La pandemia de covid-19 en México es asincrónica. El virus no ha tenido un impacto simultáneo en en todo el país. En algunas regiones, la crisis sanitaria duró apenas unas semanas; en otras, como el Valle de México ha estado largo tiempo estacionada. El inicio de la vacunación es una esperanza frente a una realidad cada vez más segura: el coronavirus llegó para quedarse
Texto e imágenes: Arturo Contreras
La llegada de la vacuna anticovid, justo un día antes de Navidad, dioe ilusión a un país que enciende alarmas sanitarias en 26 estados. La segunda y hasta una tercera ola de contagios en distintas entidades pone a prueba a sistemas de salud agotados.
Antes de terminar el 2020, gobiernos y ciudadanos aún batallan para controlar la pandemia que ha dejado en México; más de 120 mil fallecimientos. y una crisis económica sin precedentes. El gobierno federal diseñó un semáforo sanitario que desde junio marca la pauta para las medidas sanitaria que se deben implementar; pero su aplicación depende de los gobiernos estatales y en no pocos casos, de las medidas electorales.
Para la ciudadanía, aprender a convivir con la covid-19 es una tarea que tendrá que reinventarse por muchos meses y posiblemente años. El coronavirus seguirá causando enfermedades y muertes.
Publicación original 3 de julio
Actualización 23 de diciembre
A fin de año, la Ciudad y el Estado de México, Guanajuato y Baja California encienden las alarmas rojas y establecen nuevas formas de confinamiento. Otros 22 estados, en alerta naranja luchan por mantener los contagios al mínimo en plena época navideña. El llamado de todos los gobiernos se enfocó en llamar a la gente a evitar reuniones familiares esta época decembrina; la mayoría de los contagios suceden al interior de los hogares.
Después de la Jornada nacional de sana distancia, del 23 de marzo al 30 de mayo, la responsabilidad de cuidar a las personas a través de las medidas sanitarias recae principalmente en las autoridades de cada entidad. La curva epidémica del país, han repetido las autoridades, está compuesta de múltiples curvas y diferentes ritmos a lo largo y ancho del país.
Al cierre del año Sinaloa y Tamaulipas presentan tendencias a la baja en los contagios diarios, mientras que en Veracruz el rebrote aparenta estar bajo control. Estas tres entidades guardan semáforo amarillo.
Chiapas y Campeche son las únicas entidades donde los indicadores sanitarios, que incluyen las cifras de hospitalización, aumento de casos y capacidad hospitalaria, se mantienen en niveles no alarmantes, por lo que están en semáforo verde.
A continuación presentamos una síntesis del comportamiento de la epidemia en los estados de la República con mayor impacto.
Última actualización 23 de diciembre
El Valle de México, que incluye a la capital del país y algunos municipios del Estado de México, concentra un tercio de los contagios en todo el país; es el epicentro de la pandemia. Después de un encierro de más de dos meses que inició en marzo, el desconfinamiento comenzó con el semáforo en naranja por la urgencia de retomar las actividades económicas. Una semana antes de navidad, el 18 de diciembre, la ciudad regresó a un segundo confinamiento por el incremento en contagios y en la ocupación hospitalaria.
El 13 de noviembre los bares, que habían retomado sus actividades transformándose adecuando su operación a la de restaurantes, cerraron sus puertas por orden de la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum. Desde esa semana, las autoridades de la capital mantuvieron el semáforo naranja, bajo la lógica de mantener negocios y comercios abiertos durante la mayor parte de la temporada decembrina, cuando hay mayor venta de mercancías. Semáforo naranja, naranja con alerta al límite y estado de emergencia por Covid precedieron al semáforo rojo, que llegó en plenas festividades, cancelando cenas y reuniones familiares.
Desde el 19 de mayo, el primer pico de contagios de la pandemia, hasta el 24 de agosto, la cifra de nuevos casos se mantuvo en un promedio de mil personas. Lo que prolongó el semáforo naranja mientras que la ciudad, poco a poco, retomó su ritmo y las oficinas y otros comercios comenzaron a retomar sus actividades con medidas sanitarias.
