8 julio, 2020
En Guerrero mil personas han fallecidas por el virus SARS-Cov-2 en estos cuatro meses, número que supera con creces las muertes consecuencia de la violencia armada. Con retenes sanitarios, algunos municipios y comunidades han logrado mantener a raya el virus
Texto y fotos: Equipo Amapola*
CHILPANCINGO, GUERRERO.- Guerrero cumple cuatro meses de pandemia. Desde el 15 de marzo, fecha en que se confirmó el primer contagio en Acapulco, a este lunes 6 de julio, transcurrieron ya 113 días.
En estos 113 días, los guerrerenses transitaron por diferentes ánimos; del pánico que originó compras desmedidas en las tiendas departamentales, a la incredulidad y a la indiferencia, a pesar del número de fallecimientos.
Junio es el mes con más muertes por el coronavirus. De los 1,003 muertos que ha habido en estos casi cuatro meses, sólo en junio se registraron 601 fallecimientos.
Los fallecimientos por esta causa, en sólo un mes, superaron a los muertos del otro virus que desde hace 13 años tiene en contingencia a Guerrero: la violencia.
De enero a junio ha habido 432 homicidios. En junio, de acuerdo con el registro de Amapola Periodismo transgresor, basado en reportes policiacos y publicaciones periodísticas, hubo 91 asesinatos.
Un solo día, el 17 de junio, 50 personas fallecieron por covid-19. A pesar de la mortalidad, una gran parte de la población ha sido indiferente al peligro que significa andar en la calle: ignoró la medida del confinamiento. En Acapulco y Chilpancingo, las ciudades con más casos confirmados y fallecimientos, poca gente hizo la cuarentena que se decretó el 20 de marzo.
De los 81 municipios guerrerenses, únicamente en cinco no se tienen casos registrados: San Miguel Totolapan, en la región de Tierra Caliente; Juchitán y Azoyú, en la zona de la Costa Chica y Cualac e Iliatenco, en la Montaña.
En Guerrero, la pandemia facilitó que grupos armados extendieran su influencia. En Tierra Caliente, Costa Grande y zona Centro, los grupos criminales se hicieron cargo del control de los accesos, determinaron quién entraba y salía de las cabeceras municipales y comunidades. En Teloloapan, por ejemplo, el grupo que se hace llamar Policía Tecampanera propinó castigos físicos a jóvenes que salían a la calle en medio de la cuarentena.
El Frente Unido de Policías Comunitarias del Estado de Guerrero (FUPCEG) tomó el control de todo el corredor hacia Tlacotepec, cabecera de Heliodoro Castillo, en la región serrana.
La Policía Ciudadana de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG), otro grupo armado con características similares, también colocó filtros en la carretera Acapulco-Ometepec.
Mientras grupos armados se hacían de mayor control, en Acapulco la cantidad de muertes por coronavirus, generó en la autoridad municipal la necesidad de abrir fosas para sepultar a las víctimas, en lugar de habilitar más espacios en los hospitales, para evitar los fallecimientos.
Esta pandemia ocurre en Guerrero en el año previo a las elecciones. En 2021 se elegirá al próximo gobernador, se renovará al Congreso local y alcaldes.
Pandemia y elecciones no son un buen binomio. Los electores estarán más necesitados que nunca de una despensa, de una promesa de empleo, de una oferta de alguna recompensa económica.
Amapola Periodismo transgresor preparó, por región, este especial a casi cuatro meses de pandemia, para dar cuenta de cómo se ha vivido el coronavirus en Guerrero.
En Acapulco se registró el primer caso de Coronavirus en Guerrero, el portador fue un turista, se trató de un argentino de visita en el puerto. El 15 de marzo se confirmó el resultado. Fue el día uno de la pandemia en Guerrero.
Desde entonces el puerto es el epicentro de la epidemia. De los 6,198 casos confirmados en Guerrero, hasta el lunes 6 de junio, 3,560 corresponden a Acapulco; de las 1,003 defunciones, 507 decesos ocurrieron en el destino turístico preferido durante décadas.
El 22 de mayo, la alcaldesa Adela Román planteó que por la cantidad de enfermos, los hospitales del puerto estaban a un paso del colapso. Al día siguiente, la Secretaría de Salud federal confirmó que Guerrero era la entidad con mayor ocupación hospitalaria del país, porque 76 por ciento de los espacios estaban ocupados.
