A raíz de la creciente violencia hacia las mujeres, colectivas feministas colocaron altares en memoria de las víctimas de femicidio como protesta. Para las jóvenes mexicanas el tradicional Día de muertos se ha vuelto una fecha más para exigir justicia
Texto: María Ruiz
Fotos: María Ruiz y cortesía de colectivas
Pétalos de cempasúchil que rodean cruces rosas rotuladas con la palabra “justicia”; adornos púrpura, verdes, naranjas; velas, papel picado; retratos de las mujeres que fueron asesinadas; mujeres con capuchas negras que cantan Canción sin miedo de Vivir Quintana. Así luce una ofrenda feminista del Día de muertos en México. En un país donde diez mujeres son asesinadas al día, colectivas feministas colocaron altares en diversos espacios públicos del Estado y Ciudad de México desde el 30 de octubre y hasta el 2 de noviembre.
“La mayoría de las personas ven el día de muertos como una festividad. Para nosotras, como mujeres que luchamos diariamente contra la violencia feminicida, pasa de ser una festividad a ser otro día más donde pedimos justicia por todas nuestras hermanas que nos arrebatan diariamente. Es un dolor enorme enfrentarnos a la realidad de este país, que es igual de asesino que colorido, y hay que hacerlo visible”, señalaron de manera conjunta las integrantes de la colectiva Resistencia Feminista Atizapan.
Ellas se organizaron para colocar una ofrenda en el Palacio Municipal de Tlalnepantla el sábado 31 de octubre.
“Para hacer notar que no estamos todas y que esas mujeres que se llevaron no estaban solas. Para visibilizar la violencia machista que azota el Estado de México, uno de los más violentos y peligrosos para las mujeres y hombres en el país.
Para que sepan que también aquí estamos presente, para visibilizar a todas las mujeres que a meses, años, aún no tienen justicia por parte del Estado negligente, y para poco a poco descentralizar la lucha” agregan.
Sus principales exigencias son que terminen los feminicidios, la violencia y el acoso y que las familias de las víctimas encuentren justicia, que los servidores públicos trabajen.
Algunas sienten las pérdidas como propias: “En el Estado de México todas las mujeres hemos vivido desde acoso hasta violaciones”. La colectiva agrega que es crudo decirlo, pero se trata de una realidad.
Cuentan que nunca habían visto una demostración de organización feminista como con la ofrenda que pusieron en Tlalnepantla:
“Nos llevamos muchas emociones inexplicables ya que jamás pensamos en que se nos brindaría tanto apoyo para que la ofrenda se hiciera posible, nos llevamos el cariño y la felicidad de saber que no somos una, ni somos 10, somos muchísimas las mujeres que estamos alzando la voz en la periferia. Despertó muchos sentimientos: desde felicidad hasta conmoción, el hecho de vernos unidas solo reafirma que juntas somos más fuertes y estamos en resistencia”, explican.
Ese día fueron acosadas por un hombre que les tomó fotografías con su celular: “El día de la ofrenda incluso se nos puso un macho de frente a tomarnos fotos e intimidarnos”. Esto, denuncian, es parte de la represión policial y la violencia machista en el Estado de México.
Un mensaje para las mamás y familias de las mujeres que ya no están:
“Nos gustaría decirles que estamos con ellas en su duelo ya que es algo muy difícil de enfrentar , que nos unimos a su lucha por ellas y que jamás descansaremos hasta que no se les haga justicia.
Que los sentimos, que no tienen que ser de nuestra familia para que nos duelan, que si pudiéramos regresarles a sus hijas, madres, hermanas, novias, lo haríamos y que estamos aquí, para que se haga justicia, que vamos a luchar y vamos hacer lo necesario para que esto acabe y para que si nos toca ser la siguiente seamos la última. Que aunque ni mil rosas sanarán el dolor y el vacío, no vamos a dejar de pedir justicia por todas ellas, que no están solas y solos y en este día de recuerdo compartimos sus dolores”.