En la Ciudad la administración local ha buscado atender la emergencia sanitaria llevando atención médica a las colonias con mayor tasa de contagios desde mayo, cuando inició con un programa de detección, aislamiento y seguimiento de casos con brigadas que iban casa por casa. Después comenzaron a instalar kioscos donde se aplicaron pruebas en parques y plazas públicas
Recién terminada la jornada nacional de sana distancia, para evitar congestionamientos viales y la saturación del transporte público, la Secretaría de Movilidad habilitó ciclopistas emergentes en dos avenidas principales de la ciudad que corren de sur a norte y de este a oeste; también aumentó la frecuencia de los convoyes de metro y metrobús y cerró ciertas estaciones para aumentar la velocidad de los traslados; Hoy las ciclovías permanecen, pero el transporte público opera con regularidad.
En la frontera norte de México, el Gran encierro se sintió doble. En ciudades como Mexicali o Tijuana el cierre parcial de la frontera por parte de Estados Unidos hizo que miles de personas no pudieran llegar a sus trabajos, a sus escuelas o a los lugares donde comúnmente abastecen enseres generales.
Como si hubiera mayor carga epidémica del lado mexicano, las autoridades estadunidenses dispusieron que durante la emergencia sólo pueden salir y entrar residentes de ese país; sin embargo, en las ciudades fronterizas de Estados Unidos se han registrado muchos más casos y muertes por Covid-19 que en las mexicanas.
Al inicio de la pandemia, en los meses de julio la entidad llegó a posicionarse como la segunda con más carga epidémica por cada 100 mil habitantes; hoy ocupa el puesto 18, pero la tendencia de aumento en los contagios impuso el semáforo rojo, el regreso al confinamiento, desde el 8 de diciembre. En la entidad hay 33 mil 49 casos y 5 mil 233 defunciones confirmadas por Covid19.
Las maquilas, una de las principales actividades económicas de la región, reactivaron sus actividades durante mayo, en el punto más alto de la pandemia a nivel nacional. La desconfianza de los empleados sobre las condiciones sanitarias en algunas de ellas brotó de inmediato ante la falta de equipo de protección y la falta de prestaciones como seguro social. En este nuevo confinamiento no suspenderán sus actividades.
Junto a los casinos, los restaurantes y los hoteles comenzaron a retomar sus actividades, junto con algunos bares, que para septiembre ya funcionaban con toda normalidad. En octubre inició el incremento de casos, y para noviembre, era tan evidente que durante las primeras semanas los contagios habían incrementado en 50 por ciento. Para finales de ese mes la capacidad hospitalaria rozaba el 70 por ciento
El 8 de junio las autoridades sanitarias federales determinaron que el semáforo sanitario de Quintana Roo podía pasar a fase naranja. La noticia fue como un chispazo de ignición para el turismo, motor económico del estado. Esa misma semana, casi un tercio de los hoteles de Cancún reiniciaron sus operaciones.
El alto tránsito aéreo internacional del estado lo puso en el frente de la pandemia. Fue uno de los estados, junto con la Ciudad de México y Baja California, que más pronto iniciaron sus ciclos epidémicos.
Hasta el 8 de junio, cuando reiniciaron las actividades turísticas, en la entidad más de 83 mil personas perdieron sus empleos. Una semana después, cuando la entidad entró a nivel naranja de riesgo, comenzaron a llegar los primeros turistas en ese entonces, los hoteles solo podían operar al 15 por ciento, capacidad que fue aumentando mes con mes y que actualmente ronda cerca del 60 por ciento. A pesar de que al inicio las playas permanecieron cerradas, viajantes de todos lados del mundo empezaron a llenar los cuartos de hotel, aprovechando ofertas y precios bajos.
Al terminar la Jornada nacional de sana distancia los contagios se dispararon, justo al inicio de la reapertura hotelera y no fue hasta dos meses después, a inicios de agosto, que comenzaron a disminuir. El 8 de agosto, cuando el semáforo pasó a amarillo, algunas playas públicas iniciaron su reaprtura, pero fue hasta el 20 que empezaron otras. Desde mediados de noviembre los nuevos casos de Covid en el estado tienen un repunte, el cual podría empeorar por las altas concentraciones hoteleras para las fiestas de fin de año.
En total, Quintana Roo tiene 110,000 cuartos de hotel. Pero el Semáforo de Riesgo Epidemiológico estatal, de color amarillo, solo permite a los alojamientos rentar un 60% de sus habitaciones. Sin embargo, por la alta demanda que se espera para Navidad y los meses de invierno, el gobierno estatal concedió a los hoteles un permiso especial que les permitirá aumentar el máximo de ocupación hasta el 80%.
