Los fotoperiodistas no podemos parar. Algunos periodistas pueden trabajar vía remota, pero un fotógrafo no puede darse ese lujo y pone en riesgo su salud todos los días. Sin embargo, dentro del precario gremio del periodismo, los fotógrafos son los peor pagados y valorados
@mariaefemere
Mi no cuarentena, como muchos fotoperiodistas le dicen a la cobertura de covid-19, se ha caracterizado por varias cosas. Rituales de sanitización, marcas en mi rostro por el equipo de protección, tristes mensajes de aviso de contagios y muertes, altibajos emocionales, insomnio… Y de nuevo, darme cuenta del poco valor que se da a los fotoperiodistas en los medios.
Historias hay muchas. Desde antes de la pandemia. Que despiden a todos los fotógrafos y sólo dejan al diseñador. Que pagan la foto en 100 pesos. Que se roban la foto y no ponen el nombre de la autora o autor. Como si las fotografías aparecieran de la nada. Porque, claro, nunca pueden faltar fotos en las notas pero sí fotógrafos en los medios.
En México, el trabajo fotográfico es precario. Según una estimación de la Bolsa de Trabajo virtual, Indeed, hecha a partir de 521 fuentes en los últimos 36 meses, el salario promedio de un fotógrafo mexicano es de 7 mil 22 pesos al mes.
Durante la cobertura de la covid-19 la situación de los fotógrafos mexicanos se ha visto aún más precaria. El equipo de protección de la mayoría corrió por nuestra cuenta. A algunos les llegó el equipo de protección hasta mediados de abril, les redujeron los días de cobertura hasta la fase 3; a otros les bajaron el sueldo un 30 por ciento y a otros más, a pesar de sus buenas coberturas, los despidieron.
Esto no es particular de México. En Estados Unidos se dejaron de vender más de 60 diarios impresos. Hubo despidos en Buzzfeed, Vice, Vox, Condé Nast redujo sus sueldos. La crisis de los medios lleva golpeándonos desde hace años y la pandemia vino a acelerarla. Como dijo el periodista estadounidense Jeff Jarvis sobre el periodismo en tiempos de pandemia: “El negocio de los medios ya estaba en llamas, la covid-19 le arrojó gasolina”.
Esta crisis se va a estirando y agrandando. Nos volvemos a enfrentar al viejo reto de lograr vivir de lo que amamos. Me entristece que sea así. Que sea un privilegio tener un trabajo digno y estable.
En mi caso, me siento afortunada de poder trabajar en un medio independiente. Que mis privilegios me permitan estar en Pie de Página, donde me siento querida, escuchada y apreciada a pesar de la precariedad y la crisis. Y es eso. Sabemos que todos estamos en un hoyo pero a veces el esfuerzo de atención, de escucha y solidaridad, lo es todo.
¿Qué le cuesta a las grandes empresas y medios cuidar y reconocer la labor de sus propios fotógrafos?
Pienso en El Universal, reconociendo la labor de otros fotógrafos en sus notas e ignorando a los propios, que siguen saliendo y que están haciendo coberturas ejemplares.
O de El Heraldo, que cuenta con un grupo de fotógrafas y fotógrafos muy comprometidos y buenos; pero que su sección web prefiere robar fotos a otros medios a usar las de su equipo.
Y no, no estamos a la fuerza, es nuestra decisión ser fotógrafas y asumir el compromiso que implica. Lo hacemos con el corazón. Sabemos que la cobertura de covid-19 es muy importante. Que ahora más que nunca las fotos se han vuelto una ventana al exterior y el trabajo fotoperiodístico es de suma relevancia para documentar qué está pasando durante la contingencia sanitaria.
Pero la falta de aprecio y cuidados a fotoperiodistas por parte de las empresas mediáticas es desalentadora e injusta. De nuevo, ¡empresas y medios no sean ruines, den el valor que merece el trabajo fotográfico!
Foránea siempre, lo suyo es lo audiovisual y el periodismo es la vía por donde conoce y cuestiona al mundo.
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