Rubén Espinosa fue un artista, un poeta de la luz. Quienes lo asesinaron no sólo se llevaron a una persona muy querida, arrancaron de raíz la vida de un fotógrafo que seguía evolucionando. Un fotoperiodista que quería que sus compañeros estuvieran bien y que el periodismo de Veracruz y México fuera de calidad, honesto y útil para la gente
Por: @TrasluzPhoto y @maria_efemere
Cinco años pasaron sin rastro alguno de justicia para Nadia Vera, Mile Martín, Yesenia Quiroz, Alejandra Negrete y Rubén Espinosa, asesinadas el 31 de julio del 2015 en un departamento de la colonia Narvarte. Pero no se nos olvida, seguimos buscando esa justicia y recurrimos a la memoria.
Desde que encontré la cuenta de Instagram de Rubén Espinosa (@espinosafoto) cada julio la visito, veo sus fotos, las recorro de principio a fin y cada año las veo distintas. Las veo con tristeza y con coraje, con admiración, descubro detalles que antes no vi, agradezco que sigan en la Internet, que puedo regresar a ellas y me pregunto, ¿qué estaría haciendo si siguiera vivo?, ¿cómo veríamos los sucesos de hoy desde su mirada?
Veo que las redes avivan sus fotos, que mis amigas y amigos las comparten. Siento como la ola de emociones, huecos y recuerdos en torno a su trabajo emergen por estas fechas. Pero lo cierto es que la huella que dejó, tiene un impacto atemporal.
Esta semana pude leer algunos de los escritos de Rubén Espinosa gracias a que el colectivo veracruzano Trasluz Photo los compartió desde su cuenta de Instagram. Los busqué para este portarrelatos. Quería que me contaran más de quién era, cómo era trabajar con él. Y cómo, aunque ya no está, sigue siendo inspiración para quienes queremos hacer de la foto una forma de vida.
-Félix Márquez
En la calle a veces me encuentro a fotógrafos y fotógrafas que me dicen: ‘oye, me hubiera gustado conocer a Rubén’. Pero yo pienso que lo conocen. Por las personas que nos quedamos aquí y por las que están en el DF todos los años haciendo un festival para recordarlo; lo conocen por sus fotos, que todavía están en Internet y que no se han dejado de publicar.
La justicia no va a venir de las personas que hicieron esto, sino a partir de la memoria colectiva. Si nosotros seguimos abonando a esa memoria pues Rubén seguirá y sus fotografías van a perdurar por muchos años.
Rubén era una gran persona, un gran amigo, alguien que disfrutaba la música, cantábamos en los karaokes, y siempre me voy a acordar de lo que platicábamos cuando había alguna cobertura, el interés que él tenía porque los compañeros estuvieran bien y porque el periodismo que se hiciera en Veracruz y en México fuera de calidad, honesto y que sirviera a la gente.
Era un apersona apasionada. No puedo decir que era sólo por su trabajo. Su trabajo iba más allá. Su trabajo era el medio, la herramienta por la cual él expresaba lo que era, de manera integra, no sólo lo que pensaba, también lo que sentía, lo que padecía, lo que le parecía justo o injusto.
Los fotoperiodistas independientes somos más vulnerables, por las condiciones en las que vivimos y que a él le tocó padecer: Que por una fotografía pagaran cinco pesos. Me parece que los dueños de los medios no han aprendido absolutamente nada. A Rubén no solo lo mató la violencia del Estado, (Javier) Duarte, (Arturo) Bermúdez. Lo mató la falta de garantías para ejercer su trabajo desde los medios donde trabajaba, la falta de seguro social, de equipo, de un sueldo digno. Había noches que no tenía para comer ni un taco. Rubén vivía en una condición laboral precaria a la que todavía los fotógrafos seguimos expuestos. Es necesario que eso se conozca, y que levantemos la voz porque Rubén lo vivió y lo padeció.
-Koral Carballo
Compartí con él como compañera, amiga y todo lo que pudimos haber confabulado juntos fue muy chingón. Era un tipo al que siempre le encantaba hablar de foto y no solamente lo técnico, sino como una cosa sustancial: Que temas, qué es lo que nos mueve, para qué lo hacemos.
Lo conocí en la calle, haciendo foto, y con el tiempo terminamos trabajando en la misma agencia: AVC noticias. Estaban Rubén, Yahir Ceballos, Ali Marín, Félix Márquez, Sergio Hernández, Oscar Martínez (era el jefe) y bueno, yo. En la sección de vida cotidiana, iba siempre una buena imagen. No importaba si había información, o si era la nota del día o no, solo era una gran foto. Todos los días estábamos súper emocionados de quien se iba a llevar la sección. Eso inspiró el trabajo en equipo y una competencia, no para ser uno el mas chingón, sino para crecer entre todos.
Antes de que se fuera a CDMX platicamos de que tenía un proyecto en mente. Para él era muy difícil pensar la fotografía con proyectos, él era más de vivir las fotos, pero ese mes me mandó un mensaje y me dijo: “ya sé qué proyecto quiero hacer estoy, muy emocionado”.
Me sorprendió y me alegro porque sabía que venía otra etapa de Rubén.
Su asesinato no solamente fue el de un ser humano hermoso, también cortaron la vida de un gran fotógrafo que seguramente a estas alturas ya habría hecho dos proyectos. La búsqueda de Rubén, estaba evolucionando.
Antier, cuando publicamos lo que publicamos, vi varios comentarios de que Rubén había sido una referencia para empezar a hacer fotoperiodismo.
