Escalar en solitario, sin equipo, una alta cumbre. La historia de Alex Honnold divide emociones. Provoca rechazo por el riesgo en el que coloca su vida, y admiración por el reto personal y la lucha física y psicológica que requiere
Texto: Ricardo Olayo G.
Free Solo (2019) ha sido reconocido como mejor largometraje documental, en los premios Oscar y BAFTA; obtuvo siete Emmys, el premio del público de Toronto y otros más.
“Tengo los mismos deseos de supervivencia que cualquiera. Simplemente he aceptado mejor que moriré en algún momento”, dice a National Geographic, productora de la cinta.
Para el común de las personas, escapar de los riesgos, conservar la cordura y la vida, es lo aceptado socialmente. Por ello Free Solo es una transgresión que choca con ese imaginario.
Alex Honnold, con una amplia trayectoria como escalador, decide que es momento de subir nuevamente “El Capitán”, un muro vertical de granito de más de 970 metros de altura. Pero esta vez lo hará sin protección alguna, sin cuerda ni arnés, solo llevará una bolsa con magnesio, para evitar que los dedos transpiren y de esa manera él pueda aferrarse mejor a la enorme roca.
Nacido en Sacramento, California. Con 34 años de edad, Honnold siempre recurre a sí mismo, su seguridad es un enorme monolito que lo hace capaz de salir de su propio miedo.
Honnold prefiere escalar en roca, no se imagina en el Himalaya. Ha viajado por todo el mundo para subir y conocer escenarios. Viaja y vive en una camioneta que usa para dormir, ejercitarse, estudiar su ruta, y que es punto de reunión para la junta con el equipo de filmación que lo sigue.
¿Honnold es la cúspide o la negación de las emociones humanas? Reacio a dejarse “domesticar” por su novia, le permite entrar ligeramente pero nunca de lleno en su vida; para iniciar en solitario un ascenso, se fuga sin los camarógrafos que registran su travesía; le pesa que ha presenciado la muerte de dos amigos en el mismo ascenso de “El Capitán”, en el Parque Nacional de Yosemite.
El documental disponible em Amazon Prime Video pone al límite las capacidades del ser humano. Y es que mirar a Honnold en la inmensidad y sin protección, inevitablemente hace sentir angustia y preguntar ¿por qué lo hace?.
El equipo de filmación, a la distancia se formula esa pregunta. Lo conocen y lo quieren con vida. Le ofrecen modificar su forma de trabajo para no aumentar el riesgo. Ellos sí penden de cuerda y arnés para registrar cada movimiento de Honnold, para grabar sus pies y manos que buscan una grieta, un resquicio o colgarse de alguna saliente para seguir subiendo.
El de Honnold no es un acto circense, tampoco debe ser un acto de locura. Es el ascenso en una pared vertical en escalada libre. Es un free solo, que en el argot del montañismo es un ascenso sin protección.
Hay una explosión de adrenalina que deja exhausta a la audiencia durante ese lento ascenso magistralmente narrado. Se la pasa uno mal. Se entrecorta la respiración. Mirar ese espíritu indomable recuerda las hazañas que no son ficción, no es un joker prefabricado y rechazado que luego se convierte en criminal.
Honnold ha ganado notoriedad y ha podido encajar. Se ha convertido en un promotor de su fundación con grandes patrocinadores y combina esta actividad con su deporte extremo; las últimas noticias revelan que la pandemia interrumpió los planes de su boda.
Es un ser emocionalmente difícil de asir, cuya actividad genera una combinación de sensaciones. Honnold no acepta que tiene un dón, solo que trabaja para tener logros y que cualquiera que tenga las metas que él tiene, lo puede lograr.
Sin duda esa es una hipótesis provocadora.
Y es que escalar no tiene género. Una mujer mexicana subió tres de las cumbres más altas del mundo –por encima de los 8 mil metros, incluido el Everest-, en un año y 364 días, imponiendo un récord Guiness que le fue entregado a inicios de agosto.
No tiene entrenador, fue autodidacta y en el inicio aprendió en Youtube. En cuatro años logró lo que a algunos les lleva una vida o nunca alcanzan. Escuché su historia en la radio, en una entrevista y me remitió de inmediato a Free Solo, cinta que había visto a finales de 2019 (fue como el call to action, para referirme al documental).
La historia de la montañista es la de Viridiana Álvarez Chávez, de Aguascalientes (1983). Es la mujer a la que menos tiempo le ha llevado llegar a la cima de los tres picos más altos; su sendero revela la inmensidad del ser humano.
La “realidad” siempre impone frenos, pero no para ella. Viridiana ha roto los tiempos y las formas.
Si nos aventuramos y ese modelo lo trasladamos a otro terreno, con la hipótesis provocadora de Honnold, por ejemplo la educación: lanzo una pregunta, ¿podría un joven terminar el bachillerato en un año en lugar de tres? ¿El sistema podría gestionar esa situación si muchos lo hacen y lo logran al mismo tiempo?. Algunos dirán que todo lleva un orden; pero por fortuna siempre hay alguien que es transgresor.
Las cintas preferidas de Viridiana, El Ascenso y Everest.
Free Solo se realizó en el 130 aniversario de NatGeo, fue dirigida por E. Chai Vasarhelyi y Jimmy Chin; estuvo en cartelera en la ciudad de México, un corto lapso y en pocas salas. Vale mucho la pena.
Comparto links que acompañan bien esta historia.
NatGeo
Montañista mexicana. Viridiana Alvarez
https://verne.elpais.com/verne/2020/08/14/mexico/1597359648_532208.html
Observador de una parte del pasado para vivir el presente. Suma experiencias en el periodismo y anexas desde hace 30 años. Recién redescubrió el daño que hacen las noticias falsas #fakenews. Quedó de enviar su CV
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