Bruno Avendaño desapareció el 10 de mayo del 2018 a 5 kilómetros de la casa de su madre en el Istmo de Tehuantepec. Su hermano Lukas, artista de performance y muxe, volcó su vida y su arte en la búsqueda. Pero como miles de casos de personas desaparecidas en este país, esta historia es una concatenación de omisiones
Texto: María Ruiz
Foto: Cortesía
Y nunca nos cansaremos,
“Seguimos buscando a Bruno,
Te buscaremos, Bruno,
Y yo sé que cada hoja guardará la forma de tus ojos,
Y las piedras la tibieza de tu corazón”.
Lukas Avendaño
Bruño Alonso Avendaño Martínez desapareció a cinco kilómetros de la casa de su madre, en el paraje Los Manguitos, en el Istmo de Tehuantepec, Oaxaca. Bruno es cabo de la Marina y ha tomado varias capacitaciones en derechos humanos. Cuando desapareció se encontraba visitando a su familia, era 10 de mayo del 2018.
Desde entonces su familia denuncia que no ha habido ningún avance ni resultado en la búsqueda de Bruno:
“Tenemos que lidiar con todos los obstáculos inimaginables. Desde falta de empatía por parte de los servidores públicos, falta de ‘solvencia económica’ por parte de las instituciones, falta de personal que pueda responder en su actuar de manera pronta, eficaz, inmediata, seria, imparcial, exhaustiva, acuciosa, puntual, objetiva, expedita, técnica, y profesional, a lo que se le suma una evidente práctica discriminatoria hacia los vulnerados. Hemos aprendido que hasta el día de hoy la ciudadanía de a pie de los Estados Unidos Mexicanos estamos en orfandad e indefensión en cuanto al acceso a la justicia se refiere”, denuncia Lukas Avendaño, hermano mayor de Bruno.
Lukas Avendaño, artista de performance y muxe, dedica su vida y su arte a la búsqueda de su hermano menor: “Siempre digo que desde aquel 10 de mayo del 2018 me dedico a buscar a Bruno”, es lo que suele mencionar al presentarse a sí mismo. Desde que desapareció su hermano, Lukas usa el arte como herramienta para incidir y exigir el esclarecimiento y localización de Bruno.
En este camino lleno de irregularidades e inacciones se han encontrado con infinidad de respuestas por parte de los funcionarios públicos, tanto estatales como federales. Les han dicho de todo.
En el mejor de los casos:
“Que nos entienden”, “que lo sienten mucho”, “que comprenden por lo que estamos pasando”, que estamos en nuestro derecho”, “que nuestro caso es una prioridad”, “que el tema de los desaparecidos es un asunto de Estado”, “que no habrá límites en el techo presupuestal para los desaparecidos”.
En el peor de los casos:
“Que hay formas de pedir las cosas”, “que no están a favor pero tampoco en contra de los bloqueos”, “que las toma de las oficinas entorpece la investigación”, “que la familia somos los primeros sospechosos de la desaparición de nuestro familiar”, “que ellos saben cuál es su trabajo”, “que no tiene techo presupuestal ni infraestructura”, “que no se tiene comisión local de búsqueda» en Oaxaca.
O simplemente no les vuelven a dar la cara. “Nos convertimos en invisibles”, denuncia el artista oaxaqueño.
Este miércoles Lukas Avendaño viajó de Oaxaca a Ciudad de México para dar seguimiento a la queja con folio 16977 que interpuso el 19 de febrero del 2020 en la Comisión Nacional de Derechos Humanos contra el organismo estatal de derechos humanos en Oaxaca, ya que hasta hoy dicho organismo sigue sin resolver la queja que la familia Avendaño interpuso el 1 de junio del 2018 contra el Ministerio Público de la Vice-Fiscalía del Istmo de Tehuantepec perteneciente a la Fiscalía General del Estado de Oaxaca, por acciones y omisiones en la búsqueda de Bruno.
Lukas esperaba que le dijeran que estaban ya en la formulación de un pronunciamiento pero no fue así.
En Oaxaca existe un proyecto de conclusión todavía en revisión.