En Acapulco en tres hospitales se destinaron espacios para los enfermos de la Covid-19. El Hospital General del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) y el Hospital Vicente Guerrero del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Ambos anunciaron el 22 de mayo que ya no tenían camas disponibles.
A la autoridad municipal se le ocurrió la siguiente solución: dado que los hospitales colapsaban, lo mejor era abrir fosas para los fallecidos. En China vieron otra salida a la saturación de los hospitales: construyeron otros.
En Acapulco, la autoridad municipal ordenó abrir 300 tumbas en el cementerio El Palmar, en la zona rural del puerto, lejos del paraíso de sol y playa que atrae a los turistas.
La pandemia se descontroló en Acapulco a pesar de las medidas para evitarlo. El miércoles 18 de marzo se decretó el cierre de la mayoría de las actividades turísticas en el puerto, medidas establecidas a dos semanas del periodo de las vacaciones de Semana Santa, la temporada más importante para el sector turístico, ramo del que viven la mayoría de los acapulqueños y es el principal sostén de la economía estatal.
El 2 de abril se ordenó el cierre de las playas, porque la gente, aun con la contingencia y el aislamiento recomendado por las autoridades sanitarias, acudía a ellas.
En medio de esta tregua humana, la noche del 20 de abril, en Acapulco tuvo lugar uno de los eventos más espectaculares de los océanos: un resplandor azul en la orilla del mar causado por criaturas microscópicas conocido como bioluminiscencia. Al día siguiente otro regalo: una lluvia de peces de diferentes tamaños y especies.
Hace menos de una semana, el jueves 2 de julio, Acapulco retornó a la actividad turística. Las playas se reabrieron, con restricciones, hasta el sábado 4 de julio.
Un día un campesino de la comunidad de San Miguel, municipio de Mochitlán, sintió dolores musculares, un poco de fiebre y tos. Pensó, al igual que sus familiares y vecinos, que era dengue.
A finales de junio le dieron los resultados de los estudios. Dio positivo a la prueba de coronavirus. Pero para esas fechas ya había contagiado a su hermano. El resto de su familia y sus vecinos tuvieron que ponerse en cuarentena.
San Miguel es una localidad pequeña, a 15 minutos de Mochitlán, municipio que al igual que los otros 12 de la región Centro, incluido Chilpancingo, capital de Guerrero, desde hace casi una década son azotados por la violencia provocada por grupos criminales.
Ahora, los habitantes de estas 13 demarcaciones son también víctimas de la pandemia de la Covid-19.
Hasta este domingo 5 de julio, la Secretaría de Salud tenía reportados 974 casos de enfermos de coronavirus y 137 defunciones en estos 13 municipios. En Ahuacuotzingo seis casos, en Chilapa 70, en Chilpancingo 653, Eduardo Neri 55, uno en Heliodoro Castillo, seis en Leonardo Bravo, tres en José Joaquín Herrera, seis en Juan R. Escudero, ocho en Mártir de Cuilapan, siete en Mochitlán, cuatro en Quechultenango, 92 en Tixtla y ocho en Zitlala.
En estos casi cuatro meses que han transcurrido de pandemia, pareciera que los habitantes son ajenos a las cifras de contagios y defunciones, sobre todo en la capital, a pesar de tener el segundo lugar estatal por la cantidad de fallecimientos. El semáforo rojo, el punto de máximo contagio, se vivió con lugares públicos llenos de gente. En Chilpancingo se confirmó el segundo caso de coronavirus en Guerrero, el 17 de marzo. Se trató de una estudiante de la Universidad Autónoma de Guerrero (Uagro) que se contagió en España, donde estuvo de intercambio escolar.
A casi cuatro meses de ese primer caso exportado, Chilpancingo lleva 653 casos de coronavirus y 95 muertos, ocupando el segundo lugar a nivel estatal, después de Acapulco.
Aquí en la capital, al igual que Acapulco, la presión del sector empresarial, obligó a las autoridades locales a que se reiniciaran actividades económicas.
Antes, cuando las autoridades amenazaban con clausurar los establecimientos comerciales no esenciales, los dueños de los negocios desobedecían estas medidas.
A partir de este 30 de junio, la Secretaría de Salud instaló seis módulos para que la gente con síntomas del virus acuda a estos lugares para que se les realice la prueba.
Esta jornada por la Covid-19 que pusieron en marcha las autoridades de Salud estatal y municipal empezó de manera desorganizada: el primer día sólo se instalaron cinco de los seis módulos y cuatro de éstos horas después de lo programado.