Lidia Florencio, madre de Diana Velazquez Florencio, convocó a una caminata rumbo al Centro de Justicia Chimalhuacán de la Procuraduría General de Justicia del Estado de México para exigir acciones legales que den con el feminicida de su hija. Para la señora Florencio el día de muertos es una fecha dolorosa en la que solo puede pensar en que Diana ya no está. Desde 2017, año en el que asesinaron a Dianita, como le dice de cariño cada que habla de ella, no ha podido celebrar Día de Muertos sin ponerse triste. Apenas este año puso papel picado en el altar que acostumbra tener para Diana en el comedor de su casa.
Cuenta que a Diana le gustaban las enchiladas verdes y el pozole pero esta vez solo le puso pan. El pan también le gustaba, lo desayunaba por las mañanas con café.
“Sé que esto no lo debería hacer, pero es aceptar que está muerta y para mí Diana no está muerta. Diana está aquí. No me gusta, no me gusta ponerle esas cosas porque siento muy feo. Ahora Laura (hermana de Diana) decía ‘vamos a ponerle papel picado’, fue su iniciativa, de Laura, porque es demasiado doloroso poner algo. No me resigno a que no está”, comparte la señora Florencio.
La señora Lidia no deja de pensar en cómo hacer que las autoridades actúen, sabiendo que nunca les importó el feminicidio de Diana. Por ello no deja de protestar, sin importar la fecha, sea 8 de marzo o Día de Muertos.
Durante su caminata la acompañaron las integrantes de la colectiva Rudas Chimalhuacán, quienes colocaron una ofrenda al inicio y otra al final de la caminata frente a la Procuraduría de Chimalhuacán.
Rudas Chimahuacán tienen poco tiempo de movilizarse. Comenzaron hace dos meses. Y la ofrenda por las mujeres asesinadas en Chimalhuacán fue su primera acción.
“Antes Día de Muertos era de recordar a las ancestras y ancestros, pero teniendo contacto con feministas y con la mamá de Diana Velazquez Florencio, comencé a reflexionar sobre lo poderoso que es manifestarse en estas épocas. La resignificación se da a partir de que entiendes que vives en este contexto en el que asesinan a 10 mujeres al día, no hay justicia y nadie hace ni dice nada”, cuenta una de sus integrantes.
Añade que Chimalhuacán es un municipio sumamente misógino. Que no solo la población en general es machista, sino también los funcionarios encargados de impartir justicia. Es también uno de los municipios con más feminicidios.
La joven cuenta que la ofrenda le generó impotencia pero también un sentimiento de seguridad, saber que en la periferia donde vive hay mujeres en las que puede confiar y que en las periferias también pueden generar acciones para erradicar la violencia, una necesidad cada día más evidente:
“Volteamos a ver a nuestras familias, a nuestra comunidad y nos damos cuenta que en ellas existen muchas violencias y nos empezamos a organizar. Estas acciones me hacen sentir que ya nos dimos cuenta. Ahora sé que hay un grupo de mujeres en las que puedo confiar”.
Un mensaje para las familias de las mujeres que ya no están por culpa de la violencia:
“No están solas. Estamos para respaldarlas, en ayudarlas en lo que necesiten, en presionar y no solo eso, en lo que sea. Que estamos y no nos vamos a cansar hasta que se obtenga justicia”.
Foto: Mujeres organizadas de Cuajimalpa.
En en el pueblo San Pedro, Cuajimalpa, las colectivas Frente Feminista Huixquilucan y Mujeres Organizadas Cuajimalpa colocaron una ofrenda al ritmo de canciones de Rebeca Lane y acompañaron el altar con un tendedero de denuncias.
En esta ofrenda recordaron a Andrea Flores, de 26 años, quien desapareció el 5 de octubre pasado y fue localizada sin vida a finales de este mismo mes en la colonia Santa Rosa Xochiac. Junto a la foto de Andrea recordaron a Mayra Yohani, una chica de 19 años asesinada durante la pandemia en San Mateo Tlaltenango; a Diana Elizabeth. de 55 años, asesinada en su domicilio en Cuajimalpa en 2017; a Mireya, asesinada en esta zona hace ocho años y a Ana Isabel asesinada en 2019.
“En la ofrenda pusimos mujeres víctimas de feminicidio de la zona que no habían sido nombradas ni visibilizadas. En esta acción buscamos justicia para ellas y para todas y recordar a todas las mujeres que han sido víctimas de feminicidio. No queremos convertirlo en tradición”, explican de forma colectiva las feministas de Cuajimalpa.
