«Jajalpesos»: la moneda que nació con el coronavirus

21 abril, 2020

Para reactivar la economía local durante la contingencia sanitaria, los habitantes de esta comunidad del Estado de México comenzaron a usar unos billetes exclusivos para comercios productores de la zona. Les llaman Jajalpesos y ya preparan un nuevo lote para mayo con más denominaciones 

Texto: Vania Pigeonutt

Fotos: César Parra

SANTA MARÍA JAJALPA, ESTADO DE MÉXICO.– Niños brincan en la plaza. Algunos vendedores usan cubrebocas. Bajo lonas azules, blancas y rojas hay varios puestos de frutas y verduras; aguacate y guacamole, mandiles coloridos, dulce de camote, barbacoa, dulces a granel, utensilios de cocina, tlacoyos de habas y requesón; cactáceas, macetas y más. Un señor vende burbujas sobre la calle Hidalgo, frente a la iglesia. Se escucha una canción de banda: “El–color–de–tu–pelo… vas–me-tién-dooo-te-den–tro dee-mi-coo–ra–zón”. Huele a garnachas recién hechas.

La comunidad de 12 mil habitantes del municipio de Tenango del Valle, Estado de México, vive su cuarta semana de pandemia por coronavirus (covid–19). Y lo hace con su propia moneda: los jajalpesos, unos billetes, por ahora con valor de 20 pesos, que han servido para que unas 150 familias de escasos recursos los cambien por pollo, tortillas y verduras de productores locales. 

En este municipio de unos 80 mil habitantes, la tradición agricultora le pertenece casi de lleno a Santa María Jajalpa. Siembran betabeles, papas, lechugas de diferentes tipos, coles, rábanos, maíz y legumbres como habas y chícharos. Los campesinos de esta comunidad abastecen a bodegas de la Central de Abastos de la Ciudad de México y Toluca.

También tienen otra tradición, dar: en su fiesta patronal regalan frutas y verduras de temporada; la última vez, en 2019, hubo 73 cabezas de tráileres que en total repartieron cerca de 200 toneladas de recaudo a unos 30 mil asistentes. Ese septiembre hubo música de viento, danzas de tecuanis y chinelos, cabalgatas y comida tradicional.

En la placita donde los niños brincan, ubicada frente a la delegación municipal entre las mismas calles Hidalgo y Libertad, están los puestos donde se intercambian los jajalpesos por papas, jitomates, apios o chiles; lo que  la gente quiera.

En esas calles cada 1 de septiembre de cada año se hace el recorrido de carros alegóricos regalando los frutos y verduras que su tierra les da,

María de la Luz Castañeda Pajas y Tomás Díaz Gutiérrez esperan clientela sentados en dos blanquitos. La señora de 71 años de edad usa su cubrebocas color naranja a la altura del cuello, dice que no se acostumbra a traerlo siempre. Muestra su linda sonrisa mientras despacha chiles y zanahorias, y pica nopales. Después de atender, Mari muestra un jajalpeso: “se siente bonito darle su verdura a gente necesitada de aquí del pueblo”. Ella y su esposo han sido equipo durante más de 40 años; él siembra, ella vende.

¿Cómo surge la idea del ‘jajalpeso’?

Marina Rueda Rosas llega al puesto de los señores María y Tomás con un cubrebocas negro y guantes de látex. Es la primera mujer delegada electa en Asamblea por el pueblo; es decir, a mano alzada luego de las elecciones del 2018, el efecto transformador llegó a Jajalpa, dice, y ella junto a Javier Moreno, el primer delegado, y Rogelio Valentín, el tercero, fueron por primera vez electos por su comunidad.

Cuenta que Santa María es una comunidad grande a lado de la Hacienda, Atlatlahuca, Ziltepec, Tlamixco, Balderas, Tetetla. Son nueve delegaciones en total. Explica que la actividad primordial es la agricultura y muchos pobladores también son obreros. Con la contingencia sanitaria y el llamado de suspender toda actividad que no fuera esencial el pasado 23 de marzo, varias fábricas como Freelander de la Mercedes Benz descansaron a su personal y con eso la economía local se vino en picada.

“Los jajalpesos surgen de la idea de reactivar nuestra economía en Jajalpa. Nuestra primera entrega que fue de 20 mil pesos. Se hicieron esos vales, esos jajalpesos. No nos apoyó nadie: fue de un recurso autogenerado por la delegación. La delegación cobra actas informativas, constancias de domicilio de vecindad, permisos, y de ahí mismo sale la idea de regresarle al pueblo un poco de lo que le pertenece. De lo que es suyo”. 

Marina recorre los puestos y pregunta a la gente cómo está, se toma en serio su papel honorífico, porque dice, es un requisito haber nacido en Santa María. Además, tener el amor por Jajalpa, conocer sus tradiciones y necesidades, para poder servir como delegada. Entonces, ella y sus otros dos compañeros se reunieron, se plantearon qué hacer ante la emergencia sanitaria y pidieron apoyo a un diseñador para generar los billetes. 

Narra que con los días, pese a que en el municipio apenas hay un caso de covid–19 en la cabecera municipal, los espacios comenzaron a cerrarse. En otro pueblo aledaño, Santiago Tianguistengo, les cerraron una plaza donde varios productores llevan sus hortalizas y legumbres a vender. Y allí se van rezagando, cuenta Marina, las lechugas, calabazas, rábanos y betabeles. Los tienen que tirar a falta de un espacio para venderlos.

