay un gran número de organizaciones obreras. El charrismo está en auge, pero el surgimiento de cientos de organizaciones democráticas lo pone en aprietos. El fantasma del comunismo ahora recorre Ecatepec, y entre los cientos de nombres que se escuchan en las pláticas de pasillo de alguna fábrica, o en las oficinas de la Dirección Federal de Seguridad, uno sobresale: Misael Núñez Acosta.
Hoy se cumplen 40 años de su asesinato.
“Misael era una persona muy amable y cordial. Un luchador incansable por las causas del pueblo. Metódico siempre en el trabajo de la escuela y de la comunidad, nunca se le escapaba nada, era muy inquieto”. Así lo describe Paulino Arroyo, un antiguo compañero de Misael en la Loma de Tulpetlac, Estado de México.
Misael nació el 1 de agosto de 1949. Originario de Tenango, Hidalgo, comenzó su carrera magisterial en la Escuela Normal Rural del Mexe, de la cual, de acuerdo a testimonios de la época, fue expulsado tras exigir el cumplimiento de sus derechos como estudiante.
En 1970 se recibió como docente en la normal de Tenería, en el Estado de México. Comenzó a ejercer su profesión en comunidades de la Sierra Norte de Puebla, donde se involucraría activamente en las luchas que los pueblos y comunidades de la región libraban para exigir agua potable, luz eléctrica y escuelas públicas.
Al cabo de un par de años se trasladó al Estado de México. Ahí, su esposa, Yolanda Rodríguez –también docente– llevaba un par de años trabajando. La experiencia política adquirida en su formación como normalista rural, sumada a su acercamiento a procesos populares, lo llevó a vincularse con organizaciones sindicales y de colonos en la región del Valle de México, principalmente en las localidades de Xalostoc y Texalpa, en Ecatepec; Atizapán y Los Reyes La Paz, Estado de México.
Su paso como docente en algunas escuelas del norte del Estado de México, estuvo marcado por su militancia activa en causas sindicales y urbano populares.
En 1974 Misael llegó a Loma de Tulpetlac, en el municipio de Ecatepec, como director de la escuela primaria Héroes de Churubusco. Ahí desplegó un amplio trabajo político, pedagógico y social que se extendería en varias colonias de la zona, como Nuevo Laredo, Ciudad Azteca, El Bosque y Santa Clara, por mencionar algunas.
Paulino Arroyo narra:
“Misael organizaba junto a los alumnos y padres de familia faenas de limpieza y eventos culturales donde cantaba y tocaba la guitarra. Ya después se hacían asambleas donde estábamos maestros, padres y alumnos, y discutíamos las necesidades de la comunidad, qué servicios era necesario gestionar. Él siempre nos motivaba a luchar, a construir escuelas, a formar conciencia de los problemas sociales.”
Durante su estadía en La Loma, Misael participó y convocó a jornadas de lucha para gestionar los servicios básicos que hacían falta en la comunidad. Ante la creciente demanda de vivienda debido a la acelerada industrialización de la zona, Misael promovía la construcción de escuelas y vivienda. También impulsaba la regularización de lotes y predios, para que pudieran ser propiedad de la comunidad, predios que muchas veces estaban bajo el control de los caciques locales que se alineaban con el gobierno en turno.
“Nos enfrentamos muchas veces a los caciques”, recuerda Paulino Arroyo. “Pero siempre la comunidad salía ganando, pues teníamos la razón. Así fue como levantamos la Escuela nocturna Emiliano Zapata, donde dábamos clases de 6 a 9 pm, sin cobrar. Era una escuela para adultos a las que podían asistir los jóvenes que trabajaban en las fábricas.”
Arroyo enumera las escuelas que levantaron: la Mariano Matamoros, «que resultó de una toma de terrenos que realizamos junto a la comunidad de Texalpa». También, la escuela Simón Bolívar y la Quetzalcoatl, en la colonia Ampliación Tulpetlac; y la escuela Vista Hermosa a un lado del centro de San Cristóbal Ecatepec.
Estas movilizaciones permitieron la fundación de la Coalición de Colonias de la Loma de Tulpetlac, compuesta, en su mayoría, por trabajadores y trabajadoras que habitaban estas colonias, y que hasta la fecha sigue existiendo.