Para el Frente Feminista Huixquilucan Día de muertos es un día de protesta:
“En México el Día de muertos es una fecha con tonalidades festivas, es un día en el acostumbramos a hacer sátira de la muerte, sin embargo, para las mujeres en un país donde diariamente son asesinadas 10 de nosotras más que un festejo es un día donde decidimos manifestarnos. Esta fecha, para las mujeres que luchamos contra la violencia feminicida, es un día de protesta, en el que, a través de las ofrendas, por medio de las cruces rosas, a través de las canciones que entonamos, le gritamos a la sociedad que el asesinato de mujeres no es normal ni debe asumirse como ‘algo que les pasa’”.
Tener noción de la violencia hacia las mujeres cambió su forma de vivir Día de Muertos:
“Desde la lucha organizada, colocar una ofrenda, encender una veladora, ofrendarle a alguna hermana que quizá no conocimos de manera personal es un acto de amor, porque las nombramos para que su memoria no sea despojada de su humanidad y terminen convirtiéndose en números fríos.”
Al principio convocaron a realizar la ofrenda en un espacio público para visibilizar la violencia y para buscar crear redes con las mujeres que viven en su comunidad. Pero debido a la pandemia decidieron colocarla en la casa de una de sus integrantes.
“Lamentablemente la violencia la experimentamos de muchas formas; durante la colocación de la ofrenda realizamos también un tendedero de denuncias, en el que pudimos conocer experiencias de acoso callejero, escolar, laboral e incluso doméstico hacia las compañeras que estábamos participando”.
Cuentan que protestar en las zonas donde viven implica poco respaldo por la lejanía en la que se encuentran. Que se enfrentan constantemente a la centralización:
“Para poder ser escuchadas, debemos enfrentarnos a traslados ‘interminables’ de varias horas y con ellos a los peligros que son bien conocidos a través de las noticias amarillistas en el EDOMEX”.
Un mensaje para las mamás y familias de las mujeres que ya no están:
“Que no están solxs. Que les acompañamos y les abrazamos en su dolor, que no olvidaremos nunca la causa que les lleva a sentir un vacío en sus corazones. Que aunque no nos conocemos y aunque no podemos entender el dolor de lo que representa perder a tu hija, hermana, prima, amiga, madre, entendemos la causa y que, aunque quizá nunca nos vemos las caras, siempre estaremos luchando codo a codo para buscar que tengan justicia y también para buscar que nunca nadie más tenga que salir a exigir justicia porque le asesinaron a una mujer de su familia o amistades”.
Para la colectiva Manada Periférica de Ecatepec esta época es difícil:
“Porque sabemos que ellas no murieron, a ellas las mataron. No solo por el feminicida sino por el Estado omiso”, cuenta “M” integrante de la Colectiva Manada Periférica.
Ella decidió acompañar a la familia de Fernanda Sabalza, asesinada el 20 de junio de este año, en una protesta que partió de la explanada de la delegación Azcapotzalco y llegó a Tlalnepantla.
“Se tiene una fotografía identificada del feminicida y la fiscalía no da avances sobre la investigación. La acción se realizó para visibilizar la negligencia del estado ante los feminicidios y para poner una ofrenda en memoria de Fernanda Sabalza y de todas las chicas que fueron asesinadas en el Estado de México”, expresa.
M recuerda que las familias que pierden a una mujer que aman no solo se enfrentan al dolor, también a la revictimización y a la ausencia de acciones:
“Es difícil comprender la rabia de las familias de las chicas que ya no están. Las instituciones revictimizan y las familias tienen que tolerar todas las omisiones. Exigimos que la Fiscalía no haga caso omiso a las investigaciones, la alerta de género realmente sea una alerta y que no hagan talleres de pintar uñas, eso no es lo que queremos las mujeres. Exigimos la no omisión a la investigación, la no criminalización, simplemente, exigirles que ya se pongan a trabajar”.
Un mensaje para las mamás y familias de las mujeres que ya no están:
“Compartimos esta rabia. Ellas no murieron, a ellas las mataron. Fernanda Salbaza vive y todas las compañeras viven en nosotros, no vamos a olvidar sus voces, nosotras somos las voces de las que ya no están. No están solas y solos.”
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