La primera idea fue generar despensas, que como en las fiestas patronales los paisanos, com ella les llama a sus vecinos, pudieran regalar los productos que cosechan.

Ellos como delegados podrían tener la oportunidad de repartirlos con gente que se quedó sin empleo, que no ha podido sacar su siembra y hacer trueques de productos. Pero ganó la idea del jajalpeso.

“Nos dimos a la tarea de hacer un censo, de recorrer todas las calles de Santa María y sobre ese censo decidimos darle a las personas de 100 a 200 pesos. La gente sabe que el dinero es en una sola exhibición y lo podían cambiar en esta placita por verduras, por pollo, tortillas; son cuatro puestos con los que hicimos el acuerdo”, platica.

A familias de hasta ocho integrantes que no tienen recursos ni trabajo para pasar los días de pandemia en el encierro, les han dado hasta 180 pesos, pero no más. El recurso es limitado, dice Marina. Ya está pensando junto con sus compañeros imprimir billetes de a 50 y 100 pesos que mostrará después de explicar la idea frente al puesto de María y Tomás. 

Este dinero sólo es válido en productores locales. Decidieron que en abarrotes y en tiendas de auto-conveniencia no harían acuerdos porque el dinero no se iba a quedar en Santa María. La idea es devolverle al pueblo lo mismo que ellos pagan en algunos trámites. No a las empresas que producen refrescos, frituras, enlatados.

El billete de 50 pesos que Marina muestra ya en la delegación, donde hay anuncios que piden a la gente lavarse las manos y quedarse en casa, tiene maíces, rábanos, coles y zanahorias en el centro. En el encabezado dice el nombre de la comunidad, tiene hologramas y es color lila. De fondo está el pueblo de Jalapa empezando por una iglesia que le conocen como vieja y está en ruinas y el panteón municipal. Luego los tecuanis, unos tigres que simbolizan la lucha por la fertilidad de la tierra, hasta abajo dice la leyenda: 50 jajalpesos.

Jajalpa significa casa sobre la arena. Cuenta que sus antepasados decían que el pueblo fue construido sobre arena. La gente para no bajar por agua se fue acercando hacia la comunidad y la construyó. La iglesia de cantera tiene el nombre de la comunidad en la parte frontal, que se observa desde la biblioteca de la delegación municipal, aunque la virgen que veneran es de la Natividad de María cada 8 de septiembre.

“Vamos a conseguir fondos”, dice Marina. Pablo Iván Mendoza, presidente municipal de Tenango regaló 10 mil pesos. Precisa que lo hizo a título personal y tienen otros 10 mil de la delegación que emplearán para imprimir los billetes de a 50, aunque también ya tienen listo el de a 100.

Mendoza ganó la alcaldía por el efecto del presidente Andrés Manuel López Obrador, en un municipio que había sido gobernado casi siempre por el PRI.

La idea es que la gente también pueda comprar medicinas y pasar este beneficio a una farmacia. Con la intención de que los pobladores puedan intercambiar sus vales por tratamientos urgentes. Necesitan programas para reactivar a los niños y todas las demás actividades económicas. En este pueblo hay seis escuelas: dos jardines de niños, dos primarias y dos secundarias.

Fiesta en Santa María Jajalpa

Javier Castañeda Moreno, que es el primer delegado se siente contento de aportar algo a sus vecinos. Tener una actividad propia que podría prolongarse hasta después del covid–19, porque necesitan reactivar su economía. 

Cuenta con amor que su pueblo tiene mucha tradición. Muestra un libro, en el que él participó, Tecuanes, tlacololeros, lobatos y tlaminques. Explica que habla de la danza de los tecuanis que acá en esta parte se conocen como “los lobitos tal vez porque se permitía utilizar además de las máscaras de jaguares, las de ese animal”. El tecuani es el jaguar que merma el ganado de los habitantes y perjudica las cosechas, todo gira en torno a la agricultura.

En un video hecho  el año pasado, Javier cuenta que hubo: “70 plataformas de tráileres, frutas y verduras de temporada, un paseo muy peculiar. Hay tres varones encargados en custodiar el estandarte, van ataviados a la usanza francesa, tras de ellos va la banda de música, tras de ellos se empiezan a formar los carros y las camionetas que van a repartir la verdura. Se inicia en el centro del pueblo, entre las calles Hidalgo y Libertad, en el Centro del pueblo, donde convergen estas calles…

Van a repartir la verdura, después de ello dan la vuelta hacia la calle Libertad, retornan al Centro en U invertida. En todo el trayecto regalan verduras, frutas, plásticos, dulces”.

Este domingo Javier está seguro que pueden ayudar a la economía local si siguen con su moneda, que en otros lados del país ya se ha empleado el sistema como los túmin que se usan en poblados rurales de Veracruz, Oaxaca, Chiapas, Jalisco, Guerrero y Puebla. Sería de mucha utilidad, sobre todo para adultos mayores.

Recuerda que en Jajalpa, debido al uso de agroquímicos los adultos mayores de 60 años tienen problemas de audición en un 20 por ciento de esa población, una cifra muy alta.

“Natividad de María, que nos cubres con tu manto, cuídame a toda mi gente, que yo los traigo en la mente, a todos esos paisanos, que un día se fueron para el Norte. Y es el 8 de septiembre día de fiesta en mi pueblo, cuando danzan los tecuanis, los chilenos y arrieros. Yo me siento muy contento, cuando regreso a mi pueblo”, muestra Javier el corrido de Luis Mario Avan, con el deseo de que su virgen los cuide.