A pesar de que las medidas sanitarias en el estado son duras (cuando se decretó la fase roja en el país, las últimas semanas de abril, el gobernador ordenó arrestar y multar a quienes no usaran un cubreboca en el espacio público), las normas la dicta la necesidad de la industria hotelera. El 18 de junio, a pesar de que el gobierno Federal había decretado semáforo rojo en el estado, el gobierno local optó por dejar a una parte del estado en rojo, la parte sur y otra, la norte, en naranja. Es esta la que concentra el turismo en el estado
El segundo caso confirmado en el país llegó al puerto de Mazatlán, Sinaloa. La persona enferma se encerró en su cuarto de hotel para pasar la enfermedad. Ni el hotel, que siguió operando, ni el gobierno tuvieron los mismos cuidados. Después del reporte del caso, el 28 de febrero, el secretario de turismo del estado descartó la llegada del virus al puerto. Creía que el virus no resistía temperaturas superiores a los 26 grados celsius.
Durante los primeros meses de la pandemia la alta concentración hospitalaria forzó a la entidad a acelerar la reconversión hospitalaria. Casi un mes después de la alerta que lanzó el caso de Mazatlán, los casos, que hasta el momento sumaban 9, se duplicaron, y así sucedió día con día, hasta que la tendencia de crecimiento fue domada meses después, hasta agosto. desde entonces, los casos presentan una ligera tendencia a la baja.
Actualmente la entidad concentra sus focos epidémicos en Culiacán y Mazatlán, mientras que el resto de los municipios presentan una carga epidémica mínima. En la entidad suman 26 mil casos y 4 mil defunciones; la mayoría de ellos ocurridos
El 21 de abril cuando a nivel nacional se declaró la fase tres de la pandemia, en Sinaloa la gente seguía saliendo a las calles. En esas fechas circularon imágenes de los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán, repartiendo despensas entre la población de Culiacán, que según reportes de medios locales siguieron distribuyendo al menos hasta septiembre. Bandas del crimen organizado impusieron un toque de queda a las 10 de la noche en algunas regiones del estado.
En agosto, el gobernador anunció la creación de un fideicomiso de 50 millones de pesos para la compra de la vacuna, 20 de ellos producto de la venta de la casa oficial de Sinaloa, donde hasta el 2010 residieron los gobernadores en turno del estado y el resto de donaciones de empresarios; sin embargo, la compra y distribución de las vacunas correrá a cargo del gobierno Federal en todo el país.
El 17 de septiembre se anunció que los juegos de la Liga del Pacífico, de béisbol, permitirían la asistencia de personas al estado para su arranque en octubre, con un aforo del 40 por ciento y estrictos controles sanitarios. En diciembre el gobernador, Quirino Ordaz, aseguró que de seguir con la tendencia de casos a la baja, las clases presenciales podrían reiniciar paulatinamente desde principios de 2021.
Entre huracanes y lluvias torrenciales que provocaron sinfín de inundaciones, mantener a raya la pandemia en Tabasco ha sido un verdadero reto. Este es el tercer estado con mayor incidencia de casos por cada 100 mil habitantes, después de Baja California Sur y la Ciudad de México. Después de la Jornada nacional de sana distancia, la pandemia, que parecía reducir su propagación, empezó a transmitirse con mayor rapidez.
A finales de julio, llegaron a presentarse 400 casos por día. Por lo que el gobierno Federal reforzó las instalaciones hospitalarias y aumentó su capacidad. Semanas antes, los remanentes de la tormenta tropical Amanda desviaron la atención de los recursos para emergencias a las inundaciones.
A inicios de diciembre, el gobernador Adán Augusto López aseguró que la epidemia se tenía domada. A pesar de que la entidad tiene una alerta naranja, su ocupación hospitalaria no rebasa el 20 por ciento; por lo mismo hizo un llamado a fortalecer las medidas sanitarias que ante las inundaciones pasaron a segundo plano.