A la par de que se iban consolidando los avances y mejoras en las colonias populares, Misael se vinculó estrechamente con las y los obreros de la zona. Los asesoraba políticamente para la conformación de sindicatos independientes .
“Misael comenzó a asesorar a los trabajadores de las empresas y fábricas cercanas, y apoyó activamente las huelgas de la General Electric de Cerro Gordo y Santa Clara, la Kelvin Motors, La Favorita y muchas otras”, añade Paulino.
Cabe recordar que esta zona y los movimientos que emanaron de los obreros fue finalmente controlada por los caciques priistas de la zona, en particular la coordinadora Río de Luz, la cual se encargó de reventar huelgas e imponer liderazgos charros. Hasta la fecha, esta organización tiene un peso relevante en el municipio, y modeló en gran parte las problemáticas actuales de Ecatepec.
A pesar de ser un hombre joven, Misael se había convertido en un dirigente social de la comunidad. Y en plena efervescencia del movimiento magisterial del Valle de México, Misael se sumó a las acciones que el magisterio democrático estaba convocando para la democratización del SNTE.
Ramón Couoh es miembro fundador de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE); y fue compañero de Misael en el Consejo Central de Lucha (CCL) de la Sección 36 del Valle de México. Él explica que el acercamiento con Misael se dio ante la efervescencia de las luchas sindicales y de colonos en Ecatepec.
“Nosotros nos acercamos a Misael en el auge del movimiento que dio origen a la Coordinadora. Pero él se mostró un poco renuente a eso, pues creía que la construcción de una nueva sociedad tenía que venir desde la lucha popular». El maestro, por su posición de clase, no era un obrero, «que para Misael era el sujeto político de la revolución”.
Ramón Couoh
Y agrega: “Misael se acerca en un contexto de luchas muy intensas que el magisterio estaba librando desde los años cincuenta. Luchas que poco a poco fueron madurando hacia la necesidad de democratizar el país […]. «La CNTE nace con esa visión y anhelo de democracia”.
Para comprender el origen de la CNTE es necesario retroceder en el tiempo. La devaluación de 1954 trajo consigo un empobrecimiento acelerado hacia la clase trabajadora del país.
La inacabada reforma agraria, aunada a la creación de una burocracia sindical corrupta, sentaba las bases para la vuelta de hoja al proyecto de nación que nació de la Revolución de 1910.
La administración de Adolfo Ruiz Cortines no daba pistas para revertir esta situación; y las estructuras del partido oficial, el PRI, echaban ondas raíces para prolongar el saqueo del país.
Es en este contexto, grandes movilizaciones de trabajadores inundaban las calles de la capital de la nación. Ferrocarrilleros, petroleros, telefonistas, telegrafistas, maestros. Todos ellos hacían tambalear la cooptación gremial que impulsaban la CTM y la burocracia sindical, a la que le denominaron “charros”.
“A diferencia de lo que muchos creen, los orígenes de la Coordinadora no están en el 68; sino que se remontan al Movimiento Revolucionario del Magisterio (MRM), y la lucha que se dio en la Sección 9 del SNTE en el 59.”
Ramón Couoh.
Para el profesor originario de Campeche, la lucha del MRM puso al centro la disputa por el control de las estructuras gremiales del SNTE. Durante diversas movilizaciones, y tras una intensa lucha política al interior del sindicato, el MRM conquistó la hegemonía al interior de la Sección IX del magisterio. Así logró definir a partir de congresos de masas a su máximo dirigente: Othón Salazar.
“Esto comenzó a darnos fuerza” afirma Couoh, “pues veíamos cómo, ante la crisis, el magisterio estaba construyendo verdaderas estructuras democráticas de representación. Era el fin del charrismo en el SNTE”.
Sin embargo, tras el arribo de Adolfo López Mateos a la presidencia de la República (en 1954), la represión en contra del magisterio se incrementó y en 1959 fueron arrestados varios dirigentes, entre ellos a Othón Salazar. Se fue cocinando lo que históricamente se conoce como el “charrazo” de 1960.
“La derrota de la sección 9 fue propiciando un acumulado de fuerzas que hicieron madurar a las nuevas generaciones que empujábamos por la democratización del SNTE”, señala Couoh, quien en ese entonces era estudiante normalista.
“Es así como a mediados de los sesenta comienza a desatarse una lucha en la Escuela Normal Superior, y que alcanza su conquista más importante: la derrota del charrismo al interior de la Normal”. El proyecto organizativo charril fue sustituido por los comités de lucha, afirma el viejo dirigente magisterial.
