6 noviembre, 2020
Surge el Movimiento Nacional por la Transformación Sindical y Social; se registra un nuevo partido ligado a Elba Esther Gordillo; legisladoras federales cercanas al SNTE aparecen en la escena pública. Hay una nueva disputa por la apropiación del magisterio en México. La CNTE advierte la mano de la exlideresa
Texto: Alejandro Ruiz
Fotos: Cortesía de la sección XVIII del SNTE-CNTE
El jueves 22 de octubre, las diputadas por Morena Guillermina Álvarez y Jannet Téllez presentaron un punto de acuerdo; exhortaron al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) a que convoque nuevas elecciones para la renovación de su dirigencia nacional.
En su participación, la maestra y diputada federal Jannet Téllez Infante aseguró que la demanda por democratizar y renovar la dirigencia del SNTE ha sido la principal exigencia del grupo parlamentario durante meses; sin embargo, acusó que por “intereses particulares” no ha sido posible.
Hasta 2018, antes de llegar al Congreso, esta diputada perteneció a las Redes Sociales Progresistas, organización encabezada por René Fujiwara, nieto de la lideresa magisterial Elba Esther Gordillo, y quien recientemente obtuvo el registro como partido político nacional.
Por su parte, Guillermina Álvarez recordó que la dirigencia nacional del SNTE carece de certeza jurídica desde hace varios años. Por eso, explicó en conferencia de prensa, se pretende “generar las condiciones de democracia sindical en los procesos de renovación de los sindicatos y el cual debe ser universal, libre, secreto y directo”.
Las diputadas instaron a la Secretaría de Gobernación y al Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje a vigilar el proceso. Esto, con el fin de que sean respetados los derechos políticos y sindicales de todos los agremiados.
En la conferencia también estuvo la maestra María Teresa Pérez Ramírez, quien en el 2008 fue acusada de ser impuesta por Elba Esther Gordillo como secretaria general de la sección IX del SNTE. Pérez Ramírez actualmente dirige el grupo Maestros por México en la capital del país; ella sostuvo que ese movimiento “está conformado por varias expresiones políticas; donde tienen la cabida todo aquel que quiera verdaderamente transformar, en un ámbito de pluralidad y democracia, nuestro sindicato”.
“En toda la historia del SNTE, el sindicato ha servido como un brazo corporativo del gobierno; donde las dirigencias nacionales se han convertido en cacicazgos; como el de Jesús Robles Martínez, Carlos Jongitud Barrios y Elba Esther Gordillo Morales, quienes fueron diseñando una estructura antidemocrática y vertical para mantener el control sobre los recursos económicos y las definiciones políticas del magisterio”, resume el profesor Pedro Hernández Morales, secretario general de la sección IX de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), el ala opositora del sindicato magisterial.
Creado en 1944, el Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación es una de las organizaciones gremiales más importantes en América Latina. Esto se debe, no sólo a su cantidad de afiliados (cerca de un millón 500 mil profesores), sino por su influencia en uno de los ámbitos más estratégicos para la nación: la educación.
A lo largo de los años, el SNTE se convirtió en un espacio donde se expresan las luchas políticas del país. En su interior se confrontan intereses de partido, así como propuestas disidentes, que impulsan la conformación de grupos y corrientes.
Si bien no existe una corriente homogénea dentro del magisterio nacional, por décadas las dirigencias nacionales del SNTE se identificaron con los intereses del gobierno en turno. En particular, con los del Partido Revolucionario Institucional (PRI), quienes inclusive llegaron a conformar grupos al interior del magisterio. Este es el caso de Vanguardia Revolucionaria, para operar los programas políticos nacionales al interior del sindicato.
El 22 de septiembre de 1972, Carlos Jonguitud Barrios, en ese entonces dirigente del grupo magisterial de filiaciones priistas Vanguardia Revolucionaria, asestó un golpe en contra del dirigente magisterial Jesús Robles Martínez y su mano derecha Carlos Olmos Martínez. Esto posicionó a Jonguitud Barrios, y a los integrantes de Vanguardia Revolucionaria en la dirección general del SNTE. Su grupo también acaparó las secretarías de las diversas secciones, entre ellas la de Elba Esther Gordillo Morales, quien fue impuesta en la sección XXXVI de 1976 a 1979.