“Esta fue la respuesta que recibí hoy a ocho meses de haber interpuesto mi último recurso de queja de cuatro ante este la CNDH en Ciudad de México” menciona Avendaño.
La queja parte de la violación de los derechos que ejercieron los servidores de la Vice-Fiscalía hacia la familia Avendaño cuando acudieron a denunciar la desaparición de Bruno.
En una publicación Lukas Avendaño señala estas violaciones y omisiones a las que se enfrentaron desde el día uno de búsqueda: el 11 de mayo su familia acudió al Ministerio Público de Santo Domingo Tehuantepec. Al llegar el agente Jorge Martínez argumentó que tenía mucho trabajo y recibió la denuncia hasta las ocho de la noche. Les pidió acta de nacimiento y una copia de su INE para acreditar que eran parientes de Bruno.
El 12 de mayo Lukas Avendaño y su madre Felipa Martínez regresaron al Ministerio Público a las diez de la mañana. Los recibieron hasta las dos de la tarde. Ese día clasificaron su denuncia como “persona no localizada”. Esto implicaba el no reconocimiento del delito de desaparición forzada, ya que esa clasificación significa una ausencia voluntaria del hogar. Esto atrasó la activación del “Protocolo Homologado para la Búsqueda de Personas Desaparecidas”.
Personal de la Vice-Fiscalía utilizó fotografías del Facebook de Bruno para argumentar que “estaba de fiesta” e inventó una “sábana de llamadas” y con base en ella dijo que la familia continuaba comunicándose con Bruno.
La familia Avendaño denuncia que los funcionarios violaron el artículo 5 de la Ley General de Desaparición Forzada por la falta de debida diligencia, efectividad, por la discriminación, la falta de enfoque humanitario y la revictimización que ejercieron hacia ellos.
El artista muxe puntualiza:
“¡Bruno no desapareció! Ha sido desaparecido. Cuando se tiene a un familiar en calidad de desaparecido la vida cambia de forma y de fondo. De forma en tanto que no estamos completos. Hay una ausencia con el sello de la incertidumbre de no saber dónde puede estar. Y de fondo. Trastoca todo nuestros recuerdos, nuestras memorias, nuestras historias, nuestros sentires y saberes poniendo en tela de juicio nuestra ciudadanía, nuestra humanidad y nuestra propia existencia individual y colectiva en tanto que el derecho a la justicia para personas como nosotras/nos es negada por nuestro origen campesino, étnico. Por la invisibilidad colectiva a la que nos confinan las instituciones encargadas de procurar e impartir justicia”, comparte Avendaño.
Bruno Avendaño nació el 6 de octubre de 1983 en Oaxaca. Es el más pequeño de siete hermanos. Su familia se dedica al campo y Bruno creció cuidando chivos y borregos en el Istmo. Al ser mayor de edad se dedicó a la construcción y a sembrar maíz, ajonjolí, flor de muerto y plátano macho hasta que en 2011 entró a la Policía Naval General de la Secretaría de Marina en Ciudad de México.
– ¿Qué sigue después de las respuestas o no respuestas de este encuentro con la CNDH?
“Agotar los canales legales-institucionales, hasta en tanto no se agote nuestra paciencia, e imprudente espera, a que la Justicia llegue ya que parece que siempre se aleja más para “Los Nadies” como escribió Eduardo Galeano”, responde Lukas Avendaño.
“…sueñan los nadies con salir de pobre,
que algún mágico día llueva de pronto la buena
suerte,
que llueva a cántaros la buena suerte:
pero la buena suerte no llueve ayer,
ni hoy ni mañana ni nunca,
ni en llovizna cae el cielo la buena suerte,
por mucho que los nadies la llamen y
aunque les pique la mano izquierda,
o se levanten con el pie derecho,
o empiecen el año cambiando de escoba.
Los nadies:
los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadies.
los ningunos, los ninguneados (…)
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historial universal.
Sino en las páginas rojas de la prensa local.
Los nadies.”
Este jueves, junto con su madre Felipa Martínez, Lukas acudirá a la Fiscalía General de la República para seguir exigiendo la búsqueda e investigación del paradero de su hermano Bruno Avendaño y denunciar las omisiones con las que se han topado.
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