Antes de las inundaciones, que afectaron a más de 160 mil personas en el estado, la población tabasqueña no había parado sus actividades. En este estado las principales actividades económicas están relacionadas a la extracción y procesamiento de hidrocarburos. Al norte de esta entidad, a dos horas de la capital, en el puerto de Dos Bocas, se construye la refinería insigne de la administración de López Obrador. La paraestatal, dedicada a una actividad esencial, fue criticada por no haber evacuado instalaciones como plataformas y plantas lo suficientemente rápido como para evitar la propagación del virus en varias regiones como Tabasco. La evacuación de los trabajadores de plataformas en alta mar se realizó a finales de abril.
En octubre debido a las lluvias varias áreas del hospital regional de Petróleos Mexicanos en la capital se inundaron debido a las fuertes lluvias en la región. Después, la entrega de apoyos de 10 mil pesos, víveres y muebles a para las personas que perdieron todo durante las inundaciones, causó fuertes aglomeraciones y filas.
El 14 de diciembre el gobernador impuso nuevas medidas sanitarias para evitar regresar al semáforo rojo como reducir el horario de funcionamiento de comercios no esenciales y regular el horario de venta de alcohol en restaurantes
Cuando en Sonora apenas había un caso de Coronavirus, la Secretaría de Salud presentó una aplicación para celulares en la que médicos especialistas en epidemiología rastrearían casos activos. El 25 de marzo, con 20 casos en la entidad, la gobernadora Claudia Pavlovich anunció emergencia Sanitaria y el paro de todas las actividades no esenciales; cuatro días después, se implementó el toque de queda de 9 de la noche a 5 de la mañana en 16 municipios. Hoy, es el tercer estado con mayor incidencia de casos por cada cien mil habitantes.
El 19 de mayo la gobernadora emitió otra alerta por el aumento de los casos que casi se duplicaban día con día; estaban en una ruta de ascenso que no se detendría hasta un mes después, el 13 de julio en que a la estadística se sumaron 15 mil 819 casos confirmados, casi 600 en ese día.
Para junio, la gobernadora Pavlovich sumó a más de 800 personas, principalmente representantes de gobiernos municipales, empresarios y mineros en el Pacto para que Sonora siga, una manera de hacer acuerdos sobre las políticas sanitarias en industrias y comercios.
En septiembre, ya que los casos se habían estabilizado, el gobierno del estado comenzó con el adiestramiento de diez perros que supuestamente serían capaces de detectar casos de Covid que serían enviados a los Centros Centinela Anticipa, una estrategia de kioscos de atención y detección de casos, así como a hospitales y al aeropuerto de Hermosillo.
El 31 de agosto, la entidad alcanzaba el semáforo amarillo de emergencia sanitaria con todo y estadios de beisbol abiertos, mismos que fueron mandados a cerrar dos semanas después por no respetar las medidas sanitarias. A finales de ese mes el gobierno inició con los preparativos para la segunda ola. El plan constaba en hacer restricciones a establecimientos comerciales y restaurantes, pues la positividad (el porcentaje de cuántas personas llegan a un hospital con alguna enfermedad respiratoria y es positiva a Covid), estaba aumentando y se preveía un rebrote. No estaban equivocados.
La primera semana de noviembre, el semáforo epidemiológico regresó a naranja con una alerta por el aumento de los casos y la alta saturación en los hospitales, que al 21 de noviembre se encontraban al 85 por ciento de su capacidad. Un mes después, el 21 de diciembre, el secretario de salud de la entidad, Enrique Clausen, aseguró que los hospitales privados del estado ya no tenían capacidad para atender casos de Covid.
En Nuevo León las medidas sanitarias parecen haberse adelantado a los brotes epidémicos. Antes de la Jornada nacional de sana distancia, el estado ya estaba en cuarentena. Sin embargo, el repunte de casos inició a mediados de junio, dos semanas después de haberse levantado el confinamiento general.
Al cierre de año, Nuevo León es la tercera entidad con más casos acumulados, después de la Ciudad y el Estado de México, y la sexta en casos por cada cien mil habitantes. Desde junio, la tendencia de casos a la alza se ha mantenido lenta, pero estable.
En este estado las restricciones a la movilidad provocaron que, por disminuir los horarios de tránsito de los autobuses de transporte público, se generaran aglomeraciones, error que fue después corregido. En el municipio más rico de México, San Pedro Garza García, se implementó el operativo Fase 4, para restringir la entrada al municipio de personas que no vivieran ahí, o que no tuvieran asuntos relacionados con actividades esenciales.