“Durante el periodo de Vanguardia Revolucionaria la imposición de líneas antidemocráticas al interior del sindicato fue muy común”, recuerda el veterano profesor Pedro Ramírez Vázquez, ex dirigente de la sección XXXVI en el Valle de México.
“Después de que Jonguitud impusiera a Elba Esther como secretaria general de la XXXVI”, continúa el profesor, “Elba Esther fue designando arbitrariamente a quienes integraban las comisiones y puestos administrativos al interior de la sección. Esto le sirvió para ir acumulando recursos económicos y a afianzar sus relaciones políticas con el PRI; las cuales le otorgarían cargos políticos durante varios años”.
Al interior del sindicato se fue fortaleciendo la presencia de Elba Esther; esto por medio de reformas a los estatutos integrales del SNTE y tras afianzar un sistema de control autoritario sobre las disidencias magisteriales. Después de la huelga general de la CNTE en 1989, el entonces presidente de México, Carlos Salinas de Gortari, le daría la secretaría general del SNTE.
“La imposición de Elba Esther como secretaria general fue el resultado de una serie de disputas internas que habían puesto en crisis el cacicazgo de Jonguitud Barrios, y que derivan de la lucha que desde la CNTE estuvimos librando para democratizar las estructuras al interior del SNTE”, señala Ramírez, antiguo dirigente de la coordinadora.
Tras la imposición de Gordillo como secretaria general, el autoritarismo al interior del SNTE se afianzó a tal grado que la violación y modificación arbitraria de los estatutos del gremio fue la constante en la vida sindical.
“Tras asumir la secretaría general, Elba Esther emprendió una lucha en contra de la disidencia. Golpeó constantemente a las secciones sindicales que integran el SNTE, desplazó a la Coordinadora de cualquier cargo de representación y violando los estatutos del SNTE. Los cuales, antes del 92, establecían que debía de haber elecciones seccionales cada 6 meses. Sin embargo, nunca se realizaron, lo que permitió que los gordillistas se fueran afianzando en el control del magisterio”, agrega Pedro Ramírez.
Durante su cargo como secretaria general, Gordillo pactó reformas y acuerdos institucionales que modificarían el panorama general de la educación en México y ampliarían su control dentro del SNTE.
Tal es el caso del acuerdo establecido con la Secretaría de Educación Pública (SEP) para la modificación de la educación básica en 1992, así como la reforma estatutaria del sindicato en 2004, la cual crea la figura de “Presidente Nacional del SNTE” y que le aseguraría a Elba Esther un cargo vitalicio al interior del sindicato.
“Tras la firma del acuerdo en el 92 con Ernesto Zedillo como secretario de Educación -añade Pedro Ramírez- el charrismo fue centralizando su control político, pues uno de los puntos fuertes de este acuerdo es que la nómina del magisterio se descentralizaría, trasladando la responsabilidad a los Estados que integran la federación, lo cual implicó que los dirigentes seccionales que Elba Esther había designado arbitrariamente mantuvieran el control político y de gestión en los estados, cosa que fomentó la creación de nuevos cacicazgos por sección y que les permitiría controlar los recursos e infraestructura del SNTE a costa del magisterio.”
Pese a que entonces Elba Esther era militante del PRI, la tensión se acumuló después de las elecciones presidenciales del 2000. Tras la victoria de Vicente Fox Quesada, la maestra, en su cargo de Presidenta Nacional del SNTE, negoció con Fox el control del magisterio a cambio de la realización del programa “Guía para padres”, el cual se implementó en coordinación con Marta Sahagún, la esposa del presidente Fox.
