Justo antes de arribar a la Fase 3, nos cae como un balde de agua helada uno de los temas que más escapa a nuestra posibilidad de decidir e incidir: la ponderación de una vida sobre otra. La edad no puede ser el único factor. Necesitamos enfoque feminista e interseccional ante el covid-19
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Ante la previsible escasez de atención hospitalaria y ventiladores: ¿Qué vida prevalecerá?
En el documento: Guía Bioética de Asignación de Recursos de Medicina Crítica -en su versión del 10 de abril-, ahora llamado: Proyecto Guía Bioética de Asignación de Recursos de Medicina Crítica, emitido por el Consejo de Salubridad General (CSG), menciona en el apartado dedicado a la Bioética y la Respuesta al covid-19:
“La escasez de bienes que pueden beneficiar a pacientes es algo común dentro de la práctica médica. Por ejemplo, tanto en países desarrollados como en países en vías desarrollo existe una escasez de órganos para trasplante. En países en vías de desarrollo existe una escasez de camas de cuidados críticos en zonas rurales. Y no es raro escuchar que aún en las grandes ciudades de dichos países existe escasez de equipo de medicina crítica, por ejemplo ventiladores mecánicos”.
Y continúa: “La escasez de estos recursos nos obliga a preguntarnos cómo se deben de asignar cuando dos o más pacientes los necesitan. Por ejemplo, a quién se le debe de asignar una maquina de oxigenación por membrana extracorpórea, cuando tenemos dos pacientes que se pueden beneficiar de ella. La respuesta a esta pregunta no es obvia, y existe una amplia literatura bioética al respecto. Dado que los recursos escasos a asignar generalmente se requieren para salvar vidas, a su asignación a veces se le considera como elegir quién morirá. Sin embargo, esta evaluación del acto de asignación de recursos escasos es errónea en la mayoría de los casos. Es errónea porque la intención detrás del acto de asignar recursos escasos es elegir quién sobrevirará. La muerte, o daño que sufre, el otro paciente(s) se prevé pero no se busca intencionalmente”.
Antes de continuar, habrá que tomar en cuenta que este documento aún no se considera como versión final. En un comunicado emitido el jueves 16 de abril de 2020 se lee textualmente: “Toda vez que el Consejo de Salubridad General se encuentra en sesión permanente el PROYECTO DE GUÍA PARA ASIGNACIÓN DE RECURSOS EN SITUACIÓN DE CONTINGENCIA se presentará a la consideración de las señoras y señores vocales y, en su caso, de ser aprobado, se publicará en el Diario Oficial de la Federación”.
Habrá que observar modificaciones y consideraciones éticas particulares para su ejecución. Sin embargo, al hacerlo público -con alcances reales en este momento de crisis-, habrá que dilucidar su repercusión y abrir el diálogo, simplemente… porque nos afectará irremediablemente.
Aunque ya había algunos documentos relativos a la ética en la práctica médica y científica desde la posguerra y en el periodo más notable del descubrimiento del Genoma Humano, la bioética es una vertiente relativamente nueva.
En el Diccionario Latinoamericano de Bioética de la UNESCO, sitúa su trascendencia teórico-práctica hacia finales del siglo XX. Es hasta el año 2005 que se redacta la Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos.
En este documento se define la bioética como aquella rama del conocimiento que: “Se ocupa de las cuestiones éticas relacionadas con la medicina, las ciencias de la vida y las tecnologías conexas aplicadas a los seres humanos, teniendo en cuenta sus dimensiones sociales, jurídicas y ambientales. Busca reflexionar sobre problemas éticos y establecer juicios que puedan orientar la acción en sentido normativo-prescriptivo. Pero la reflexión y el juicio ético no pueden realizarse sin el adecuado conocimiento de la realidad y teniendo en cuenta las verdades que la medicina y las ciencias de la vida puedan haber alcanzado”.
Es así que además del impacto económico, social, político y las repercusiones en el ámbito privado y el tema de los cuidados… justo antes de arribar a la Fase 3, nos cae como un balde de agua helada, uno de los temas que más escapa a nuestra posibilidad de decidir e incidir: la ponderación de una vida sobre otra.