Hasta el domingo 5 de julio en los 19 municipios que componen la región Montaña, donde se concentra la mayor parte de la población indígena del estado, la Secretaría de Salud estatal coincide en número de casos con las estadísticas proporcionadas por la federación: 185 personas contagiadas de covid-19 y 30 fallecidas, todas en Tlapa de Comonfort, aunque no todas son originarias del municipio.
Tlapa tiene una de las más altas tasas de letalidad: 22 por ciento. Está sólo debajo de Acapulco, que concentra el mayor número de casos con 3, 456 y una tasa del 15 por ciento; Chilpancingo con 655 casos, 15 por ciento; Iguala con 222 casos y una letalidad del 36 por ciento, Pungarabato con 178 casos y el 15 por ciento en el número de muertos.
Ejemplos como Zihuatanejo, que al domingo creció a 160 casos y 26 defunciones, ilustran la vulnerabilidad de los habitantes de la Montaña, de los pueblos Ñu Savi, Nahua, Me´phaa y Ñomdá.
En la región, hay alrededor de 600,000 pobladores que hablan alguna lengua indígena en la entidad, en estos municipios vive la población de los primeros tres pueblos mencionados.
Cualac, ubicado en la subregión de la cañada, e Iliatenco, no presentan casos. Sin embargo, de acuerdo con las autoridades sanitarias, ya no hay municipios denominados de La esperanza, sin número de enfermos, porque los colindantes tienen personas contagiadas.
En la región sólo hay un hospital para la atención de enfermos Covid-19, ubicado en Tlapa, que es el municipio con la mayor actividad comercial de la región, con 20, 863 habitantes.
Organizaciones defensoras de derechos humanos, como el Centro de Derechos Humanos de la Montaña, Tlachinollan con sede en Tlapa, Servicios y Atención para la Paz, Fundar, Oxfam y otras, alertaron de las vulnerabilidades específicas de la Covid-19 en regiones indígenas como la Montaña.
“El número de muertos ha ascendido fuertemente. Usuarios denuncian en redes sociales que el Hospital General se encuentra saturado y que el número de muertos es significativamente más alto que los casos referenciados oficialmente. Asimismo, se ha detectado que el acceso a las pruebas PCR (de Covid) es particularmente difícil en las regiones indígenas”, escribieron en un boletín.
Denuncian que la falta de infraestructura médica y en particular la dificultad de acceder a pruebas de Covid-19 para los pueblos y comunidades indígenas y equiparables, se traduce en una mayor tasa de defunción en personas indígenas detectadas con Covid-19 que en la población general. (Información de Vania Pigeonutt)
La región Norte del estado, conformada por 16 municipios, presenta 406 casos positivos de coronavirus y 138 defunciones hasta el sábado 4 de julio, de acuerdo con la Secretaría de Salud estatal.
De sus municipios, Iguala es el tercero en el estado con mayor número de contagios: 222 positivos y 81 defunciones. Ocho de los municipios de esta región presentan de uno a tres casos positivos, y cuatro municipios no tienen ninguna defunción.
Desde el inicio de la cuarentena en Iguala se disparó en número de casos confirmados.
Amapola Periodismo transgresor documentó el caso probable de la mujer que pudo traer el virus de Estados Unidos, el 25 de marzo, y que hizo compras en el mercado central, donde posteriormente se registraron brotes de contagios.
En este mismo municipio ocurrió un caso de contagio masivo en la tienda de abarrotes El Zorro, ubicada en el centro de Iguala, donde se registraron 42 contagios.
El 30 de junio, el alcalde del municipio, Antonio Jaimes Herrera, informó que el cambio del semáforo epidemiológico de rojo a naranja permitiría la reapertura de negocios no esenciales.
Pero cierto énfasis en que la reapertura se haría por una presión social. Advirtió del riesgo de regresar al semáforo rojo. Pero esa ya “era responsabilidad de cada quien”.
En la región Costa Grande los casos positivos acumulados de la Covid-19 hasta el sábado 4 de julio sumaron 326 y de éstos, 51 son defunciones, de acuerdo con la cifras de la Secretaría de Salud.
Esta región en términos prácticos es el corredor costero que va de Acapulco hasta los límites con el estado de Michoacán.
Zihuatanejo es el municipio con más casos hasta ahora y eso, al parecer, tiene relación con que, de los ocho, es el de más habitantes, según las estadísticas oficiales, la población rebasa los 118 mil.
Además este puerto es el lugar de gran turismo de la región, es decir, donde los visitantes abundan. Aunque, la actividad turística estuvo suspendida en los primeros tres meses de confinamiento.