Este nuevo escenario propició que la tensión entre el SNTE y el PRI aumentó; a tal grado que en el 2006 Elba Esther Gordillo fue expulsada de las filas de aquel partido. Entonces comenzó a negociar con el entonces candidato a la presidencia, Felipe Calderón Hinojosa, el apoyo del SNTE a su campaña. De forma paralela Gordillo impulsaba con el recién creado partido de Nueva Alianza.
Al respecto, el exdirigente seccional de la CNTE recalca:
“Elba Esther le vende la idea a Felipe Calderon de que ella garantizará su triunfo en las elecciones del 2006. Y lo hizo, pues está comprobado que participó en el fraude electoral contra Andrés Manuel López Obrador. Esto le permitió que asegurara su cargo dentro del SNTE; y le otorgó a su yerno, Fernando González, el cargo de subsecretario de educación básica durante el mandato de Calderón.”
Y agreg: “Esto es lo que caracterizó el periodo de Elba Esther en el SNTE. El entreguismo, la corrupción y la traición al gremio, en pocas palabras: el charrismo. Y aunque hoy se disfrace desde movimientos como el de Maestros por México, y este nuevo Movimiento de Renovación Sindical, desde el magisterio disidente sabemos que son los mismos gordillistas que quieren retomar la dirección del SNTE, y que mantienen esa esencia que tanto caracteriza a los charros: ser traidores al gremio.”
En marzo de 2013, bajo el mandato de Enrique Peña Nieto, el poder Judicial dictó auto de formal prisión en contra de Elba Esther Gordillo. Esto, después de que la entonces Procuraduría General de la República (PGR) le acusara del desvío de más de 200 millones de dólares, así como del delito de delincuencia organizada.
“La detención de Elba Esther fue un golpe de timón que la entonces administración de Peña Nieto dio en contra de la maestra”, dice el profesor Pedro Hernández Morales.
«Después de la elección de Fox y Calderón, la dirigencia del SNTE pasó a ser un brazo del gobierno panista», advierte. «Por eso cuando regresó el PRI al poder, le cobró la factura a la maestra, sin que esto representara un cambio en las estructuras del SNTE; pues la compra de votos y el control político del magisterio continuó con la administración de Juan Díaz de la Torre, quien pactó con los gordillistas para ascender como secretario general”.
Durante cinco años la exlideresa del SNTE estuvo en arresto domiciliario, hasta noviembre del 2018. Entonces el Primer Tribunal Unitario en materia Penal en Ciudad de México abrió la puerta para a libertad de Elba Esther Gordillo, sin que esto afectara las propiedades y cuentas bancarias de la ex dirigente sindical.
Diversas corrientes del magisterio disidente manifestaron su rechazo y denunciaron que el juicio en contra de la maestra fue una simulación; una similar a la ocurrida en el 2002. Tras las declaraciones de Jonguitud Barrios, miembros de la Coordinadora abrieron un juicio en contra de Elba Esther Gordillo. La acusaron de ser autora intelectual del asesinato en 1981 del histórico dirigente de la CNTE Misael Núñez Acosta, y de cientos de militantes más. Entonces el gobierno de Vicente Fox, a través del secretario de gobernación, Santiago Creel, ordenó la reducción del interrogatorio a Gordillo. Tras reservarse el derecho a declarar, el caso fue desechado.
Después de alcanzar la libertad en agosto de 2018, Gordillo ha declarado públicamente sus intenciones de regresar a su cargo como presidenta nacional. Inclusive ha hecho un llamado a Andrés Manuel López Obrador a “reconciliar las diferencias del pasado”.
En enero de 2019 el yerno de la maestra, Fernando González, creó la asociación civil Redes Sociales Progresistas integrada por viejos cuadros del gordillismo. La organización obtuvo en septiembre su registro como partido político, tras una sentencia del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
“El fenómeno de Redes Sociales Progresistas es un claro ejemplo de que Elba Esther quiere recuperar el control del sindicato a partir de las viejas formas que caracterizaron su periodo en el SNTE”, advierte el doctor en pedagogía crítica y militante de la Sección XVIII de la CNTE, Lev Moujahid Velázquez Barriga.
