Ciudadanos de sur y norte de Italia se unieron con cantos y tarantelas para romper el silencio invadido por el ruido de las sirenas de las ambulancias, en el segundo país con más contagios de COVID19
Texto y fotos: Cynthia Rdríguez
MILÁN, ITALIA.- Será que el encierro nos cambia… O que los veintidós días en los que hemos escuchado sin parar las palabras «contagiados», «muertos», «coronavirus». A las que luego se sumaron «estar en casa’, “cuarentena” y “epidemia” han tenido que explotar de alguna manera.
Sucedió. La cita fue a las seis de la tarde de un viernes 13 en año bisiesto con plena epidemia por el COVID19. Donde las calles italianas, silenciadas desde hace cinco días, cuando todo el país fue declarado “Zona protegida”, comenzaron a cantar.
Se abrieron las ventanas y los balcones y cada quien, desde ahí, cantó su himno personal y nacional, lo que les salió o inspiró. En solitario o en bola, acompañados y organizando coros improvisados.
Como en la Vía Canónica de Milán, donde los vecinos se unieron para cantar El Mundo, que Jimmy Fontana inmortalizó hace más de 50 años. Pero que sintonizaba perfecto con este momento que ahora se vive en Italia.
“El mundo no se ha parado ni un momento, en el silencio yo me pierdo y no soy nada al verte a ti. El mundo no se ha parado ni un momento, y ese día vendrá…”, cantaron emocionados esos vecinos que normalmente no se encuentran nunca, y que ahora, cada día al abrir las ventanas, están siempre ahí.
O en Vía Scrosati, donde con guitarras, flautas, acordeones y panderos improvisaban la canción de Yo vagabundo, que hiciera famosa un grupo llamado Los Nómadas. Y que habla sobre una ciudad que parece desierto.
Pero no fue sólo Milán. Ciudadanos de sur y norte se unieron a este flashmob organizado en redes de internet con cantos y tarantelas para romper el silencio que, en estos días, es invadido por el ruido de las sirenas de las ambulancias.
Ver las calles finalmente vacías de este país, donde el año pasado llegaron 216 millones de turistas, es impresionante. Desde nuestras casas, nos asombramos con las imágenes que giran en la red o en la televisión: las plazas más famosas del mundo, como Piazza Navona, Piazza San Marco, Piazza della Signoria, Piazza del Duomo, Piazza San Pietro o la Fontana di Trevi, milagrosamente solitarias. Algo nunca imaginado.
Un hueco en el corazón de un país que ha sido sueño de muchos, un destino obligado y un descubrimiento amoroso.
En las calles hay un ambiente extraño. La incertidumbre todavía no abandona los edificios en donde están las casas en las que cada uno esperamos el día que nos digan: “Ya todo pasó. Pueden salir. Controlamos los contagios”.
Pero no ha pasado y también por eso, mientras eso pasa, han sido los niños que han comenzado a colorear y pintar arcoiris por todo el país con un solo mensaje: “Tutto andrá bene” (Todo irá bien). El mensaje que nos repetimos cotidianamente esperando que los contagios no lleguen hasta donde nos hemos encerrado.
Este sábado, por lo pronto, hay otra cita. Al mediodía se dará un aplauso largo, largo, también desde los balcones y ventanas de las casas, para agradecer a los médicos y enfermeras en esta crisis. Total, que un poco de este ruido no hace mal y nos libera el alma.
“Todo estará bien”.
Periodista mexicana radicada en Italia, donde ha sido corresponsal para varios medios. Autora del libro Contacto en Italia. El pacto entre Los Zetas y la '
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