Eso me llena de satisfacción. Rubén creía que la fotografía podía cambiar el mundo, al final cambió conciencias y mentes. No solamente de la gente que miraba sus imágenes sino de sus colegas y de nuevos fotoperiodistas que surgieron y que ven a Rubén como un referente.
Fue un golpe muy duro para todos. Me acuerdo que a una alumna mía uno de sus maestros les prohibió salir a la calle con cámara, les dijo que era peligroso. Me pareció muy triste. Pensaba que lo peor que podemos hacer es tener miedo, paralizarnos y dejar de hacer foto. Esos momentos fueron muy oscuros.
En lo personal, me da esperanza saber que hay nuevas voces. Que no se quede en silencio, que es lo que la gente que mató a Rubén quería que pasara. Es importante seguir su legado, no solo haciendo memoria, sino sabiendo que es importante no callar y seguir produciendo, seguir haciendo imágenes y hacer imágenes..
-Alí Marín
Rubén era un apasionado. Un incansable de la imagen. Alguien que vive, come, desayuna fotos.
En la agencia buscábamos una foto diferente del cargo que nos asignaban, pero Rubén también hacía fotos para él. Esas fotos, esas imágenes de Rubén, eran movidas desde adentro, desde lo que él significaba, lo que él sentía, lo que interpretaba como suyo, desde los claroscuros que todo el mundo vive, desde lo que le apasionaba, más allá del encargo de la agencia o las agencias para las que él trabajaba, que eran Cuartoscuro y Proceso.
Era un anticipado en el sentido de hablar con las imágenes. Él lo entendía muy bien desde antes que nosotros y tenía la libertad de fotografiar lo que se atravesaba, siempre con una metáfora visual muy potente. Ahora, viendo su trabajo a distancia, comprendo más la mirada de Rubén y su forma de trabajar. Yo me quedo con esa parte. Tenía un ojo libre. Como fotógrafo es algo impresionante, un poeta de la vida, de la luz, sin ser romántico, un poeta de lo cotidiano que lograba sacar todo este fondo que habitaba en él, todas esas cosas de las que se alimentaba, el punk, el rock, el ska, Dalí.
El colectivo Trasluz Photo lleva varios años organizando el Festival de fotografía MirarDistinto en Veracruz. Grandes fotógrafos se han reunido para compartir sus saberes. La historia de este festival también esté ligada a Rubén.
-Félix Márquez: Él es la pieza fundamental de que el festival se haga y me consta cómo el batallo para que sus compañeros estuvieran bien en la cobertura, porque llevaba dos cascos de bicicleta cuando había una marcha: uno para él y otro para una persona que lo necesitará.
Se preocupaba por sus amigos. Estaba muy interesado en que se diera un curso de seguridad para los compañeros de Xalapa. Me tocó coordinarlo con él, no teníamos dinero para pagarle a alguien y las organizaciones ni siquiera se atrevían a venir en Veracruz en ese tiempo. Fue un taller que se hizo con el corazón y que Rubén impulso mucho para los compañeros, que estaban padeciendo por las protestas que cada día se estaban radicalizando más, tuvieran herramientas para mantenerse a salvo.
Rubén es una pieza fundamental del festival, es parte de nuestra ideología e identidad. Lo que pasó con él nos dio fuerza para seguir organizándonos y hay que seguir con ese incentivo, tal vez ni desde el plano físico, pero si desde la capacitación de la fotografía. El festival Mirar Distinto es Rubén.
-Koral Carballo:
Mirar Distinto es un precedente de trabajo de nosotros en Trasluz. Félix, Yahir y yo estábamos ya trabajando en Veracruz. Y siempre quisimos hacer algo juntos. Ni siquiera lo nombraremos como un colectivo. A Rubén siempre le gustaban las ideas de los colectivos. Él hizo uno, que se llama Voz Alterna, con sus compañeros en Xalapa. Esa parte de hacer cosas juntos… siento que se quedó la semilla.
Unos chicos que estaban estudiante publicidad, contactaron a AVC porque les gustaba el contenido fotográfico e hicieron un congresito de fotografía y fuimos invitados porque usaron algunas de nuestras imágenes para hacer una exposición. Hubo muchas cosas que no nos gustaron, me acuerdo que me acerque a Rubén y me dijo, hay que hacer algo nosotros. Ali, Oscar, Félix, Yahir, Rubén y yo pensamos, bueno vamos a hacer algo y ahí fue cuando nació el Mirar Distinto.
Rubén estaba muy involucrado. Fuimos moldeando el festival, que en ese momento era un congreso de fotografía. Él dio un taller de cómo cuidarnos, como cuidar nuestra seguridad en las protestas. Tenía una necesidad de compartir y eso es algo que no solamente lo hizo en el Mirar Distinto, lo hizo siempre. Era un tipo muy generoso, le gustaba mucho compartir sus conocimientos a los nuevos fotógrafos y fotógrafas. Tenía un deseo genuino de compartir,siempre fue muy apasionado y muy loco y le gustaba subir la intensidad a las cosas, hizo muy bien ese taller y creo que a la larga iba a ser un gran maestro.
-Alí Marín: Rubén estaría muy contento desde donde nos esté observando lo que el festival ha cosechado con la siembra de Rubén, el festival le debe mucho. En su impulso, en su punto de quiebre, en la gasolina emocional que nos aventó a todos, por el compromiso que él tuvo con la primera edición, por la pasión que se desbordaba. Mirar Distinto sigue moviéndose y seguirá moviéndose por muchos años, por la memoria de Rubén en nuestras vidas, por el compromiso que el monstruo hacia el gremio, hacia la fotografía, por la pasión que él tenía hacia la imagen, porque era un creyente de la imagen como un motor de cambio, como un motor de justicia, como un motor de verdad.
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