“Redes Sociales Progresistas, Nueva Alianza, Maestros por México y el ahora Movimiento nacional para la transformación sindical son siglas que han inventado los gordillistas para encubrir su verdadera identidad, son los mismos charros de siempre que ahora quieren ampararse en la reforma laboral para volver a controlar el SNTE”, señala por su lado el maestro Hernández Morales.
En mayo del 2019, el Ejecutivo federal aprobó la Reforma Laboral desprendida del T-MEC. Ésta modifica diversos artículos de la Ley Federal del Trabajo, así como de la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado; principalmente aquellos que se refieren a la elección de directivas sindicales, firma de contratos iniciales, ratificación de acuerdos negociados sobre el contenido de un contrato colectivo o convenio de revisión y la legitimación de contratos colectivos existentes.
Posterior a la aprobación, la organización Maestros por México, en conjunto con la bancada de Morena en la Cámara de diputados, ha insistido en que debe aplicarse la reforma laboral para la realización de elecciones de la dirigencia nacional del SNTE.
“En el intento de adecuación de responder a la reforma laboral del T-MEC hay muchas inconsistencias”, señala el doctor Velázquez Barriga.
“Una de ellas es que contempla abrir el proceso de elecciones dentro de las secciones, y no a nivel nacional. Es un intento de la dirigencia nacional de buscar el control desde las secciones que integran el SNTE, de modo que esto les permita ir allanando el camino a través de los dirigentes locales.”
Dentro de la reforma, dice, hay muchos candados que impiden la participación de la disidencia magisterial en los procesos de elección, pues un criterio establecido es que quien aspire a ser elegido como representante tiene que haber formado parte de un comité, los cuales son electos por la misma estructura del SNTE.
“Terminan siendo juez y parte, ya que es la dirigencia nacional la que decide quien puede o no inscribirse en la contienda electoral”, acusa.
Se ha recalcado desde la federación que se cerciorarán del cumplimiento de igualdad de condiciones para todas las corrientes que contiendan, pero Lev Moujahid señala que eso es una ilusión:
“Al obtener el registro como partido político, las RSP tendrán a su disposición todo el aparato institucional y económico para garantizar sus candidaturas; de igual forma las viejas estructuras al interior del SNTE que se crearon en la época gordillista siguen vigentes. Por lo que quien contienda de parte de la actual gestión de Alfonso Cepeda tendrá a su disposición toda la estructura sindical para actuar y anular otras expresiones disidentes”.
Al respecto, el profesor Hernández dice que “esto es un intento por desplazar a la Coordinadora de las mesas de negociación que ya hemos obtenido con el gobierno federal; y a la vez es un intento del gordillismo para recuperar el control del sindicato.”
Y agrega: “Estamos conscientes de que estas no son las formas para lograr la democratización del SNTE. Hasta la fecha no ha habido ninguna reforma estatutaria que asegure la plena participación del magisterio en este proceso, así como el reconocimiento de los comisionados sindicales elegidos desde la base.”
Además de la exigencia de una reforma estatutaria, el magisterio aglutinado entorno a la Coordinadora exige que se establezca el diálogo bilateral entre la federación y los estados. Argumentan que al ser los gobiernos estatales los únicos interlocutores con el magisterio, las condiciones de trabajo y salud de las y los profesores se ve coartada por los intereses y pactos que se establecen con el SNTE.
Concluye el profesor Pedro Hernández: «hacemos un llamado a que, antes de convocar a elecciones nacionales, resolvamos internamente los asuntos propios del magisterio; y busquemos una reforma estatutaria que asegure la plena participación de las y los profesores en la vida sindical. Sólo así lograremos una verdadera democratización del SNTE y avanzaremos en la democratización de la educación y del país”.
Periodista independiente radicado en la ciudad de Querétaro. Creo en las historias que permiten abrir espacios de reflexión, discusión y construcción colectiva, con la convicción de que otros mundos son posibles si los construimos desde abajo.
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