Al analizar las iniciativas del sector empresarial y del gobierno, tres economistas de la UNAM proponen cambiar de paradigma para enfrentar lo que viene
Texto: Daliri Oropeza y Lydiette Carrión
Foto: Duilio Rodríguez
Es la primera vez que una crisis económica mundial proviene de una crisis de salud. Así resume Patricia Rodríguez, doctora y especialista en investigación económica de la UNAM.
La crisis fue provocada por una contradicción dentro del mismo funcionamiento del paradigma de producción, sobre el cual está basado el capitalismo neoliberal. Hay un choque de dos elementos sustanciales que entraron en crisis: la oferta y la demanda.
Al no haber producción, por el confinamiento social ante lo contagioso que es el COVID-19, hay una falta de abastecimiento. Pero, adicionalmente disminuye el consumo ante la ausencia de condiciones económicas para adquirir cualquier bien o servicio. El ciclo producción-consumo está parado.
Pero esta crisis abrupta, no llegó en tiempos boyantes para América Latina. De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de la ONU, la región tiene siete años de crecimiento lento. Y en este contexto llega la pandemia, que conlleva una recesión mundial. La profundización de las crisis no para desde 2008 y 2009, cuando Estados Unidos rescató a la banca mexicana.
“Aunque no se sabe cuánto durará la crisis ni la forma que podría tener la recuperación, cuanto más rápida y contundente sea la respuesta, menores serán los efectos negativos”, afirma Alicia Bárcenas en el informe “América Latina y el Caribe ante la pandemia del COVID-19: Efectos económicos y sociales” (https://www.cepal.org/es/temas/covid-19)
México tiene sus características propias. El presidente Andrés Manuel López Obrador presentó el 5 de abril un informe en el cual da cuenta de las acciones que México ya hace para enfrentar la crisis económica mundial. Por su parte, los empresarios publicaron un desplegado al día siguiente; pidieron implementar más medidas, y publicaron un documento con un plan para 90 días.
Economistas proponen alternativas distintas para generar las salidas económicas que permitan a México sobrellevar la crisis que, de acuerdo con sus cálculos, será profunda y prolongada en el tiempo. Patricia Rodríguez advierte que esto podría significar una especie de Fobaproa si no se toman ciertas medidas preventivas.
Los especialistas parten de dos ejes.
Arturo Huerta es doctor en Economía y profesor de la UNAM. Él asegura que las propuestas del empresariado mexicano buscan preservar sus intereses. Mientras que el gobierno debe considerar que la máxima: “el gobierno recauda lo que gasta” es una política neoliberal.
La doctora Patricia Rodríguez considera que el “el sistema y el modelo neoliberal sí están en crisis». Sin embargo, es en estos momentos de pandemia, en el que se abre la posibilidad de crear algo nuevo.
Ante la crisis, la acción de los gobiernos actúan sobre la base de procesos de prueba y error, de acuerdo con la CEPAL. Por lo cual, la comunicación entre los sectores público y privado que componen los estados se vuelve fundamental para aplanar la curva de la crisis económica.
La doctora Rodríguez y el doctor Huerta coinciden en que hay herramientas que se vuelven fundamentales en estos momentos para aminorar los efectos que conlleva a nivel fiscal y monetaria. Uno de ellos es el incremento del gasto público.
De acuerdo con Arturo Huerta, es momento para incrementar el gasto público y preservar la planta productiva del país y, a su vez gastarlo en favor de la producción nacional. Recuerda que hay países que instrumentan políticas de estímulos fiscales a medianas empresas o manteniendo la planta de empresas con cierto número de personas.
“En un contexto de incertidumbre, el gasto debe ser en favor de la producción nacional para sustituir importaciones”, sugiere el doctor en Economía.
Para poner en contexto, Huerta explica que la realidad económica del país ha demostrado en más de tres décadas, que el libre comercio, la estabilidad cambiaria y la austeridad fiscal “nos han llevado a bajo crecimiento económico, alto desempleo, subempleo, bajos salarios, creciente desigualdad del ingreso, al clima de violencia que padecemos y a que estemos actualmente en recesión”.