Durante el movimiento estudiantil del 68, los comités de lucha de la Normal Superior jugaron un papel central en las movilizaciones. Así que, para 1971, el cacicazgo de Jesús Robles Martínez en el SNTE, lanzó una nueva ofensiva contra los normalistas. Creó un sistema de becarios afines a la cúpula del SNTE para ir desplazando las nuevas generaciones del magisterio democrático al interior de la Normal.
“Esto significó que se rechazaran a muchos estudiantes que tenían la intención de entrar a la Normal, lo cual comenzó a movilizar a los rechazados junto con algunos alumnos democráticos, y obligamos a la SEP a crear el turno matutino”, añade Couoh.
Sumada a esta victoria estudiantil, durante los cursos de verano de la Normal Superior, normalistas provenientes de diversas regiones del país consolidaron un movimiento que en 1974 pudo desplazar a los charros de la Normal Superior. Este recinto de convirtió así en un baluarte de la resistencia magisterial nacional.
Esto significó un golpe a la cúpula del charrismo al interior del SNTE, que se encontraba bajo el control de Carlos Jongitud Barrios, después de que el grupo de Vanguardia Revolucionaria diera un golpe de timón a su antecesor Robles Martínez.
“El maestro mexicano siempre ha combatido la política educativa del Estado mexicano” recuerda el profesor. “Y una de las conquistas que obtuvimos, después de la huelga de 1976, fue la de que en la normal se pudiera diseñar ampliamente la elaboración de una reforma educativa que naciera de la discusión en asambleas integradas por los estudiantes”.
Las luchas de las nuevas generaciones de docentes desataron procesos de democratización en los estados del suroeste del país. Profesores de Chiapas y Tabasco, agrupados en las secciones 7 y 29, respectivamente, estallaron una huelga en 1979, en la cual conquistaron un bono económico ante la carestía; y el 10 de octubre de aquel mismo año, alcanzaron el reconocimiento de su Consejo Central de Lucha como único órgano de representación gremial.
Para el 17 y 18 de diciembre del 79, estas entidades convocaron al Foro Nacional del Magisterio Democrático y Organizaciones Democráticas del SNTE. Fue ahí que se creó formalmente la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación.
La participación del magisterio democrático del Valle de México fue a través del Bloque Reivindicador de los derechos de los trabajadores del Valle de México. Ahí se concentraban colectivos y organizaciones magisteriales de diversas secciones del Estado de México y la capital del país.
“Misael no participó en la fundación de la CNTE”, asegura el profesor Ramón Couoh. “Él se incorpora a partir de las acciones que como Coordinadora comenzamos a impulsar para la democratización de las distintas secciones, particularmente en las luchas del Valle de México y el apoyo a las jornadas nacionales de lucha. Es hasta finales de febrero e inicios de marzo de 1980 cuando Misael se incorpora a la Coordinadora, y fundamos el Consejo Regional del Norte, compuesto de sectores en donde Misael tenía mucha influencia, como Ecatepec, Nezahualcóyotl, Naucalpan y Texcoco”
En el Foro Nacional se inauguró una ola de convocatorias a acciones nacionales; buscaban el reconocimiento de los consejos centrales de Lucha como comités ejecutivos de las diversas secciones del SNTE. Tal fue el caso de los estados de Oaxaca y Morelos, que a través de estas jornadas pudieron conquistar los comités ejecutivos de sus secciones.
Para Ramón Couoh, el año de 1980 fue de auge para el movimiento magisterial en el Valle de México. “Se vivía un momento muy intenso, pues se iban agrupando diversos contingentes de profesores a las acciones de la Coordinadora. Era el momento de democratizar la Sección XXXVI y los charros lo sabían, pues habíamos demostrado ya capacidad de movilización en la huelga de junio de 1980, donde se habían concentrado más de 80 mil profesores para exigir la democratización de las secciones.”
Uno de los hechos que representaron una alerta para las estructuras del charrismo en el Valle de México, fue la movilización del 19 de noviembre de 1980, donde con la participación de sindicatos, organizaciones de colonos y padres de familia se movilizaron casi cien mil personas distribuidas en cuatro puntos al norte del Estado de México.
