Las oficinas de la Comisión Nacional de Derechos Humanos en el Centro Histórico son ocupadas por mujeres víctimas de violencia. El inmueble será un nuevo refugio, anunciaron
Texto: Daniela Rea y María Ruiz
Fotos: Andrea Murcia / Cuartoscuro y María Ruiz
Ante la creciente violencia contra las mujeres en México y la inoperancia de los órganos de justicia, las instalaciones de la Comisión Nacional de Derechos Humanos fueron tomadas por familiares y víctimas de la violencia y mujeres feministas.
Las oficinas ubicadas en la calle Cuba del centro de la ciudad ahora son habitadas por mujeres con capuchas negras, moradas, algunas con detalles y palabras bordadas, palabras como “lucha”; también, por familiares de víctimas de desaparición forzada.
En la oficina principal, destinada a la titular Rosario Piedra Ibarra, mujeres anarquistas pintaron su propia versión de la frase que alguna vez gritó su madre Rosario Ibarra: “Ni perdón, ni olvido”. En medio de dos guirnaldas, con grandes negras letras, escribieron: “No perdonamos, ni ¡olvidamos!”.
A lo largo de los días la toma se transformó en un refugio para mujeres víctimas de violencia. Dentro conviven las exigencias de dos grupos. De la colectiva Ni una menos y de los familiares de víctimas de desaparición forzada que se encuentran en plantón frente a la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV).
Las familias provenientes de la CEAV no están de acuerdo con la toma de las instalaciones realizada por las mujeres anarquistas y solicitaron la intervención de la CNDH para que resuelva la situación y ellas puedan retirarse del lugar.
Otra diferencia entre los dos grupos, que buscan lo mismo (que la CNHD sea refugio de mujeres) está en las demandas: las anarquistas demandan la renuncia de la titular de la Comisión, mientras que las familias de CEAV piden la invtervención de Rosario Piedra, Alejandro Encinas y Olga Sánchez Cordero.
La historia de la toma comenzó el pasado miércoles cuando Silvia Castillo y Marcela Alemán, madres de familia originarias de San Luis Potosí, acudieron a una reunión a la CNDH; la primera de ellas para exigir respuesta por el asesinato de su hijo en ese estado; la segunda, por la violencia sexual cometida contra su hija menor de edad. La reunión no tuvo los resultados esperados.
Marcela Alemán se ató a una silla y se plantó en la ventana principal de la Comisión Nacional. Este fue el principio de la actual toma, que lleva cinco días, y que busca convertir las oficinas en refugio para mujeres.
“Estoy aquí, en la sala de juntas de Rosario Piedra, y me he amarrado porque ya me querían mandar otra vez a poner otra denuncia. Ya me cansé. Mi niña es una niña que merece ser atendida por los derechos humanos pero no. Todo un Estado le ha pisoteado sus derechos, ha hecho con ella lo que quiere. Marcela Alemán dijo en un video el 2 de septiembre que no se trata sólo de su hija, sino por todas las niñas y los niños que son víctimas.
La lucha de Marcela comenzó en 2017, cuando su hija, que en ese entonces tenía cuatro años, fue abusada sexualmente por trabajadores de la escuela donde estudió en San Luis Potosí.
Silvia Castillo es madre de Alan Ibarra, víctima de homicidio y desaparición en 2019.
La Colectiva Independiente Revueltas compartió otro video donde se ven más de 30 documentos que la CNDH le ha pedido presentar a la señora Alemán. Los documentos son tantos, que en una hilera cubren una mesa larga de comedor antigua, a la que se pueden sentar alrededor de 20 personas.
La noche del miércoles la colectiva feminista Ni una menos publicó que se encontraban acompañando a la señora Marcela en la calle de Cuba. Desde abajo, las jóvenes le gritaban “¡No estás sola! Arriba, desde el balcón de la Comisión, Marcela Alemán ondeaba la bandera de México mientras sonaba de fondo Canción sin miedo, de Vivir Quintana, y el coro El Palomar.
Silvia y Marcela solicitaron apoyo a un grupo de familiares de desaparecidos reunidos en el Colectivo 10 de marzo, que desde febrero mantienen tomado el lobby de la CEAV, en exigencia de apoyos y transparencia de recursos.
María Icela Valdez Chaidez, que busca a su hijo Roberto, desaparecido en Reynosa el 10 de marzo del 2014, explica que ella y otra docena de familiares que se mantenían en plantón en la CEAV llegaron a las instalaciones de la CNDH ese miércoles en apoyo a las compañeras.
“Llegamos y les hacen peticiones, Rosario les dice que unas cosas sí las puede resolver, otras no y entonces se da que se amarran a una silla Silvia y Marcela y su esposo Roberto”, relata María Icela.
María Icela Valdez Cháidez es la misma mujer que el 25 de junio de 2019 se arrodilló en Palacio Nacional frente a Andrés Manuel López Obrador para suplicar que las autoridades le ayuden a buscar a su hijo.
El jueves 3 de septiembre Yesenia Zamudio, madre de María de Jesús Jaime Zamudio, víctima de feminicidio, convocó a madres y familias de víctimas a participar en la toma de la CNDH para exigir al gobierno federal y a la comisión atención a sus casos.
Ese mismo día la colectiva Ni una menos, coordinada por la señora Zamudio, compartió un comunicado donde declararon a las instalaciones de la comisión como territorio libre. Y se establecieron en un plantón a la entrada del inmueble.
En el comunicado expresaron que la toma responde a una actitud de indiferencia por parte de las instituciones en la atención a la violencia hacia las mujeres. Y exigieron:
Desde 2015 a julio de 2020, según cifras oficiales, en México 4 mil 131 mujeres han sido víctimas de feminicidio. Y en cada año de este lustro, el número de los asesinatos de mujeres es mayor que en el anterior.