Para Huerta, es buen momento para que el gobierno recupere las riendas del Banco de México.
La CEPAL propone que, si Latinoamérica y el Caribe piden préstamos, negocien con la cooperación internacional y los organismos multilaterales que no les cobren intereses o les aplacen los pagos.
Sin embargo, no todos los países están recurriendo a la deuda externa. Hasta ahora los países que han anunciado mecanismos fiscales y deuda son: Francia, Italia, Chile. Pero no es el caso de Brasil, por ejemplo.
En días pasados, el mensaje de López Obrador fue contundente: no buscaría endeudarse con entidades externas. Esto fue muy criticado entre sectores empresariales, sobre todo.
Cuestionado respecto a este punto, el doctor en Economía por la UNAM, Omar Padilla, coincidió también en que la deuda en sí misma no es ni buena ni mala. Sin embargo sí que se deben tomar en consideración muchos aspectos:
“Fundamentalmente la deuda genera compromisos, una serie de compromisos técnicos y políticos, [con estos mecanismos] se fijan estrategias institucionales sobre los países. Dicho esto, si un país se endeuda tiene dos caminos: o la deuda se materializa en materia rentable en estructura productiva del país y se aprovecha, o bien se gasta en gasto corriente, en transferencias monetarias que no son necesariamente productivas”.
“En el caso de México, yo opino que no endeudarse es la mejor decisión [en este momento], considerando que no está claro el panorama internacional. Hay una crisis pero no sabemos de qué dimensiones. No tenemos idea del comportamiento económico mundial, ni de la duración de la pandemia. Ahorita las decisiones son de corto plazo. Necesitas atender lo urgente, como el cierre de negocios, el empleo informal”.
Y agrega: “Tal vez más adelante si la situación mundial se agrava, si Estados Unidos no repunta, si la economía nuestra se sigue afectando por los precios del petróleo”.
“La deuda en sí no es mala. Depende de qué hagas con ella”, coincide Huerta en entrevista telefónica con Pie de Página. Ve con buenos ojos que los préstamos a tasa cero que han recibido países desarrollados afectados por la pandemia.
En ese sentido, Patricia Rodríguez asegura que es el mejor momento para aprovechar la política de cero corrupción del presidente López Obrador y se pueda invertir el dinero de una posible deuda con la suficiente vigilancia de que se ejerza para la que fue contratada.
“Es importante cómo se negocia la deuda, cómo se genera esta deuda, pero más importante es cómo la gastas, si no hay corrupción el gobierno puede generar deuda y canalizarla bien, así aseguras que no haya un nuevo Fobaproa”, asegura la economista.
México ha tomado previsiones en materia económica al respaldar con programas sociales a las poblaciones más vulnerables contra la pandemia como adultos mayores y sectores marginados, y eso lo opone en un buen piso para afrontar la crisis, afirma la CEPAL.
El pasado 5 de abril, López Obrador anunció su plan para el futuro. Incluía dinero directo a algunos sectores vulnerables.
La pandemia aceleró profundamente una crisis mundial, y una crisis y desaceleración regional. Ese es el marco en el que México se encuentra. ¿Cuál sería el mejor camino? Para Omar Padilla, la solución a largo plazo implica un cambio de paradigma. En no depender ni del mercado ni del Estado. «Ninguno garantiza la vida de las personas. La ponen en riesgo. El mercado y el Estado ponen en riesgo la vida de las personas. Justo porque no hay dinero que alcance para esta pandemia».
«Creo que debemos atender iniciativas sociales, locales, iniciativas barriales, regionales. Mirar de abajo hacia arriba. Ahí es donde hay que poner atención. El problema no es si apoyas o no a los empresarios, o si das o no atención a las personas más vulnerables. Lo que sí es que debemos dar un desarrollo local y regional que vaya de abajo hacia arriba».
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