Sayula, el tren transístmico y las fracturas territoriales

10 junio, 2020

Microfilme Postal, columna de opinión por Daliri Oropeza Alvarez

El banderazo de AMLO que da inicio al proyecto de corredor transístmico en Medias Aguas pone a la vista la fractura y el desgarramiento del tejido social que el ideal de progreso provocó en Sayula.

«Así se hace en mi pueblo» en lengua sayulteca.

A la memoria de TíoBad, rapero, 

defensor del territorio a través del Nixtamal

la colectividad y la lengua sayulteca. 

Escena A: Siete hombres blancos con camisas blancas ondean siete banderas de tono rojo quemado frente a la estación de tren Medias Aguas. Una estación reluciente, parece nueva, aunque en la pared dice 1910. 

Escena B: Dos obreros de chalecos amarillos atornillan los rieles a las vías ferroviarias. A los costados, hacen un remache de tornillos gigantes en el suelo con un instrumento metálico que mide el largo de sus piernas.

Estas escenas son un mundo distinto al que viví cuando fui a la estación de Medias Aguas a conocer por donde pasa el tren. En esa región realicé una investigación junto con el rapero TíoBad, originario de Sayula de Alemán. En 2017, fuimos a corroborar que en las zonas donde llegaron los proyectos de desarrollo, la lengua sayulteca que hablan los habitantes de este municipio en la zona del Istmo Veracruzano, a la entrada de la Sierra de Santa Marta, ha sido desplazada.

En aquel entonces, la estación estaba derruida. Con sus techos de lámina de asbesto resquebrajados. Era un cajón oscuro. Un lugar olvidado. Apestoso. A sus alrededores las vías estaban escondidas entre matorrales. Los durmientes de las vías se veía picados, viejos, los rieles oxidados.  

Las escenas A y B son una yuxtaposición de imágenes de lo que el gobierno de la 4T mostró como el arranque de la Rehabilitación de la vía del Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec, parte del proyecto Corredor Interoceánico. Este proyecto que desde antes de Porfirio Díaz, muchos han soñado. Medias Aguas se volvió un punto estratégico, pues es el lugar que conecta el norte con el este y el oeste, desde el sur.

Al estar ahí caminamos por las vías. Platicamos con las personas que pasaban cerca. El 97% del territorio de Sayula de Alemán es rural. La mayor urbanización está en la cabecera, y en esta zona que solía ser la estación del Ferrocarril Nacional de Tehuantepec. Aunque parecía sola, los comercios ya no abría pues el tren no siempre se detenía ahí.

La mayoría de las personas que viven en Medias Aguas son familias de trabajadores ferroviarios que desde hace un siglo llegaron ahí por empleo, desde los constructores de las vías hasta los conductores de trenes, pasando por quienes daban mantenimiento a los trenes o a la estación.

Esta fue la primera zona de comercio de Sayula. Pero su asentamiento provocó que el territorio dividiera la organización originaria del pueblo Mixe Popoluca, la cual tenía 4 barrios principales en su organización social. La entrada del tren comenzó a desplazar las actividades tradicionales, el uso de la ropa original de manta, los oficios, la organización de los 4 barrios originarios (visto como un cuerpo con Cabeza y extremidades). 

En la investigación concluimos que el tren provocó la primera fractura en el territorio de Sayula el desgarramiento de su tejido social. No solo por la entrada de personas externas a la comunidad sino porque el comercio que lo acompañó dividió las relaciones entre las personas. A la estación de tren solo podía asistir quien tuviese dinero, hablara español y no fuera indio. 

La antropóloga Calixta Guiteras da cuenta del paso del ferrocarril en el municipio en los años 50 y documenta la urbanización que se expande en torno suyo, su estación y sus vías. Los efectos que provocó el tren en Sayula pueden observarse en las divisiones que generó al interior del pueblo.