Marcela Alemán y su esposo Roberto se regresaron a San Luis Potosí el mismo jueves porque, relata María Icela, lograron acuerdos por la Secretaría de Gobernación; Silvia Castillo se queda en la CNDH con las compañeras de la CEAV que las respaldaban.
“Ese jueves las anarquistas ya habían llegado, desde el miércoles en la noche porque también se les pidió apoyo desde adentro de la CNDH. Silvia se queda ahí y luego, por problemas de salud, se retira de la CNDH”, explica María Icela.
Con consignas feministas y de manera pacífica el viernes 4 de septiembre la colectiva Ni una menos tomó las instalaciones de la CNDH. Previo a su entrada leyeron el comunicado publicado un día antes y anunciaron que no se moverían hasta ser atendidas.
Durante la exploración del lugar hallaron un refrigerador lleno de cortes finos de carne y diversos quesos. Después de exponerlos en redes sociales los colgaron en el balcón.
En la toma han intervenido diversas partes del espacio, incluyendo retratos de Francisco I. Madero, Miguel Hidalgo, Benito Juárez y José María Morelos y Pavón que colgaban de las paredes.
El primero fue el retrato de Madero. La imagen del revolucionario se viralizó y llegó a la conferencia matutina del presidente López Obrador, quien expresó su desagrado por la pinta. Más tarde, desde la toma de la CNDH, Yesenia Zamudio declaró:
“A él no lo vamos a borrar de la historia. Ese tipo ya está en la historia, ¿y nuestras hijas?”.
Junto a ella las mujeres de la colectiva continuaron compartiendo sus pensamientos sobre la historia: “una historia donde asesinan a 10 mujeres en México y nadie hace nada”; “una historia de presidente tras presidente que no le da soluciones al pueblo”; “de uno a uno que se olvida que lo más importante es la dignidad de las personas”.
Junto a Yesenia Zamudio también habita el inmueble Erika Martínez, su hija fue víctima de abuso sexual en 2012. Ante amenazas y riesgo latente de ser violentadas Erika Martínez y su hija tuvieron que dejar su hogar:
“Yo ya no pido nada porque ya lo tengo. Yo pedía un hogar. Que mi hija estuviera en un lugar libre de violencia. Aquí estoy segura. Está el apoyo de todas las compañeras y así como mi hija obtuvo justicia por su propia madre, vamos a luchar por la justicia de más niñas y que aquí ya les dije”, denunció.
Erika ve en el inmueble un espacio para más mujeres que al igual que ella han vivido violencias. Y en las oficinas de la CNDH, un refugio.
“Este edificio no nos va a alcanzar, les vamos a demostrar que este edificio no nos va a alcanzar. Yo convoco a todas esas mujeres que han sido víctimas de la omisión del gobierno que vengan, que aquí van a encontrar una respuesta, porque como se los dije ayer, es una pena que una víctima busque apoyo en otra víctima” expresó.
Las mujeres anunciaron que repartirán despensas a mamás de víctimas. Para acceder a estas donaciones tienen que llevar sus carpetas de investigación.
El grupo de mamás que venían del plantón de la CEAV permanecen en la CNDH, aun cuando Marcela y Silvia, quienes las convocaron en petición de ayuda y solidaridad, ya se habían retirado de la toma.
Y permanecen dentro de la sala de juntas que da al balcón, ajenas al otro grupo que tiene tomadas las instalaciones y han realizado pintas. Con ayuda de una cubeta que bajan y suben por el balcón, sus compañeros que tienen tomada la CEAV les llevan alimento.
Este grupo de mamás reclaman que la CNDH dejó crecer el problema y no lo resolvió; además de que permite que se desvirtúe una demanda justa: atender el reclamo de las familias de víctimas.
“Exigimos que la CNDH y Segob resuelvan las demandas. Es evidente que no saben qué hacer, ni cómo hacerlo, queremos que vengan y resuelvan el problema. Al gobierno les conviene echar la culpa de lo que ha pasado dentro de las instalaciones y nosotros lo que decimos es que vengan a resolver las demandas”, dijo María Icela a Pie de Página.
Las familias convocadas en el Colectivo 10 de marzo tienen desde febrero tomado el lobby de la CEAV; son 3 familias provenientes de Tamaulipas, una de Chihuahua y 2 de la Ciudad de México, una veintena en total, repartida ahora mitad en la CEAV y mitad en la CNDH.
“Yo pido que venga (Olga) Sánchez Cordero (titular de Segob), (Alejandro) Encinas (subsecretario de Derechos Humanos) y Rosario Piedra (titular de la CNDH) a resolver este problema”, reiteró María Icela.
Por su parte, el frente nacional Ni una menos anunció que ya no saldrá de las instalaciones y pidió la renuncia de la titular Rosario Piedra Ibarra.
Tanto la CNDH como la CEAV son instituciones que se han formado para atender a víctimas. Ambas han sido señaladas en distintos momentos por revictimizar a las personas, contrario a su principio.
Por la noche Rosario Piedra, durante la Inauguración de un posgrado en derechos humanos, dijo que desde antes de la pandemia ya había un clima de impunidad y violación a derechos humanos.
“Desde aquí y en este momento aprovecho este foro para reiterar mi total disposición a dialogar con los colectivos feministas que enarbolan una serie de demandas, todas ellas atendibles, y que estamos listos a apoyar. Incluso en aquellas en las que la Comisión no tiene facultades estamos dispuestos a coadyuvar para encontrar soluciones. Nuestro compromiso con la defensa de los derechos humanos es genuino. Por eso apostamos al diálogo constructivo y eficaz, un diálogo que conlleve a soluciones y respuestas. Todo porque no tenemos más compromiso que con el pueblo de México”.
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