Millones de niños se ven obligados a trabajar en el mundo y según la Unicef, la pandemia de covid-19 aumenta su vulnerabilidad. Es el caso de Yohan y Jesús, de 13 años, que ayudan en sus casas trabajando de «vagoneros» en el metro de la Ciudad de México
Texto y fotos: Isabel Briseño
“Disculpen las molestias que mi compañero y yo les venimos ocasionando, nosotros somos vagoneros y vendíamos dulces, pero ante la contingencia, nos cerraron las dulcerías y ahora venimos ofreciéndoles gel antibacterial y la limpieza de los vagones para ganarnos una moneda”. Este es el anuncio que Yohan y Jesús pregonan de dos a tres días a la semana en los vagones de la línea 3 del Metro; ellos son primos, tienen 13 años y viven cerca de la estación Guerrero, en la alcaldía Cuauhtémoc.
Jesús lleva tres años trabajando en el metro; Yohan se acaba de incorporar al sector laboral ahora que no tiene escuela. Los dos estudian la secundaria y desean seguir haciéndolo.
Antes de abordar cualquier vagón se asoman para verificar que no estén dentro otros compañeros ofreciendo lo mismo que ellos y al salir cuidan que los policías no los vean. “Si nos agarran, creo que nos llevan a la subdelegación, y como somos menores, nos tienen ahí hasta que vayan nuestros papás a recogernos”, explican.
Al entrar al vagón Yohan se adelanta ofreciendo el gel. Algunas personas se lo aceptan, otras no, después, Jesús da los buenos días, pese a que ya es tarde, y comienza a explicar el trabajo que realizan mientras avanza limpiando los tubos y rociando su trapito. Mientras caminan por el vagón y piden «una moneda que no afecte la economía» a las personas que los observan sanitizar los vagones.
En México, 2.3 millones de niñas y niños trabajan, 1.6 millones de ellos son niños. Según los datos más recientes sobre trabajo infantil del Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
Hace poco menos de una semana que la Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum, anunció el nuevo estatus para la Ciudad de México regresando a semáforo rojo por la contingencia sanitaria.
La pandemia continúa en expansión y la estrategia para contener la cadena de contagios implementada por las autoridades sanitarias del país es principalmente el confinamiento; paralelamente millones de niños y niñas abandonaron las aulas y pasaron a la modalidad de estudiar en línea; Jesús y Yohan eligieron salir a trabajar para contribuir al gasto familiar pues dicen que estudiar en línea les aburre, no les interesa y ni aprenden.
«Preferimos salir a ganarnos un dinero para apoyar a nuestros padres que se quedaron sin trabajo y así podemos comprarnos algo que se nos antoje, nos compramos nosotros solitos nuestros tenis y nuestra ropa, ya es un gasto menos para los jefes«, dice Jesús.
A inicios de diciembre la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) publicaron el informe «Covid-19 trabajo infantil: en tiempos de crisis es hora de actuar» que habla sobre el aumento de trabajo infantil a nivel mundial derivado de la crisis provocada por la pandemia.
Desde el año 2000 a la fecha, el trabajo infantil disminuyó en 94 millones, pero esta mejora se ve en amenaza inminente. Basta con mirar en los cruceros de la metrópoli, abordar un vagón del metro o caminar por alguna calle del centro histórico para atestiguar cuántos niños y niñas de diversas edades salen a trabajar, como Yohan y Jesús.
El informe también detalla que «los niños que ya trabajan podrían tener que hacerlo durante más horas o en peores condiciones. Muchos podrían verse obligados a realizar las peores formas de trabajo lo que causaría un daño significativo a su salud y a su seguridad».
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