La geografía nacida del trazo ferroviario es impuesta, no tiene nada que ver con la organización propia de la cultura ancestral mixe popoluca. El tren atravesó el territorio y modificó las rutinas, el modo de organización, la lógica en la que se comunicaba y transportaba la gente. Esto precipitó el desplazamiento de la lengua. Esto se exacerbó con la construcción de la carretera transístmica (con el pretexto del desarrollo, el progreso y el nacionalismo) en el sexenio de Miguel Alemán,  originario de este municipio que porta su nombre. 

La carretera reemplazó al tren, que luego quedó solo para carga. La carretera es ahora el epicentro del tránsito de cualquier cosa que cruza la región del Istmo. Pasan tráilers interminablemente día y noche. TíoBad y yo contamos los trailers durante horas y perdimos la cuenta. Pasa de todo, camiones cargados de cerdos, pilase doble remolque y sospechosos contenedores negros. 

El deseo de transportar todo tipo de mercancías a través de esa ruta viene de hace más de un siglo. Fue parte del proyecto de Porfirio Díaz, a quien AMLO citó en la remodelada estación de Medias Aguas, durante el banderazo que dio en plena pandemia. Lo hizo, con todas las contradicciones que conlleva el que el Presidente, quien tanto alarde hace de Madero y la Revolución Mexicana, reivindique lo que buscó un dictador.

Se trata de un proyecto que todos los gobiernos neoliberales intentaron imponer. Irónicamente, AMLO está logrando lo que ellos no pudieron hacer, con todas las contradicciones que conlleva el que el presidente se desmarque del periodo neoliberal pero reproduzca todos sus atropellos. 

El transporte de mercancías entre el Golfo de México y el Océano Pacífico es un sueño de larga data. Estaba presente cuando Benito Juárez firmó con Estados Unidos el acuerdo McLane-Ocampo. También cuando Gustavo Díaz Ordaz intentó impulsar el transporte de carga entre océanos; en su sexenio construyeron la planta petroquímica Pajaritos en Coatzacoalcos.

En esa lista de soñadores está Luis Echeverría. También José López Portillo, quien echó a andar el plan Alfa-Omega. En su sexenio inauguró la planta petroquímica Cangrejera y la Refinería de Salina Cruz. También Miguel de la Madrid, quien le entró desde la parte energética. 

Ya más recientemente, en la lista de soñadores se apuntó Ernesto Zedillo, con el Programa Integral de Desarrollo Económico para el Istmo de Tehuantepec. Ya desde 1997 el EZLN protestó en contra de este proyecto (por si no le quedaba claro al presidente que hay personas que defienden el territorio desde mucho antes) y publicó “Siete piezas sueltas del rompecabezas mundial”, un comunicado donde analiza la propuesta zedillista: “El resultado previsible de estos proyectos será, entre otros, la fragmentación de México (separando al sureste del resto del país). Además, y ya que de guerras hablamos, los proyectos tienen implicaciones contrainsurgentes”, escribió el subcomandante Marcos.

En la lista de soñadores no podía faltar Vicente Fox ,que lo impulsó desde el Plan Puebla Panamá. Y Felipe Calderón, que anunció en 2007 el Sistema Logístico del Istmo, que le abrió cancha a Enrique Peña Nieto con el Plan Istmo Puerta de América y el seguimiento de este plan a través de las Zonas Económicas Exclusivas anunciadas en 2006. (Esta historia se puede consultar con detalles aquí)

Sayula de Alemán está amenazada por fracking, ¿acaso dijo algo el presidente sobre esto ahora en su visita? Nada, ni una sola palabra. Tampoco de lo fracturado que está este pueblo indígena azotado por la violencia del narcotráfico, donde asesinan a quien se atreve a alzar la voz contra el crimen, contra el despojo y contra la desindigenización, la opresión, la desaparición de una cultura, como la mixe popoluca o sayulteca. Ahí fue asesinado TíoBad sin ver su sueño de escuchar a su pueblo hablar la lengua sayulteca.

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