Hoy se cumplen 11 años de la desaparición forzada de Óscar Antonio López Enamorado, un joven migrante hondureño desaparecido en Jalisco. Para financiar su búsqueda Ana Enamorado, su madre, vende frutos secos y semillas a granel
Texto: Daniela Rea
Foto: María Ruiz
El 18 de enero del 2010 Óscar Antonio López Enamorado, migrante hondureño, fue desaparecido en Jalisco.
Óscar salió de San Pedro Sula, Honduras, en 2008, a sus 17 años y llegó a México con la intención de cruzar a Estados Unidos, a donde arribó. Sin embargo, unos años después volvió sobre sus pasos para visitar a su familia. En ese recorrido, regresó por México. Ana supo de su hijo por última vez en enero de 2010.
Ana comenzó su búsqueda en Honduras, llamando a consulados, enviando cartas y documentos a las distintas autoridades; finalmente dejó su casa en Honduras y se sumó a la Caravana de Madres Migrantes, en noviembre de 2011, para buscarlo en terreno ella misma.
En todo este tiempo ha buscado en penales, semefos, laberintos judiciales. La Fiscalía de Jalisco intentó hacerle creer que había encontrado a su hijo y le entregó unas cenizas, ella las rechazó y exigió pruebas de que se trataba de él.
Al negarse a recibir las supuestas cenizas de su hijo Ana logró frenar un modus operandi de las autoridades: entregar cenizas sin pruebas genéticas.
“Jamás aceptaré las cenizas porque eso significaría que acepto todas las irregularidades que se han cometido alrededor de la desaparición de mi hijo (…) Si yo acepto las cenizas avalaré todos los atropellos que han cometido a nuestros derechos humanos. Cenizas, nunca”, dijo Ana al reportero Darwin Franco.
En este 2020, y pese a la pandemia, Ana Enamorado logró que la Comisión Nacional de Búsqueda, la Comisión Estatal de Búsqueda de Personas del Estado de Jalisco, CNDH y el equipo que acompaña su caso buscaran por fin en distintos puntos de Jalisco, donde antes las autoridades se negaron a buscar.
“Hemos ido y seguimos yendo al terreno, a lugares que la misma autoridad se había negado a visitar durante estos años. No iban porque decían que eran terrenos muy peligrosos que si entrabamos nos saldríamos con vida… pese a ello, lo logramos. Pero debe quedar claro: el trabajo de la Fiscalía General de la República y la Fiscalía General de Justicia del Estado de Jalisco hasta ahora ha sido nulo”, dice Ana con motivo de la conmemoración de los 11 años de búsqueda de su hijo.
Ana tuvo que contratar abogados particulares para empujar la pesada burocracia mexicana. Así logró que la investigación por la desaparición de su hijo llegara a los juzgados de Distrito de Amparo en Materia Penal de la Ciudad de México. Sin embargo el instituto Jalisciense de Ciencias Forenses, la Fiscalía General de la República, la Unidad de Delitos para las Personas Migrantes, la Fiscalía General del Estado de Jalisco y otras instancias, acusa la madre, siguen siendo omisas a pesar de que un juez les ha solicitado información de avances.
Óscar decidió dejar Honduras y buscar vida en Estados Unidos orillado por la violencia en su país de origen. Ana trabajaba como supervisora en una fábrica de ropa y en la adolescencia de su hijo decidió dejar ese trabajo y poner un local de abarrotes en su casa, para estar más cerca de él.
Para financiar la búsqueda de Óscar, Ana inició la venta de frutos y semillas a granel. Entre la oferta hay arándanos, dátiles, ciruelas pasas, nueces, almendras, harinas de distinto tipo y sin gluten, aceite, miel y azúcar no refinada; también productos cosméticos como shampoo de coco.
En su página de facebook se pueden ver los distintos productos que ofrece.
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