“Esta movilización perturbó a altos mandos del charrismo sindical nacional, no sólo del SNTE, pues para poder apoyar la movilización los obreros pararon labores en sus fábricas. Esto movió mucho a la CTM, tanto que Fidel Velázquez respondió, al día siguiente, con una pobre concentración en el Monumento a la Revolución. El movimiento se estaba fortaleciendo y trascendía más allá del magisterio, ponía al centro la democratización del país.” Precisa Ramón Couoh.
El testimonio lo recuperó el periodista Luis Hernández Navarro. Era noviembre de 1980, durante un mitin en Tlalnepantla. Elba Esther Gordillo en ese entonces diputada federal por el Partido Revolucionario Institucional, después de haber sido Secretaria General de la Sección 36 del SNTE. Ella dirigió un mensaje al magisterio democrático agrupado en la CNTE: “¡Los pararemos cueste lo que cueste, a costa de lo que sea, con toda la fuerza del sindicato!”.
Esta amenaza ¿fue un preámbulo de lo que aconteció dos meses después?
“Nosotros habíamos recibido ya varias amenazas para calmar al movimiento”, señala Ramón Couoh. “Una de ellas fue una circular firmada por el comité ejecutivo de la Sección 36 en un periódico local, donde nos acusaban de ser guerrilleros a quienes integrábamos el comité ejecutivo; y sentenciaban que llegarían hasta donde tuvieran que llegar para calmar al movimiento magisterial.”
El 13 de noviembre de 1980, las y los profesores del CCL del Valle de México convocaron a un Congreso de masas en donde fue electo el comité ejecutivo seccional democrático, nombrando a Misael como secretario de Conflictos de Primarias.
A inicios de enero de 1981, la CNTE llamó a una movilización nacional para el 2 de febrero. Esto, para insistir en el reconocimiento de los comités ejecutivos electos por el magisterio democrático, y manifestar su repudio a la represión que profesores de diversos estados del país padecían.
“Nosotros habíamos convocado a una reunión el 30 de enero, para afinar detalles del paro magisterial” recuerda Couoh. “Ahí ya estaban concentrados maestros de Guerrero e Hidalgo. Justo antes de la reunión yo estaba terminando de dar clases en la Secundaria número 33 de Tlalnepantla, cuando el director de la escuela me avisó que había gente afuera esperándome. Me salí por la barda y llegué a mi domicilio, ahí vi que también estaban autos sospechosos, por lo que me fui a resguardar a la normal superior, es ahí cuando me dan la noticia de que Misael había sido asesinado.”
Eran casi las 7 de la tarde del 30 de enero de 1981, el sol comenzaba a ocultarse detrás de los cerros que apenas se pueden ver debido al smog de las fábricas que rodean la Loma de Tulpetlac. En la primaria “Héroes de Churubusco” se realizaba una asamblea con padres de familia, el motivo: acordar acciones de solidaridad para la movilización que la Coordinadora realizaría el 2 de febrero. Al frente del grupo, el profesor Misael Núñez Acosta había propuesto que los alumnos pudieran asistir los fines de semana a tomar clases, para que no se retrasaran en el plan de estudios, “pues la lucha va para largo” dijo.
Al término de la reunión, Misael salió acompañado de un grupo de docentes, entre ellos Paulino Arroyo, quienes junto con otros tres profesores, iban a una reunión del CCLVM en la Normal Superior.
“A veces siento que él presentía lo que le iba a pasar”, recuerda el profesor Paulino. “En un momento de la reunión Misael me dijo: ‘Paulino, si me llega a pasar algo te encargo aquí la escuela’. ‘No, no digas eso’, le dije”.
Terminó la reunión y se dirigieron a los coches. Misael “dejó el suyo en un taller a dos cuadras de la escuela, y se fue con dos maestros para allá abajo. Cuando yo estaba arrancando mi carro escuché unas detonaciones a lo lejos, pero pensé que habían sido cohetes. Cuando bajamos a la calle Chihuahua, casi esquina con la de Sonora, vi al profesor caído junto con “Pintor”, un señor de la comunidad que iba pasando y se detuvo a saludar a Misael. Al ver esto subí rápido a avisar a los alumnos de la escuela nocturna, bajamos todos, y ahí nos fuimos concentrando mucha gente de Tulpetlac, hay quienes dicen que alcanzaron a escuchar al profe pedir por una ambulancia, pero cuando llegó fue muy tarde, a Misael lo habían matado”.