Coahuayutla representa el otro extremo. Es el municipio con el menor número de habitantes y el último de la región en sumarse a los casos positivos.
La confirmación de su primer y único caso ocurrió el 18 de mayo, que para el 23 se convirtió en la primera defunción, según los mapas y estadísticas de la Secretaría de Salud estatal.
El 2 de julio, Zihuatanejo sumó 138 casos positivos, porque sumó 11 más, aunque ese mismo día, a pesar del incremento, se hizo la transición del semáforo rojo al naranja, método para medir la intensidad de la pandemia. Los destinos turísticos más importantes de Guerrero, entre ellos Zihuatanejo, abrieron playas, hoteles y restaurantes con restricciones para reactivar parte de la economía.
El asunto es que la reapertura ocurre cuando los casos positivos crecen en este puerto y otros puntos de la región Costa Grande, donde sólo hay cinco unidades de Salud para atender enfermos de la Covid-19. Los hospitales generales de Zihuatanejo y Atoyac, y los hospitales básicos comunitarios de Coyuca de Benítez, Tecpan y Petatlán que, se sabe, han tenido necesidades de equipo y materiales desde antes de la pandemia.
La región Tierra Caliente, una de las más violentas del estado, tiene uno de los cinco municipios que están libre de la Covid-19: San Miguel Totolapan.
Esta región está conformada por nueve municipios, y en lo que va de la pandemia, hasta el sábado 4 de junio, hay un registro de 466 casos confirmados y 60 defunciones.
Esta región tiene uno de los municipios sin contagios y sin defunciones, también tiene al municipio que ocupa el cuarto lugar en el estado en contagios de acuerdo a la Secretaría Salud estatal: Pungarabato, cuya cabecera es Ciudad Altamirano.
Hace cinco días, en la cuenta oficial de Facebook, la administración municipal informó que se sumaba a la estrategia del regreso de actividades no esenciales.
“Proteger la salud de los pungarabatenses pero también en la recuperación de su economía”, señala un documento publicado.
Desde el 20 de marzo que se decretó la cuarentena, San Miguel Totolapan, un municipio en el que se han registrado hechos violentos de grupos criminales, no registra casos de contagios.
En el municipio, los habitantes acordaron cerrar accesos a la zona para impedir la entrada de personas que pudieran ser portadores del virus.
El último cierre que se anunció fue el 9 junio. El Consejo Técnico de Salud del municipio informó que tomando en cuenta el aumento de contagios en municipios vecinos se optó cerrar nuevamente un lapso de 10 días los accesos.
Dos días después, habitantes de ese municipio impidieron la entrada de efectivos de la Guardia Nacional, que harían recorridos de vigilancia.
La Costa Chica de Guerrero ha sido la zona del estado que más ha resistido y evitado la expansión de la Covid-19, pero en el municipio en el que se registró el primer contagio, los casos se multiplicaron de manera acelerada.
Hasta el sábado 4 de junio, en la región había 216 contagios, de este número total, 31 personas han fallecido en 13 de sus 15 municipios, de acuerdo con la Secretaría de Salud estatal.
En la región, el primer contagio se registró el 3 de abril, en el municipio de San Marcos que colinda con Acapulco, epicentro de la pandemia en Guerrero. Luego de 93 días, hasta este sábado 4 de julio el municipio acumula 26 contagios y dos muertos.
En medio de los contagios hay dos municipios que resisten: Juchitán y Azoyú. El primero fue considerado como un municipio de la esperanza pero al registrarse el primer caso en Marquelia, el 22 de junio, dejó su estatus verde y pasó al azul.
Desde el primer caso detectado en Guerrero, el 16 de marzo en Acapulco, las comunidades de la Costa Chica se aislaron, algunos colocaron filtros sanitarios y prohibieron el acceso a extraños como en Cuajinicuilapa, Marquelia o Copala, donde la Policía Comunitaria se sumó a las acciones.
En otros municipios como Ometepec y Xochistlahuaca se llevó un registro puntual de quienes entraban y salían. Si salían se les pedía permanecer en aislamiento a su llegada a los municipios provenientes de otros estados o ciudades, y estaban en observación por los médicos a pesar de no presentar síntomas. (Información de Jacob Morales)
Este trabajo fue publicado originalmente en AMAPOLA PERIODISMO que forma parte de
la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes consultar la
* Marlén Castro, Jesús Guerrero, Beatriz García, Margena de la O.
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