Las medidas se relajaron después, principalmente por la presión del sector empresarial, que desde el 11 de mayo, antes de que terminara la Jornada de sana distancia, pugnaba por la reapertura de las actividades económicas del estado. El primero de junio, un día después de terminada la Jornada, centros comerciales, espacios públicos y varias actividades económicas reiniciaron sus actividades.
Para el 3 de julio, la incidencia de casos nuevos llegaba a uno de los picos en el estado; entonces, el gobernador Jaime Rodríguez, “El Bronco”, decidió implementar una nueva estrategia llamada “Cero movilidad”, que permitía más movilidad que lo que el nombre anunciaba. Aunque impedía que hubiera personas en la vía pública después de las 10 de la noche, permitía abrir a los comercios y restaurantes de 5 de la mañana a 10 de la noche, pero los obligaba a cerrar durante los fines de semana.
Casi dos meses después, de ligeros incrementos en la capacidad hospitalaria, el 25 de octubre, la desconversión hospitalaria (quitar camas especiales para Covid y transformarlas en los espacios normales de los hospitales) se detuvo por la alta demanda.
Ante la llegada de la vacuna para el Coronavirus, el secretario de salud del estado presumió que la empresa danesa Danfoss, con presencia en la entidad, donaría ultracongeladores a Nuevo León para almacenar la vacuna de los laboratorios Pfizer-BioNtech; sin embargo gracias a las cajas de congelación con hielo seco, es posible almacenar la vacuna por 30 días. Días después, cuando el gobierno Federal anunció el plan de vacunación, el subsecretario de Educación Superior, Luciano Concheiro, aseguró que gracias a un acuerdo con universidades en todo el país se había creado una red de 165 ultracongeladores en el país.
El manejo de la pandemia en Jalisco se caracteriza por un encono entre las decisiones que dicta el gobierno local y el Federal. Por ejemplo, las medidas de distanciamiento social iniciaron desde antes que otras entidades; y el cierre de actividades y la apertura de comercios ha seguido el ritmo que marca el gobernador de la entidad, Enrique Alfaro.
El domingo 19 de abril anunció penas como arresto por 36 horas a quienes dejaran el confinamiento sin motivo justificado así como por no usar el cubreboca en espacios públicos en una política de tolerancia cero al Coronavirus. Las duras medidas tuvieron un primer descalabro el 4 de mayo, cuando policías municipales de Ixtlahuacán de los Membrillos detuvieron a un joven, Giovanni López, afuera de su casa por no usar cubrebocas. El joven murió mientras estaba en custodia de los policías, lo que desató protestas por el constante abuso policial en la entidad. Los hechos fueron calificados por la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco como una ejecución extrajudicial.
En julio, ante el aumento constante en los casos, el gobierno de Alfaro implementó el Botón de emergencia Covid. Un mecanismo que dependía de la capacidad hospitalaria y la tasa de incidencia semanal. De activarse, todas las actividades económicas deberían frenar. Después de varias amenazas de activación, la etiqueta #BotónDeEmergenciaJalisco se volvió de uso cotidiano y risorio en redes sociales. El 30 de octubre el botón se activó, paralizando las actividades económicas en el estado hasta el 11 de noviembre. Dos semanas después, el encuentro de futbol entre las Chivas de Guadalajara y las Águilas del América, de la Ciudad de México fue abierto al público con un aforo de 15 por ciento, pese a los señalamientos en contra por parte del gobierno Federal
Desde mediados de mayo, el aumento de casos en la entidad es sostenido y no hay señas de que la tendencia vaya a cambiar. Con todo y la tolerancia cero, los botones de pánico y las fases de reactivación, el ritmo de contagios se mantiene estable. Al cierre de diciembre suman más de 50 mil casos confirmados y casi seis mil defunciones.
A mediados de diciembre, el gobernador Alfaro aseguró que el 25 de enero se podrían reiniciar las clases, siempre y cuando los padres de familia lo consideren prudente. En esas fechas, el estado también activó su segundo botón de emergencia, lo que significa restringir las actividades económicas a lo esencial durante los fines de semana y que los comercios, de lunes a viernes, deberán cerrar antes de las siete de la noche.
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