Junto con Misael fue asesinado Isidro Duarte Omaña “pintor”. También resultó herido el profesor Daniel Darío Ayala. Las víctimas fueron interceptadas por un automóvil Chrysler LeBaron en el que viajaban Rufino Vences Peña, Joel Vences Hernández y Jorge Mejía Pizaña, quienes dispararon con una Colt. 45.
Al día siguiente, antes de que el cuerpo de Misael fuera trasladado a Ixmiquilpan, Hidalgo, un amplio contingente de maestros recibió el féretro de Misael en la Normal Superior, y cargando el féretro en sus hombros, se dirigieron a las oficinas centrales del SNTE. La consigna era clara: “¡Fueron los Charros!” “¡Asesinos!”.
En 1989, en pleno auge de la primavera magisterial, y tras la imposición de Elba Esther Gordillo como secretaria general del SNTE, las y los maestros clamaron por justicia, y le gritaron a ‘la maestra’ otro de sus títulos: “asesina”.
“El asesinato de Misael es un crimen de Estado” sentencia el profesor Pedro Ramírez Vázquez, exdirigente del CCL del Valle de México y que en el 2002 fuera uno de los promotores del juicio político en contra de Elba Esther Gordillo Morales por ser autora intelectual del asesinato de Misael Núñez Acosta y más de 150 profesores durante la segunda mitad del siglo XX.
“Si el Estado mexicano es quien creó a los charros, quien les promovió y les dio poder, si la estructura del SNTE: el charrismo, es un poder de hecho, este asesinato, y el de más de 150 compañeros, son un crimen de estado.”
Pedro Ramírez.
El 25 de agosto del 2002, los periodistas Jenaro Villamil y Rosa Elvira Vargas publicaron en el periódico La Jornada una entrevista que realizaron al ex cacique del SNTE: Carlos Jongitud Barrios.
Durante la entrevista, y sin que los reporteros lo pidieran, Jongitud Barrios lanzó una acusación de la cual se retractaría días después: “El profesor Misael Núñez Acosta murió a manos de uno de los grupos de control de la maestra.”
“Cuando nosotros leímos la declaración de Jongitud Barrios inmediatamente nos movilizamos para promover un juicio contra la cúpula del SNTE que mandó matar a Misael”, agrega Ramírez Vázquez.
“La entrevista se publicó el domingo, y para el lunes presentamos nuestra demanda ante la Fiscalía [Especial] para Movimientos Políticos y Sociales del Pasado” (FEMOSPP) añade.
El caso se volvió mediático, pues la verdad que el magisterio había denunciado desde 1981, se había confirmado por uno de los principales caciques de la época: el asesinato de Misael fue una decisión del SNTE.
“Durante todo ese tiempo nosotros pudimos recuperar los testimonios de los asesinos materiales, y confirmamos que efectivamente habían sido contratados por Clemente Villegas Villegas para asesinar a Misael a cambio de 300 mil pesos”, enfatiza Pedro Ramírez.
La cita se dio en un ‘burger boy’ de Ciudad Nezahualcóyotl, ahí, Clemente Villegas Villegas, secretario particular de Ramón Martínez Marín, entabló contacto con Rufino Vences Peña, ex policía judicial del Estado de México, y le entrego 60 mil pesos y los datos de Misael para culminar el asesinato.
“Esta decisión fue desde la cúpula” reitera Ramírez Vázquez. “ Clemente se movió bajo la orden de Martínez Marín, quien era secretario general del SNTE, en ese entonces bajo el cacicazgo de Jongitud Barrios. Y la principal operadora y cacique del Valle de México era Elba Esther Gordillo, por lo que esta acción tuvo que ser consultada con ella forzosamente, y por ende, también por Leonardo González Varela, quien fuera chofer de ‘la maestra’ y que en aquél entonces ocupara el puesto de secretario general de la sección treinta y seis”.
Pese a que los maestros del Valle de México recabaron las pruebas y testimonios suficientes para obligar a la fiscalía especial a que presentara a declarar a los presuntos culpables, no hubo una respuesta eficiente por parte de las autoridades.
“Nosotros presentamos a nuestros testigos, Ramón Couoh, Teodoro Palomino, Germán Aguilar y José González Figueroa, quienes junto a Misael fueron amenazados directamente por el CEN de la XXXVI en el desplegado que circularon en un periódico local” puntualiza Pedro Ramírez.