Hay una palabra clave en este escenario: Triaje
La definición del Triage es un término de origen francés (del verbo trier, cribar u ordenar), se trata originalmente de un término militar que significa: seleccionar, escoger o priorizar.
En medicina se refiere a un método de emergencias y desastres para seleccionar los pacientes que deben ser atendidos con prioridad, considerando las posibilidades de supervivencia.
Explicado de otra forma: ante la escasez de recursos y emergencia, este concepto sirve para seleccionar a la persona que tiene más posibilidades de sobrevivir. Estas posibilidades son la suma de varios factores como:
A esto le agregaría:
En este escenario: ¿se decidirá salvar al hombre de 30 años debido a que en el expediente no es posible indagar antecedentes como violencia de género?, ¿debería existir este criterio?
Otra variante de esta misma línea reflexiva será la decisión del propio paciente: ¿cabrá la posibilidad de que un paciente menor de 30 ceda su lugar a una persona de mayor edad, y esta determinación sea respetada? ¿Si hay una mayor incidencia de muertes en hombres, se ponderará la vida de las mujeres, ya que ellas tienen mayores posibilidades de sobrevivir?
Nuevamente refiero el enfoque de género e interseccionalidad: hoy más que nunca será de vital importancia reconocer factores como el género además de la relevancia social, comunitaria o familiar del paciente a evaluar. Y por supuesto, convocar a un grupo plural donde el feminismo tiene mucho que aportar.
Por otro lado, la Convención Interamericana Sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores ha sido clara al señalar la relevancia de las y los adultos mayores en la sociedad contemporánea. Este documento fue publicado el 15 de junio de 2015 y entró en vigor el 11 de enero de 2017. Cabe destacar que este instrumento internacional aún no ha sido firmado por México.
¿Qué mecanismos existen para convocar a otras/os expertos que puedan aportar en la definición de mejores criterios en este momento tan complejo? Decidir quién tiene derecho a sobrevivir una vez que se le han asignado los recursos con los que se cuenta.
La misma Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos reconoce que las decisiones relativas a la medicina, las ciencias de la vida y las tecnologías conexas pueden tener repercusiones en los individuos, familias, grupos o comunidades y en la especie humana en su conjunto.
En su Artículo 19, establece las bases para la creación de Comités de Ética, los cuales deben promover y apoyar, a diversos niveles, Comités de Ética Independientes, multidisciplinarios y plurales, con miras a, como lo señala en su inciso C: “Prestar asesoramiento sobre problemas éticos en contextos clínicos.”
Nuevamente, una decisión así, va en detrimento de “la otra vida”. Esto, siempre, representará un problema ético. No obstante, lo importante será que quien lo haga tome en cuenta varios elementos.
Sería equivocado mirar sólo el criterio etário. Y también, sería una decisión catastrófica con repercusiones sociales, psicológicas y por supuesto, éticas. Al día de hoy, especialistas en medicina, bioética y derechos humanos han pedido que este proyecto sea sometido a consulta y revisión por un comité más amplio para tomar las mejores decisiones.
En entrevista con W Radio el destacado médico y experto en bioética Arnoldo Kraus mencionó que ha habido diversos escenarios en los que profesionales de la salud han tomado decisiones basados en el triaje. Quizá, la diferencia es que hoy se abrió el debate público.
Y bueno… me encantaría seguir escribiendo, por ejemplo… de cuidados paliativos. Si la ayuda no llega y tenemos que morir en casa… ¿qué recursos nos harán falta?, ¿cómo se garantizará nuestro derecho a bien morir?, ¿qué tipo de decisiones tomaremos? Ése será otro gran tema: hablar abiertamente de la muerte digna, así como sus alcances y recursos. Hasta la próxima.
Guionista, reportera, radialista. Cubre temas culturales, sexualidad, salud, género y memoria histórica. En sus ratos libres explora el mundo gastronómico y literario. Cofundadora de Periodistas de a Pie.
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