Y añade “pese a las pruebas que presentamos, sólo logramos sentar a declarar a Elba Esther, quien en noviembre del 2002 escuchó directamente los testimonios que la incriminaban, y cínicamente se reservó su derecho a declarar y se dijo ‘horrorizada’ por las acusaciones en su contra”.
Pese a la insistencia de los profesores de la CNTE, en que Jongitud Barrios debía presentarse a declarar para ratificar la acusación que hizo en el mes de agosto, la fiscalía argumentó que no pudieron localizar al ex dirigente nacional de uno de los sindicatos más importantes del país.
“El caso fue desechado por Santiago Creel, en ese entonces secretario de Gobernación de Fox, en mayo del 2003. El abogado de Elba Esther, Ignacio Carrilo Prieto, argumentó que al no poder presentar a Jongitud Barrios a declarar, el fundamento de la acusación quedaba deshecho. No les importó, ni tomaron en cuenta todas las pruebas documentales y testimoniales que presentamos: fue una decisión política”, asegura el profesor Pedro Ramírez.
Pero “esto no nos detiene” añade.
“Desde hace 40 años seguimos exigiendo justicia, y no desistiremos en señalar como autores intelectuales a Elba Esther Gordillo Morales, Carlos Jongitud Barrios, Ramón Martínez Marín y Clemente Villegas Villega. Misael, y los más de 150 compañeros asesinados, merecen justicia”.
Profesor Pedro Ramírez
El legado de Misael Núñez Acosta está vigente en las filas del magisterio democrático, y la exigencia de justicia, a 40 años de su asesinato, sigue en pie.
Para Pedro Ramírez, quien insiste en ser presentado como un ‘profesor de banquillo’ defender y reinvidicar la figura de Misael es una consigna importante en estos tiempos cuando el Estado mexicano ha pretendido denostar la figura del maestro.
“Misael es el claro ejemplo del papel que cumple un maestro en su comunidad. Es el ejemplo de que un verdadero maestro está siempre del lado del pueblo, de la comunidad, y no puede hacerse de la vista gorda cuando las condiciones en las que desempeña su labor son deplorables e inhumanas”.
Y concluye: “Misael es el retrato de eso, de que cuando uno se involucra plenamente en su labor, puede construir una escuela donde antes había un basurero, y puede hacer crecer la esperanza de una nueva sociedad.”
Por su parte, el profesor Pedro Hernández Morales, secretario general de la Sección 9 del SNTE-CNTE, puntualiza que “Misael fue el vivo ejemplo de que nuestro compromiso es en el día a día, desde abajo y con el pueblo. Porque la lucha por democratizar nuestro sindicato, la educación y nuestro país requiere de la unidad de todo el pueblo, y Misael tenía ese compromiso cotidiano, con sus estudiantes, con los padres de familia y con la escuela.”
“Recordar a Misael”, agrega Ramón Couoh “es recordar que la lucha magisterial es día con día, es recordar el compromiso y la nobleza de nuestra labor como docentes, es, en suma, comprometerse de por vida con la esperanza de que podemos construir un mundo mejor.”
Finalmente, Paulino Arroyo advierte: “como cada año nosotros honramos la figura del maestro Misael, pues sus ex estudiantes, y ex compañeros mantenemos vivo el compromiso de luchar por la dignidad de los trabajadores. Este año no podremos hacer el acto político cultural que desde hace 40 años realizamos, pues la pandemia nos lo impide, pero vamos a realizar un acto virtual, al que todos están invitados, pues Misael era y es semilla, pues donde él estuvo sembró vida, y eso es lo que honramos.”
A 40 años de su asesinato, un hondo grito sigue resonando en cada lugar del país donde se levante una escuela, donde haya un maestro, una maestra, que con el puño en alto defienda la dignidad y los sueños de las nuevas generaciones que no olvidamos, ni perdonamos, y hacemos nuestra la consigna que tras cuatro décadas ha acompañado las luchas del magisterio mexicano: “¡Misael Núñez Acosta vive!” “¡Justicia!”
Periodista independiente radicado en la ciudad de Querétaro. Creo en las historias que permiten abrir espacios de reflexión, discusión y construcción colectiva, con la convicción de que otros mundos son posibles si los construimos desde abajo.
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